
La exposición Grandes maestros del grabado europeo. Colección del Museo Franz Mayer destaca la importancia plástica e histórica del trabajo que Pieter Brueghel, Albrecht Dürer, Van Dyck, Rembrandt van Rijn, Francisco de Goya y Lucas Cranach, entre otros, realizaron desde finales del siglo XV hasta el XVIII. A través de 96 obras, la muestra da cuenta de la relación entre grabadores e impresores, así como del carácter literario y social de esta disciplina artística.
En conferencia de prensa, Alejandra de la Paz, directora del recinto, destacó que el grabado o estampa jugó un papel importante como medio de difusión y divulgación. “El grabado permitió que se popularizaran ciertos temas históricos, mitológicos, así como las particularidades geográficas o genotípicas de las sociedades para que pudieran ser conocidas por el resto del mundo”.
El grabado, como la posibilidad de multiplicación de la imagen, permitió la democratización del acceso a las imágenes, sus signos y sus significados, añadió. “En el caso de la Nueva España fueron estos grabados los que permitieron que muchos de nuestros artistas pudieran tener modelos que permitieran la recreación de ciertas temáticas como la religiosa”.
La obra que recibe al público es Luxuria, uno de los siete vicios, la cual permite entender el proceso colaborativo con el que se originó la estampa, ya que está firmada por Pieter Brueghel, autor del dibujo; Pieter van der Heyden creador de la placa en la que se imprimía y Hieronymus Cock, el impresor. El curador, Abraham Villavicencio, agregó que “esta obra rinde homenaje a Hieronymus Bosch, El Bosco, ya que coincide en el imaginario del paisaje fantástico, así como en representaciones simbólicas alusivas a la lujuria, que en su gran mayoría eran proverbios del habla popular”.
Esta obra introduce al primer núcleo, de los seis que conforman la exposición, Técnicas del grabado. Materiales y herramientas, el cual explica los dos grandes procesos para elaborar las estampas: la xilografía, que utiliza la madera como soporte y la calcografía, que usa el metal.
En el segundo núcleo: La defensa artística del grabado, se reconoce a los impresores como miembros activos de las sociedades artísticas. “Aquí, podemos apreciar momentos en que los maestros hicieron defensa de su autoría, la cual normalmente era eclipsada por el nombre de los pintores”, destacó el curador.
El grabado y las artes liberales, abarca el trabajo de grabadores que se concibieron a sí mismos como intelectuales. “A lo largo del Renacimiento, pintores, escultores y grabadores buscaron ser comparados con los intelectuales a través de dos rutas: el conocimiento matemático y el conocimiento de los literatos, por lo que su trabajo retoma ciertos elementos de alguno de los campos”.
La representación de la vida cotidiana está compuesta tanto de retratos costumbristas en el que se destaca el carácter psicológico y moral de los personajes; El cuarto núcleo: El tiempo divino, el tiempo humano, muestra parte de la tradición donde la historia sagrada se mezcla con la historia humana. “Hasta finales de la Edad Media y como herencia para el Renacimiento, la historia era entendida como una realización del plan providencial de Dios sobre la tierra. De esta manera, la historia humana se superponía”.
La exposición concluye con Hablar con imágenes, núcleo dedicado a la literatura emblemática, una escritura ideográfica que surgió entre los humanistas italianos como un intento de reinterpretación de la escritura ideográfica egipcia. Éste concluye con Los milagros de la Virgen de Guadalupe de Samuel Stradanus, impresa en la Nueva España “y una de las más tempranas representaciones de la virgen antes de que circulara la versión aparicioncita”.
La exposición estará abierta al público desde hoy hasta el 17 de mayo. De martes a domingo de 10:00 a 17:00 horas. El boleto tiene un costo de 70 pesos.
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