Opinión

Una convención a la altura de Chuck Norris

El sueño húmedo de cualquier estadunidense que se considere un verdadero “macho-alfa patriota” es convertirse en Chuck Norris, ese actor tan asociado a las armas y los tiroteos que es conocido porque “dona sangre frecuentemente… sólo que no la suya”.

Javier Bardem, actor español ganador de un Oscar
Javier Bardem, actor español ganador de un Oscar Javier Bardem, actor español ganador de un Oscar (La Crónica de Hoy)

El sueño húmedo de cualquier estadunidense que se considere un verdadero “macho-alfa patriota” es convertirse en Chuck Norris, ese actor tan asociado a las armas y los tiroteos que es conocido porque “dona sangre frecuentemente… sólo que no la suya”.

Pues bien, lo más cercano que los seguidores de Chuck Norris pueden encontrar estos días acaba de ser nominado candidato presidencial republicano durante la Convención Nacional de Cleveland. Los asistentes a dicho cónclave vieron su sueño cumplido con Trump, al que consideran la mejor garantía de que Estados Unidos va a seguir derramando por muchos años litros de sangre ajena. No se equivocan. Prueba de ello son las estrictas normas impuestas por el Partido Republicano para acercarse al recinto, que prohíben portar latas de comida, pelotas de tenis o pistolas de juguete, pero permiten las armas de fuego. Por eso se vieron ayer y el lunes muchos aspirantes a “chucknorris” paseando con sus fusiles de asalto dentro y fuera del recinto.

Mientras tanto, el “circo de Trump” abrió el lunes con un espectáculo digno de Nerón, en donde el vulgo clamaba que metieran en la cárcel a Hillary Clinton. “¡Enciérrenla, enciérrenla!”, gritaban. En paralelo, el congresista Steve King respondía a la pregunta de los periodistas sobre la presencia casi absoluta de blancos, con una reflexión sobre “el bien que han hecho los blancos para el progreso de la humanidad y lo poco que han hecho los otros subgrupos”. Por cierto, uno de los pocos representantes de los otros “subgrupos”, el ex aspirante negro Ben Johnson, dijo que Hillary era “Lucifer”.

Con semejante público y semejante nivel entre los legisladores partidarios de Trump, no es de extrañar que los dirigentes moderados del Partido, como los ex candidatos presidenciales John McCain y Mitt Romney, o todo el clan Bush, se mueran de vergüenza ajena y se nieguen a participar en el espectáculo.

Sin embargo, lo peor no es solo el nivel irreconocible a donde ha caído el partido de Abraham Lincoln y Ronald Reagan, o la vulgaridad de sus simpatizantes, que se llevan de recuerdo a sus familiares playeras donde ponen que “Hillary chupa, pero no como Monica”, sino la maquinaria que ya se ha puesto en marcha para que Ivanka, la hija de Trump, suceda a su padre en 2024, cuando éste haya completado sus dos mandatos de ocho años.

Así que, váyanse preparando. Lo que vimos en solo dos días de cónclave en Cleveland es un breve ensayo de lo que veremos a partir de enero del año que viene si Trump gana las elecciones en noviembre.

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