
Clara es viuda. Tiene 65 años y es la última residente de Aquarius, un edificio originalmente de dos pisos, construido en 1940 en la Avenida Boa Viagem, una zona de clase alta junto al mar en Recife. Disfruta de su retiro en la playa, mantiene su prestigio como crítica de música y le gusta disfrutar de su soledad, de la eventual compañía de sus hijos, las salidas con amigas, el sexo ocasional y los recuerdos de su apartamento.
La vida de Clara parece de ensueño hasta que la alcanza la voracidad inmobiliaria. Los tiempos en los que importa más construir negocios. Todos los departamentos vecinos ya han sido comprados por una compañía que tiene otros planes para ese lote, menos ella que defenderá a capa y espada el lugar en el que creó algunas de las memorias más importantes de su vida.
La encargada de dar vida a la historia de Clara es Sonia Braga, para la película Aquarius, el segundo largometraje de ficción de Kleber Mendonça Filho. Poco se habría imaginado Sonia Braga, que a los 65 años hubiera llegado el personaje más importante de su carrera:
“Ella es una persona común: tiene un nieto, su propia vida, sexo, sale con amigas, sale a bailar, pero si algo pasa que le quiera cambiar su vida para el beneficio de una institución que solo ve por sus intereses, es cuando ella saca el carácter y fortaleza”, comentó Sonia Braga, en entrevista con Crónica, en el marco de la celebración de la tercera entrega del Premio de Cine Iberoamericano Fénix, en donde ganó la estatuilla a la Mejor Actriz.
“Pienso que a la película es local, pero infelizmente el tema es mundial. Para todos los lados a donde llevamos el filme nos hablan de lo mismo: la destrucción de edificios por nada, la riqueza por nada, la pobreza que aumenta en algunos lados. Es una infelicidad de la que hoy en día aún estamos hablando en cuestiones sociales, hay una marcada diferencia en el tema de la desigualdad y es lamentable que algunos tengan riqueza descontrolada por nada y por encima de los recuerdos de otros”, expresó la actriz
Sonia Braga pasó por la alfombra roja con un elegante vestido negro ajustado a su figura con un leve escote y una sonrisa con la que mostraba el porte de una mujer por la que los años pasaron como viento fresco. Aún conserva mucha de la sensualidad por la que fue considerada símbolo erótico de los años 70 y 80, cuando personificó en el cine y la pantalla chica a algunos de los personajes de las novelas del escritor Jorge Amado.
Primero en 1975 interpretó a Gabriela, inspirada en la novela del mismo nombre del escritor brasileño. Ese papel le valió su primer reconocimiento de importancia y alcanzar la fama en todo Brasil. Un año después fue elegida para protagonizar la película erótica Doña Flor y sus dos maridos, de Bruno Barreto, que también se basaba en una novela de Jorge Amado. Desde entonces se consolidó como un símbolo sexual de su país y comenzó a ser reconocida internacionalmente.
En 1983 volvió a interpretar a Gabriela, el personaje que le otorgara la fama en su país, pero esta vez en una versión cinematográfica y teniendo como compañero a Marcello Mastroianni. En 1984 posó desnuda para la célebre revista norteamericana Playboy, catapultándose no solo como sex symbol nacional sino como paradigma de la sensualidad brasileña en todo el mundo.
La creciente fama internacional y su interpretación junto a Mastroianni le valió llegar a Hollywood y ser convocada en 1985 para participar de El beso de la mujer araña, por la cual fue nominada a los premios Globos de Oro. Comenzó entonces una carrera en Hollywood que dejó varias actuaciones suyas en importantes películas. En ese lapso contrajo relación con el actor y director Robert Redford.
Desde entonces mantuvo una trayectoria que se movía entre proyectos de cine independiente y la televisión con participaciones especiales como en Sex & the city, Alias o CSI: Miami. Fue dirigida por el mexicano Luis Mandoki y recientemente se unió al elenco de la serie Luke Cage, para Netflix. Sin embargo la consagración de su carrera se dio este 2015 con el personaje de Clara en Aquarius, por el cual la crítica de cine exigía el Premio a la Mejor Actriz en Cannes. Hoy la brasileña celebra su más grande éxito.
“Clara es un personaje hecho para verse en una pantalla, pero también está hecho para que la audiencia refleje lo que siente. Construimos el personaje para que Clara fuera lo que el espectador le haga sentir. Con esta película le damos al espectador la libertad de pensar y definir quién es esa mujer y por qué hacerla tan resistente”, destacó en la charla.
Finalmente, agradeció formar parte de un momento cinematográfico importante para la historia de Latinoamérica, que le recuerda a otros tiempos de gloria: “El cine latinoamericano es cada vez más visto en todos lados. Eso me recuerda a aquella época de los años 60, cuando en Brasil se dio el Cinema Novo en que las películas fueron muy importantes para muchas generaciones de directores de cine”, comentó.
Sin embargo, “a pesar de que vivimos tiempos en los que en el mundo valoran muy bien lo que hacen los latinos, no podemos ignorar que también son los tiempos más difíciles para poder llegar a la gente; necesitamos hacer algo para que nos vean, para que vean nuestras historias, y para que ese boleto de cine que comprarán sea pensado y tengan la oportunidad de ver la película que desean y no la que les impone la cartelera o la publicidad”, concluyó la actriz, quien cerrará el año en su casa de Estados Unidos, posiblemente disfrutará la playa y mantendrá su vida fuerte, como su personaje de Clara.
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