Opinión

Pezones delincuentes; pezones activistas

(La Crónica de Hoy)

“La única teta que molesta es la que no se puede comprar”. Tres chicas toman el sol en toples en una playa argentina. Llega un grupo de policías a pedirles que se cubran los senos o las llevan presas. Las jóvenes argumentan que todas las personas tienen tetas y están en todo su derecho de mostrarlas, como todos los hombres que hay en el lugar.  Luego de unos minutos, arriba un operativo policiaco completo para amedrentarlas. 

El otro momento, cuando uno de los espectadores le grita a una de las mujeres: “entiende, no puedes estar exhibiéndote”. El sujeto que alega de forma agresiva no trae tampoco ningún sujetador, top o prenda que le cubra los pezones o pectorales ¿Él también es un exhibicionista?

Al parecer no. Los hombres pueden mostrar los pezones. Las mujeres no. Ellas son indecentes, busconas y atentan contra los “buenos valores”. Ese sistema moralino hipócrita que hipersexualiza el cuerpo, sobre todo femenino, y lo convierte en un objeto que comercializa de diferentes maneras, también estigmatiza áreas específicas para un género, pero no de igual forma para el otro.

Hasta los que se consideran más progres y libertarios, como Mark Zuckerberg, están en contra de los pezones. Tanto Facebook e Instagram restringen y eliminan las imágenes que muestran pezones femeninos. No los masculinos. Sólo se pueden mostrar los senos completos si las mujeres están dando pecho,  se practicaron alguna mastectomía o si son retratos de pinturas, esculturas u obras de arte clásicas. Las fotografías de propuestas artísticas contemporáneas requieren pasar por revisión, en la mayoría de los casos son eliminadas y los usuarios pueden ser bloqueados.  A partir de la censura de la red social más importante, se creó un movimiento para exigirle quitar la restricción a los pezones femeninos.

El cuerpo es una herramienta de protesta. Exigir que una mujer tenga el mismo derecho de estar con el torso desnudo en determinados contextos y lugares, igual que un hombre, no es superficial. Es evidenciar el sistema cultural que norma de forma desigual. Es parte de un problema mucho mayor que se traduce en distintas formas de violencia contra las mujeres.

Incluso, por eso en algunos grupos —como Femen, el polémico movimiento surgido en Ucrania, donde las mujeres protestan con consignas pintadas en el dorso desnudo o en las marchas feministas— las mujeres usan sus cuerpos como herramienta de lucha. Ese cuerpo que vive todos los días violencias, prejuicios y estereotipos.

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