
El cineasta mexicano Alonso Ruizpalacios regresó esta semana a la Berlinale, a cuatro años de haber triunfado por su ópera prima Güeros. Esta ocasión su presentación en Alemania fue en la búsqueda del Oso de Oro, que es el máximo galardón y si bien no llegó a obtenerlo, en el palmarés oficial figura con el Oso de Plata al Mejor Guion, por su más reciente filme Museo.
Protagonizada por Gael García Bernal y Leonardo Ortizgris, la trama que dirigió y coescribió Alonso Ruizpalacios junto con Manuel Alcalá, sigue a un par de exestudiantes de veterinaria que robaron 140 piezas del Museo Nacional de Antropología la madrugada del 25 de diciembre de 1985, considerado uno de los mayores atracos registrados en el país y sus intentos por salir sin afectaciones de la situación.
“Esta historia toma lugar en 1985, cuando México sufrió uno de sus peores desastres”, dijo Ruizpalacios al momento de recibir el premio; “treinta y dos años después en el mismo mes tuvimos otro terremoto devastador, después de filmar la película. Quiero dedicar este galardón a todos los mexicanos, porque es en situaciones como ésa cuando demostramos de lo que somos capaces, cuando vamos afuera y nos olvidamos de las promesas de nuestros políticos y lo solucionamos nosotros mismos”, enfatizó el cineasta.
Apenas hace tres días Museo había tenido su estreno mundial y la recepción ya había sido positiva. Gael García Bernal interpreta a Juan Núñez, quien en la vida real fue el autor intelectual y material del robo (llamado Carlos Perches Treviño y detenido el 10 de junio de 1989), así como Leonardo Ortizgris, recreando a Benjamín Wilson (cuyo nombre verdadero era Ramón Sardina García, y al que nunca se le ha capturado).
Mientras los vigilantes festejaban la Navidad, Perches Treviño y Sardina García saltaron la barda metálica de dos metros de altura del museo y entraron a las salas por ductos del aire acondicionado, para entre la una y las cuatro de la madrugada extraer las joyas (casi en su totalidad de La tumba de Palenque, y objetos de oro en la sala Mixteca), metiéndolas en unas maletas. Huyeron en un vochito, refugiándose en la casa de Perches Treviño ubicada en Ciudad Satélite.
“Para la ficción había situaciones que no cuadraban o no funcionaban en el marco narrativo. Entonces nos fuimos tomando licencias. Llegamos a la conclusión de que la cinta debía tomar su propio camino.”
El relato cinematográfico se apartó definitivamente de la historia real “también por la negativa de las familias de los ladrones, porque no quisieron saber nada del filme”. Explica que como Manuel Alcalá, quien ya tenía años con la investigación del pillaje, al principio se acercó a la familia Perches; pero a él, como director, le dijeron que no deseaban tener que ver con la película y que no le iban a proporcionar información. Ruizpalacios sigue:
“Ante esa negativa decidimos que lo mejor era sólo inspirarse en los personajes reales, pero tomando una ruta propia. Además, la historia de los chavos reales está llena de mitos y de invenciones, dependiendo de quien hable sobre ellos. Todo apuntaba a que eso debía ser el espíritu de la cinta, como que correspondía ser una ficción sobre la ficción misma”, concluyó.
OSO DE ORO Y PRESENCIA LATINA EN EL PODIUM. El jurado de la Berlinale, presidido por el director alemán Tom Tykwer, optó por el riesgo al dar su Oso de Oro a la rumana Touch me not y demostró su firme apuesta por los nuevos talentos de América Latina con dos platas para Paraguay, que debutó con Las Herederas, entre ellos Mejor Actriz, y para México, la mencionada Museo.
El premio a Touch me not, de Adina Pintilie, está destinado a sembrar polémica, ya que su estreno desató deserciones del público ante las largas escenas de sexo y sadomasoquismo o los monólogos de seres incapacitados para el tacto humano, pese a no faltarles nada, o impedidos que viven en plenitud su sexualidad.
Por su parte, el Gran Premio del Jurado fue para Twarz, una metáfora sobre la conservadora Polonia actual, de la cineasta Malgorzata Szumowska, ganadora del Oso de Plata al mejor director en 2015.
El Oso de Plata al mejor director fue para el estadounidense Wes Anderson por su segunda incursión en la animación, Isle of Dogs, mientras que el joven francés Anthony Bajon se quedó hoy con el Oso de Plata al mejor actor por interpretar a un joven adicto a las drogas que busca rencauzar su vida en una clínica de desintoxicación en La priére, del francés Cédric Kahn.
La paraguaya Ana Brun no sólo alzó para Las herederas el Oso de Plata a la mejor actriz, sino que además el film de Martinessi fue distinguido con el premio Alfred Bauer a las películas que abren nuevas perspectivas. Apenas ayer había cosechado también el FIPRESCI de la crítica internacional.
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