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Las posibilidades de interacción entre humanos y mamuts tiene que considerar muchas variables, tanto geográficas (clima, tectónica), como biológicos (qué tipo de vegetación y otras especies coexistían). Una propuesta reciente es que la primera relación que pudo tener el ser humano no solo el actual sino todos sus “homo” predecesores- con los probiscidios es la convivencia contemporánea con los mamuts. “Eventualmente, con esa convivencia, también la posibilidad de utilizarlo”, dijo Joaquín Arroyo-Cabrales, investigador del Laboratorio de Arqueozoología “M. en C. Ticul Álvarez Solórzano” en la Subdirección de Laboratorios y Apoyo Académico del INAH.
Durante la conferencia Los mamuts y los humanos: Hipótesis y debates actuales sobre su interacción, impartida en el marco del ciclo “La arqueología hoy” 21-22 de El Colegio Nacional, el experto explicó que se llaman proboscidios a los ejemplares de mamíferos con ciertas características: una trompa, que tiene una gran cantidad de utilidades, tanto para respirar como mover troncos o pelear con otros animales; y dientes incisivos alargados, de gran tamaño, que nosotros llamamos colmillos o defensas. En ese sentido, existen una gran cantidad de especies que nosotros llamamos “mamuts”, cuya existencia se ha probado mediante fósiles, herramientas y piezas de pintura o esculturas.
Si bien se especula entorno a la caza de mamuts, Arroyo-Cabrales señaló que existen pocas evidencias de ello. Desmintió que sea una verdad confirmada la utilización de trampas o armas para cazar a los mamuts y destacó el cuestionamiento que existe sobre la posibilidad de distinguir la caza de la carroñería (“¿hunt or scavenge?”)
“Hay más de 300 sitios en todo el país, la mayoría son hallazgos aislados, un molar o fragmento de hueso. Lo que es real es que la gente siempre reporta a las diferentes entidades académicas o gubernamentales cuando hay proboscidios a diferencia de otros animales de menor talla”.
Destacó dos sitios que han recibido mucha atención por parte de la prensa en los últimos dos años: el proyecto de salvamento iniciado en 2019 y dirigido por Rubén Manzanilla, donde fuera la base área de Santa Lucía; y Tultepec, donde hace un par de años se anunció el hallazgo de 14 individuos en una zona que se consideran posibles trampas. “Desgraciadamente se dio a conocer esto sin la investigación que lo apoyara”, mencionó y agregó que las labores de salvamento e investigación continúan en este sitio.
MUSEO PALEONTOLÓGICO DE SANTA LUCÍA QUINAMETZIN.
Sobre la apertura del museo que se está construyendo en el mismo espacio que el futuro Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, Arroyo-Cabrales indicó que aún no se tiene una fecha oficial, aunque se quiere abrir en dos partes.
“Se quiere que esté a la par de la apertura del aeropuerto. Nos dimos a la tarea de colaborar en el guion académico, se está viendo parte de logística, ya está parte de la infraestructura, se están preparando las salas, y se trata de divulgar todo eso”.
Subrayó la importante decisión, aceptada por la SEDENA, de crear un centro de investigaciones que aloje las colecciones del depósito. “Alojar 40mil huesos de cualquier cosa requiere un gran espacio, pero huesos de mamut requieren espacio gigantesco. Hubo disposición para crear alojamiento de toda la colección, debe haber áreas para que investigadores nacionales e internacionales puedan asistir”, expresó.
También comentó que ha tenido conversaciones con el director del museo del mamut en Hot Springs, Estados Unidos, donde se encuentran más de 150 mamuts –muchos ejemplares completos-, y que éste ha propuesto una hermandad con el museo que se creará en México.
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