Escenario

Maquinaria panamericana, Una absurda mirada a la decadencia laboral

Un político dando un discurso
Un político dando un discurso Un político dando un discurso (La Crónica de Hoy)

Maquinaria panamericana es una rareza cautivadora en el cine mexicano de los últimos años. Se trata de una comedia absurda que utiliza el lado más patético del mundo laboral para hacer una reflexión sobre la ausencia de la libertad, sobre la esclavitud como un estado que impide a los seres humanos ser propositivos y, al mismo tiempo, hace una metáfora social, sobre la falta de razonamiento.

El director Joaquín del Paso saca en su ópera prima un trabajo sobresaliente por su planteamiento, pero sobre todo es sorprendente el desarrollo y desenlace. A través de la comedia ácida, el director descubre, en el patetismo, una forma virtuosa de explorar el instinto más primitivo y salvaje del ser humano.

La historia está suspendida en el tiempo, comienza un viernes cualquiera de los años 90 (aunque también parece que ocurre en la actualidad). Todo parece normal en Maquinaria Panamericana S.A., una empresa especializada en la venta y reparación de maquinaria para la construcción y la destrucción. Los empleados ansían el fin de semana y pierden el tiempo en los rituales de oficina que se acostumbran: Toman café, personalizan su cubícu­lo, celebran el cumpleaños de alguien, luchan por ser el empleado del mes…

Sin embargo, ese viernes ocurre una tragedia, don Alejandro, el dueño de la compañía, es encontrado muerto en una bodega de refacciones. El descubrimiento lo cambia todo: descubren la compañía está en quiebra, los trabajadores de la tercera edad no tienen ninguna perspectiva de empleo y nadie recibirá compensación por su trabajo. En un estado de confusión, miedo y tristeza, los trabajadores deciden encerrarse en la compañía.

Sólo hay dos actores profesionales en el elenco de este filme, el resto son personas que trabajan realmente en una zona industrial cerca del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, sin embargo, el director los ha exprimido con mucho talento y ha logrado que en la pantalla se muestren personajes casi buñuelianos (específicamente semejantes al de Ángel exterminador), en un estado onírico cada vez más caótico, con atmósferas que nos hablan de su influencia del cine de David Lynch y con cierta gracia de personajes caricaturizados que serían respetados por los Monty Python o Woody Allen.

El director se introduce en un escenario muy conocido. A través de la figura del “Godín”, como se le conoce popularmente, el cineasta hace una sátira sobre la idiosincrasia mexicana, sobre lo poca ambiciosa que es la clase media y sobre la hipocresía de toda la gente que se esconde en las apariencias. Un poco más a fondo, el valor del tiempo se convierte en un tema fundamental.

El filme cuenta con un diseño de producción destacado, muy bien aprovechado por el quehacer fotográfico de Fredrik Olsson. En el guion hay una habilidad desafiante para crear personajes que no sean replicas ridículas de aquellas comedias que siguen al pie las convenciones del género; aquí la caricaturización obedece a un sentido crítico y a un juego de metáforas.

La música llega al encuadre como una pincelada fantástica, y cada vez que pasa el tiempo la gracia de la historia comienza a tener un tono cada vez más decadente, como se siente en el fondo una sociedad sin aspiraciones. Se trata de un filme mexicano poco común. No es fácil, más bien extraño, y sin duda, fascinante.

Director: Mark Williams (EU, 2016)

El ámbito laboral vuelve a ser factor en este filme. Se trata de la historia de un hombre llamado Dane Jensen (Gerard Butler), un trabajador de una empresa que se dedica a reclutar talentos en Chicago; es un tipo de principios que un día le llega la oportunidad de controlar a la compañía si gana un reto impuesto por su jefe Ed Blackridge (Willem Dafoe). Tiene que vencer a su colega  Lynn Vogel (Alison Brie), pero en realidad, el mayor reto es ser padre de familia, pues un día recibe una llamada que dice que su hijo de 10 años, Ryan (Maxwell Jenkins), ha sido diagnosticado con leucemia y sus prioridades profesionales y las personales comienzan a interferir unas con otras, llevándolo a reevaluar su vida y a darse cuenta de lo que realmente es más importante. Se trata de un filme que si bien mantiene un argumento atractivo y tiene personajes que pueden ofrecer distintos matices dramáticos, falla en una terca obsesión por buscar la lágrima del espectador. Se vuelve una historia convencional, sin el efecto dramático que puede alcanzar.

Director: Aron Lehmann (Alemania, 2015)

No cabe duda que no hay país en el mundo que esté a salvo de la típica comedia de pastelazo. En este caso llega desde Alemania, una comedia oportunista por su tema, moderadamente entretenida por su humor, pero completamente intrascendente. Jörg Geissner trabaja para un banco alemán que va a financiar la construcción de un hospital y una planta energética en Paladiki, una pequeña isla griega. El banco, ante las dudas y recelos que le genera todo lo relacionado con Grecia y los griegos, envía a Jörg a controlar sus inversiones. Éste, al llegar a su destino, se da cuenta que no hay nada construido. Lo que para Jörg comienza como un terrible viaje a un lugar remoto donde todo son problemas y malas noticias, con el paso de los días y el contacto con los habitantes de Paladiki, Jörg cambiará su opinión sobre Grecia y los griegos. Se trata de un filme que tiene un tono cómico parecido al de Ocho apellidos vascos (2014), tiene uno que otro momento divertido, pero sobre todo deja una impresión de oportunismo malintencionado para vender con una bandera mediática. No la vean.

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