
El libre albedrío se halla en el principio de la emanación, cada alma elige dónde nacer, sus formas y quiénes serán sus procreadores para cumplir con la misión de vida. Hay almas que eligen enseñar el amor en un entorno familiar adverso, otras a salvar una circunstancia o la infinitud de motivos para decidir existir. El alma elige a sus padres a solicitud de la conciencia y sub-conciencia a la supra-conciencia, en un momento de implosión. La elección de los padres radica en si lo aceptan como una contribución al orden cósmico. Igual como a Martin Luther King que no tuvo un sueño, sino que un sueño lo tuvo a él. Para los antiguos griegos el alma elegía un cuerpo y una vida que les posibilitara, por vía del conocimiento, a separar lo puro de lo impuro.
Los niños eligen también sus propios nombres y transmiten esto a sus padres de alguna forma, un nombre resonante con su verdadero Ser, los padres necesitan escuchar los nombres en lugar de escogerlos. Los niños en la actualidad no sólo están más revolucionados, sino que vienen con grandes misiones para resarcir y rectificar la degradación para recuperar el espíritu humano. Desde pequeños cumplen con su cometido al inspirar a los padres a formas de vida que les allanen el camino.
En un nacimiento las funciones dentro de un núcleo familiar y social se transforman y renacen; al nacer un bebé nacen cuatro abuelos que nunca lo habían sido y sólo el nieto lo hace posible, nace una madre, nace un padre, un hermano, un tío, un compadre. Se transforman las prioridades. El ciclo de la vida reinventa a los individuos, los acerca en la integración de una familia. En el nacimiento se resume, en cuestión de segundos: la explosión del big bang, la formación del sistema solar, la evolución de la tierra y la memoria humana hasta el momento del corte del cordón umbilical para que, con el primer aliento de vida, se ilumine el porvenir. En un pensamiento Darwiniano un hijo es la preservación de la especie, en un planteamiento ontológico es la extensión de ser Uno.
El funcionamiento de una familia radica en preservar la libertad de Ser, por ello cambian aceleradamente las tradiciones, dejando en el pasado a los padres en el nacimiento de sus hijos fumando puros en una cantina y de allí convertirse en proveedores, pero emocionalmente ausentes, y las madres como nutricias pero materialmente carentes de poder y dependencia. Los niños de hoy buscan el balance; el equilibrio, donde ambos padres formen parte del proceso de la nutrición y de proveer. Esta ha sido uno de los principales motivos por los que en las últimas décadas han aumentado las llamadas “familias disfuncionales”, las almas no aguantan más los patrones y dogmatismos anacrónicos, en cambio impulsan la reinvención del funcionamiento familiar en libertad, igualdad y verdad.
Esta semana nació mi hija y con ello la exigencia de ser mejor como ser humano en generosidad, paciencia, templanza, prudencia y fortaleza. Su madre, mi compañera, hizo una gran labor de parto; pujó, pujó, pujó y lloró de alegría al tener a su retoño entre sus brazos para darle una amorosa bienvenida; mi reconocimiento a ella y a todas las madres. Gracias a los doctores que con profesionalismo hacen esto todos los días para facilitar recibir la esperanza del mundo. Su nombre es Victoria Aluna traducido como el “triunfo de la energía creadora femenina”, gracias por tu confianza y juro estar a la altura de tal distinción.
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