
Sin literatura no hay historia, pues ésta le brinda la maravillosa y enorme posibilidad de regodearse con sensaciones, pensamientos y lógica, señaló el autor Benito Taibo durante la videocharla La novela histórica y otros demonios que ofreció junto al escritor Alejandro Rosas en el marco de la Feria Internacional del Libro de Monterrey 2020.
“La novela histórica brinda al lector la posibilidad de vivir el momento con los personajes, aunque éste sepa qué es lo que va a pasar, es decir, este género tiene un resquicio de luz que viene acompañado por la literatura”.
Alejandro Rosas destacó que para escribir la historia, aun siendo un profesional en la materia, es necesario tener una buena pluma, tal como lo hizo John Steinbeck con el libro Las viñas de la ira. “Que sea literatura, no un ensayo académico, acartonado y monográfico”.
“El fundamento de este tipo de novela es que la goces como si no fuese histórica ya que este género literario no es para aprender historia, sino para desatar la curiosidad sobre cierto personaje o época e irse posteriormente a la historiografía”.
En ese sentido, Benito Taibo cuestionó si la novela histórica tiene que ser absolutamente precisa y sostuvo que mientras se mantenga el contexto histórico alrededor de los personajes, el autor no tiene que ser tan puntilloso.
A lo anterior, Alejandro Rosas añadió que el escritor debe mantenerse lo más cerca posible a la historia, es decir, no puede cambiar hechos concretos, objetivos y comprobables. “No debes matar a Madero en otro lugar que no sea la parte posterior de Lecumberri”.
No obstante, resaltó la importancia de realizar una investigación profunda pues “el escritor no se debe lanzar al ruedo sin haberse empapado del periodo sobre el que va a escribir porque entonces cae en anacronismos de cosas cotidianas”.
“Es fácil caer en imprecisiones porque la trama va jugando, llevándote y poniéndote millones de trampas dentro de la cabeza, aunque hay anacronismos que no le quitan verosimilitud, potencia ni fuerza a la novela”, puntualizó Taibo.
Uno de los ejercicios magistrales de la novela mexicana es Martín Luis Guzmán con La sombra del Caudillo, afirmaron. “Lo increíble es que él agarra el hecho histórico tal cual, pero lo novela y cambia los nombres”, expresó Alejandro Rosas.
Taibo complementó esta idea destacando que Martín Luis Guzmán tenía una pluma impresionante, tanto que el libro estuvo semiprohibido, mientras que la película sí fue prohibida por más de 40 años. “El verdadero mérito de La sombra del caudillo es que exhibe las razones del poder, es decir, no importan los nombres de aquellos que cometieron las tropelías, sino los excesos del poder cometidos por el incipiente PNR, que después se convirtió en la institución que nos llevó al desfiladero”.
“A la Historia, en mayúscula, hay que contarla con historias en minúscula porque si no es larga, compleja y aburrida”, añadió Taibo y señaló que a lo largo de su vida ha leído numerosos ensayos densos, crípticos, farragosos y llenos de anotaciones que terminan hartando al lector. “Un buen libro de historia se tiene que leer como una buena novela”
En este punto, cuestionó ¿qué importa más, la historia general o la particular de algún personaje? A lo cual dijo, el escritor es libre de jugar con ambas. “Puedes ver el bosque desde el árbol o el árbol desde el bosque. El vendedor de silencios de Enrique Serna sobre Carlos Denegri es espectacular y parte de la historia de este siniestro personaje para contar el mundo de la política, periodismo y economía de México en las décadas de los 40, 50 y 60”.
Rosas explicó que anteriormente los personajes importantes aparecían como parte de la órbita alrededor de un planeta central que era la ficción, no obstante, en los últimos años los escritores han novelado la vida de los grandes protagonistas de la historia. “En lo personal no haría la novela de Madero, sino que montaría en el maderismo una historia de ficción donde Madero tenga apariciones incidentales”
En ese sentido, añadió la novela historia tiene un sesgo ideológico por parte del autor. “La objetividad no existe, por más que nos vendan esa idea, siempre se va a reflejar el pensamiento, formación y lecturas de quien la escribe. Por ello se necesita que el lector sea lo suficientemente crítico para poder leer y separar lo que hay en el texto para que así pueda quedarse con lo que él quiera”.
“La novela es un género literario y nunca sabremos en qué momento el autor decide lanzarse, por sus pistolas, a contar un episodio que jamás pasó en la vida real”. Rosas explicó que esta aventura del escritor nos introduce de manera amable a la historia, pero que siempre dependerá del lector buscar en la historiografía aquello que le haya interesado y verdaderamente aprender de la historia de su fuente primaria.
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