
En el 2016, se habían cumplido siete años desde que Orishas, la revolucionaria banda cubana de hip hop había puesto un freno a su historia. Los mismos años en que los integrantes habían visto pasar el éxito de la música urbana latinoamericana en todo el mundo: “Lo que sucede ahora con la música latina es brutal. Hace años era insoñable.
¿Cómo es posible que Orishas no esté aquí, cuando nosotros fuimos parte fundamental de esta explosión?”, se preguntó, Yotuel Romero, uno de sus miembros fundadores.
“Fuimos los precursores de fusionar la música cubana con el hip hop, y nos decían en La Habana que algunas de las canciones que suenan ahora como novedad, les recuerdan a lo que hacíamos nosotros hace 20 años”, recordó el cantante, en entrevista con Crónica previa a su presentación de este 30 de mayo en el Pabellón Cuervo, que marca su regreso a México.
Para que ocurriera su reunión tuvieron que elegir reiniciar su camino, lejos de las casas disqueras, “monté mi propia compañía con mi dinero, y me di el lujo de firmar a Orishas. Llamé a Ruzzo y a Roldán y les dije que debíamos arrancar a Orishas hacia otra dirección. Ellos me dijeron: ‘Llevamos esperando esta llamada desde hace siete años’”, dijo Yotuel.
Así se reencontraron los músicos que dieron vida a esa fusión de ritmos cubanos con el hip hop que nació en Francia, cuando, en 1999, Yotuel e Hiram Riverí Medina (Ruzzo), quienes estaban de intercambio escolar en París, se unieron a Roldán González y a Flaco-Pro (el productor francés, el único que no forma parte de este regreso). Después de una década de gloria con discos como Emigrante, El Kilo y Cosita buena, la banda se separó.
“La razón de la ruptura fue la inmadurez, porque creímos que Orishas funcionaba por diferentes lados; porque en ese momento de éxito nos empezaron a llegar propuestas y comentarios para lanzarnos de solistas y eso fue un gusanito que entraba y salía, eso nos segó la consciencia de lo que habíamos creado”, comentó Yotuel.
Durante los tiempos ausentes, los músicos tuvieron sus propios proyectos. Roldán trabajó con artistas independientes, “pero no de gran magnitud”; Ruzzo “montó un grupo que giraba por festivales alternativos”, y Yotuel fue el que mayor fortuna tuvo, como productor y compositor de cantantes como Ricky Martin, a quien le dio el éxito de “La mordidita”, y luego con otros como Chayanne y Diego Torres.
Todos viendo como los latinos triunfaban en el mundo: “Lo que pasa con la música urbana hoy en día es una bendición, porque ha sido un género que ninguna compañía había apoyado desde el inicio. Las compañías se suman cuando el artista es grande, pero los que hicieron que funcionara fueron los propios artistas urbanos, desde los inicios con Orishas, Tego Calderón o Daddy Yankee, o los nuevos con Bad Bunny o J Balvin. Es un mérito que no se le puede quitar”, destacó Yotuel.
Sin embargo, la reunión de Orishas también tiene un propósito que es el de dar un mensaje contundente, pues aunque los ritmos urbanos suenan con fuerza aún falta consolidar el momento, específicamente se refiere al reguetón, que es el género de moda, al que no satanizan, como a sus exponentes:
“Si el reguetón es bueno o malo es otra cosa. Pasa en todos los géneros. Residente nos lo dejó muy claro con Calle 13, que se puede hacer un buen reguetón con una calidad de pluma, con buena letra; como decimos en Cuba, ‘Lo cortés no quita lo valiente’. No debemos satanizar el reguetón, sino a los artistas. Ahí está la gran diferencia. He escuchado muchas canciones malas de rancheras, de rock, de corridos o pop, pero también buenas. Al final, los artistas deciden qué plasmar”, dijo.
“Creo que en la música urbana hay mucho más. Lo que pasa es que también se está estancando, hay muchas cosas prefabricadas y muchas fórmulas. Es como en la comida, es mucho más fácil imitar una hamburguesa de McDonalds, que imitar un buen taco al pastor. Yo me quedo con el taco al pastor, el ceviche y la buena arepa, con lo gourmet de lo latino, que sé que está por venir. Está por llegar lo más exquisito de la música latina, con otro sabor”, añadió.
De ahí la premisa de su más reciente disco Gourmet, que es el resultado de recolectar los mejores ingredientes musicales “y hacer este plato de comida que sólo es para buen paladar”. La placa incluye 14 canciones y colaboraciones con reconocidos artistas internacionales, entre ellos, el colombiano Silvestre Dangond, el venezolano Franco de Vita, los españoles Melendi y Beatriz Luengo, la mexicana Lila Downs y el pianista Chucho Valdés.
“Me gustaría que lo que vive ahora en la música latina, ocurriera lo mismo que está pasando en el cine latinoamericano; que películas como Roma, directores como Guillermo del Toro o Pablo Larraín, que le dan una proyección importante a la identidad latina, se reinventen en la música. Quiero que empiece a florecer el otro lado del movimiento urbano, el que sea mejor elaborado, mejor escrito, mejor musicalmente, que sea el más gourmet y exquisito, como lo es en el cine”, enfatizó.
“Triunfos como los de Roma, son importantes a nivel mentalidad, porque Cuarón de seguro tuvo para elegir mil propuestas diferentes en cine comercial, que le dieran mucho más dinero, pero él tenía un mensaje mucho más allá de eso y quiso mostrar un mensaje de su identidad. A eso aspira Orishas, a contar nuestras propias historias con calidad”, agregó.
Finalmente, afirma que su regreso no es fortuito, “preparamos un disco nuevo que sale en el 2020, que resume nuestra historia. La meta es seguir haciendo buena música porque estamos más vivos que nunca”, concluyó.
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