
En las novelas deportivas, los “analistas olímpicos” aseguran que “los políticos han hecho mierda al deporte”. Hay personajes que buscan encabezados periodísticos con vistosas frases escatológicas cuyas iniciales son David Faitelson. Este sabio erudito de la sociología del deporte, durante una entrevista a uno de esos presuntos responsables de convertir los balones de futbol, el agua de las albercas, los tenis y tacos deportivos, entre otros accesorios, en popo, efusivamente reclama y responsabiliza del fracaso histórico en los Juegos Olímpicos a toda la clase política. No soy abogado de nadie, pero los comentaristas ¿son reflejo de esa expresión?, si ese material lo pesáramos ¿cuántos kilogramos producen estos personajes?, y algunas otras: ¿los políticos fallan los goles?, López Obrador puede ser lo que quieran, pero nunca lo he visto desviar las flechas en el tiro con arco; o tal vez las medallas de Felipe Muñoz en 200 metros pecho (oro) —quien a sus 17 años derrotó al máximo favorito, el ruso Vladimir Kosinsky— y el sargento José Pedraza, quien en los últimos metros aprieta el paso para colgarse una medalla, fueron consecuencia de los gobiernos represores de 1968, pero mejor vamos por partes.
Las victorias. México nunca ha ganado más medallas de las que obtuvo en 1968 cuando fue sede de los Juegos Olímpicos, con nueve metales, la segunda competencia con más victorias fue Londres con siete. En toda la historia, México ha ganado 62, pero ¿sabían que China ganó 88 en su última competencia? Ante estos resultados, ¿acaso la mierda que producen los políticos de otros países con indicadores económicos similares a México no afectan los resultados? El fracaso no se puede medir por la pobreza debido a que hay países como Rumania (301 medallas) Kenia (86 medallas) y Sudáfrica (76 medallas) que tienen atraso e incluso peores problemas que nuestro México lindo y querido y han ganado más medallas olímpicas. ¿No será que el problema tiene que ver con una falta de hambre, pero no alimenticia, sino sed de victoria? (Esteban Román, El Universal).
Los responsables. Lo más sencillo es señalar a los políticos, federaciones y funcionarios que tienen un nulo perfil deportivo, pero que sí tienen experiencia en el intento de apagar todo tipo de incendios mediáticos, que van desde clausurar hoteles y restaurantes, presuntamente a favor de los consumidores, hasta criminalizar a los grupos armados que surgieron por la falta de estado de derecho en el país. Pero en esta historia también se han documentado algunos casos donde la poca transparencia en el uso de recursos por parte de las federaciones y derroche en uniformes y contratos puede darnos una explicación más de los malos resultados.
Financiamiento al deporte. En este proceso olímpico los atletas nacionales de alto rendimiento recibieron en conjunto un monto superior a los 39 millones de pesos (con esta cifra se podrían construir 92 canchas deportivas en los 38 municipios de Coahuila, por ejemplo), además de que el presupuesto total en el ciclo olímpico para las diferentes federaciones y asociaciones ascendió a más de 145 millones (El Economista). El taekwondo, clavados y halterofilia fueron las disciplinas con más recursos. Es mentira que no hay presupuesto para el deporte, en el actual gobierno se han invertido 25 mil millones de pesos, mientras que en el gobierno del “cambio” de Vicente Fox solamente 4 mil 500 millones de pesos, en otras palabras no es un problema de recursos, o será que ¿se sobrevalora y apoya de más a algunos deportes como el futbol y se premia la mediocridad mejor conocida por el “ya merito” o el “le echaron muchas ganas”?, en países de primer mundo como Estados Unidos y China una medalla de bronce no se celebra.
En México hay varios campeones deportivos, pero en los juegos virtuales de Playstation y Xbox, que a la misma velocidad de oprimir botones de su control remoto critican los fracasos de los deportistas. Estos campeones del deporte virtual son parte de los casi 7 de cada 10 mexicanos que apoyan todos los días al sedentarismo y que contribuyen a los problemas de la obesidad en nuestro país. Los pretextos siempre sobrarán, desde las fallas de los jueces, el viento o hasta una lámpara que sacó de concentración a los deportistas para tratar de explicar los resultados desfavorables, que tienen un trasfondo más complejo y que no se reducen a la popo de la clase política. Tal vez el calificativo del comentarista deportivo tenga que embarrarse en los más de 122 millones de malabaristas que les gusta cantar nada más el “Cielito lindo”.
Seguramente en centros deportivos de colonias populares donde la tierra con piedras sustituye el pasto, en ciclopistas donde la seguridad es autogestiva, todos los días haya rostros de alegría y sufrimiento que repliquen el esfuerzo del sargento Pedraza, rostros de soldados de tez morena que sueñan con devorar el tartán de un estadio olímpico y que sueñen con una multitud que se les entregue al rebasar a sus competidores. Muchos malabaristas que como a Pedraza en los primeros metros de competencia les pisen sus zapatos y se rezaguen 40 metros, pero de inmediato borrarán con paso extenuante y firme la meta y que a pocos metros del final rebase a los nuevos Golubnichy y Rudy Haluza. Y a todo esto, ¿el todavía Agente Económico Preponderante de la televisión se ríe de la exclusividad de su homólogo en telecomunicaciones y sus derechos de transmisión de Rio 2016?
#Jap
Académico de la FCPyS-UNAM, del Colegio de Consultores en Imagen Pública y Consultor Político
Copyright © 2016 La Crónica de Hoy .