Opinión

Pasando aceite

Marielena Hoyo Bastien, una mujer que rompió barreras
Marielena Hoyo Bastien, una mujer que rompió barreras Marielena Hoyo Bastien, una mujer que rompió barreras (La Crónica de Hoy)

Para Peter Singer —filósofo australiano y profesor de Bioética, pero, ser humano mucho más ampliamente reconocido y admirado por su magnífico y compasivo libro titulado LIBERACIÓN ANIMAL— todo lo que está sucediendo alrededor del encierro planetario provocado por el feroz bicho que estamos padeciendo debe tomarse como una magnífica oportunidad para asimilar el nocivo efecto de la explotación de los animales como fuente de alimentación. Que al respecto, deberíamos aprovechar la ocasión para hacer conciencia de que este virus, como otros varios de reciente aparición y ya muy estudiados, han provenido del consumo de animales, pero además, a qué costo agrego yo, dada la forma en que se da tal “aprovechamiento” que por costumbre y hasta placer en ocasiones, incluye crueldad, maltrato y métodos de matanza, que por más que le cuenten a uno que les evitan sufrimiento, eso no sucede. Pensando de esa forma, por lógica nuestra reacción como especie racional debería ser positiva, mas mucho me temo que pese a toda la funesta experiencia será reflexión momentánea que pasará a segundo término en cuanto la rutina regrese, ya que como ningún otro, el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra…

Y, curiosamente, coincidiendo con EL TEMA aunque aterrizándolo más, hace unos días el Dr. José Sarukhán, exrector de la UNAM y ecólogo eminente, sostuvo durante su conferencia titulada Biodiversidad y salud humana (trasmitida desde el sitio de El Colegio Nacional y plasmada en las páginas, de momento solamente virtuales, de La Crónica, por cuenta de Ana Laura Tagle), que “sufrimos de enfermedades provenientes de especies cuyo hábitat destruimos”; que se conocen aproximadamente un mil 415 patógenos que provocan enfermedades al ser humano y que de ese número, ¡OJO! dos tercios provienen de fuente animal. Que el 75 por ciento de los problemas infecciosos que padecemos fueron parte antes de la vida de otras especies animales, señalando de forma particular a los murciélagos que por comportamiento y hábitos son seres que se mueven constantemente de sus zonas silvestres a las urbanas, llevando consigo, además de sus servicios ecológicos como dispersores, contaminación a especies domésticas que posteriormente son consumidas por el humano. Que la interacción entre virus, bacterias, hongos, vectores y hospederos resulta en extremo compleja y por lo tanto complicada de enfrentar, sin omitir señalar puntualmente, para quien lo quiera entender, que México no es un país agrícola sino de vocación forestal, y que la destrucción de bosques, selvas y demás ecosistemas aumenta la trasmisión de agentes patógenos, dado lo cual, allá cada quien. Así también…

En reciente colaboración hice referencia muy preocupante a la difícil situación financiera por la que algunos zoológicos nacionales están atravesando tras el cierre de sus establecimientos al público, pero resulta que esa tragedia, sí, tra-ge-dia económica que los está ahogando, no es asunto solamente local sino de alcance mundial, con afectación preferente sobre las instalaciones privadas, incluso aquellas que se percibían solventes, poniendo a sus administradores en la terrible disyuntiva entre dejar morir de hambre a los animales huéspedes o alimentarlos con otros ejemplares de la población cautiva, obvio, dándole preferencia a los más carismáticos o importantes por estatus y/o genética, práctica que aunque es sabido que en algunas instalaciones es común por economía… no tienen abuela… esta vez fue condición ya anunciada como posibilidad extrema para el zoológico alemán ubicado en la ciudad de Neumünster, desde donde su directora Varena Kaspari la informó como último recurso, pero que aun así no resolverá su situación financiera. Lo anterior sin duda obliga a pensar y repensar varias cosas. Entre ellas que, de llegar el caso, la muerte de quienes alimentarán no podrá ser “humanitaria” por aquello de los químicos que tendrían que usarse. Que posiblemente ni de esa manera los animales serán alimentados con la frecuencia y calidad debidas. Que estos lugares de cautiverio ya no tienen cabida, como no sea exclusivamente para la estricta conservación de especies en vías de extinción y bajo programas financiados a 99 años, como menos. Y, que situación similar o peor estarán viviendo los refugios para perros y gatos, que de por sí sosteniéndose siempre de puro milagro, difícilmente ahora contarán con aportaciones, lo que obliga igualmente a decidirnos sí o sí y guste o no, a frenar totalmente la reproducción y compra-venta de estos animales de compañía, al menos hasta que no haya uno solo en abandono. Tengo más reflexiones pero por hoy ya no más espacio para seguir expresándolas. Abur.

producciones_serengueti@yahoo.com

marielenahoyo8@gmail.com

Copyright © 2020 La Crónica de Hoy .

Lo más relevante en México