Cultura

Vestigios del Acueducto de Santa Fe se conservan en la residencia de Los Pinos

Historia. El acueducto, construido en el siglo XVI y que iba de Cuajimalpa al Zócalo, estuvo en funcionamiento durante cuatro siglos. En la residencia oficial se encuentran diez de sus arcos y, de convertirse en espacio cultural, podrían ser visitados por el público

Arco de entrada a una finca rústica
Arco de entrada a una finca rústica Arco de entrada a una finca rústica (La Crónica de Hoy)

Parte de los vestigios del Acueducto de Santa Fe, una construcción hidráulica del siglo XVI que corría de Cuajimalpa al Zócalo capitalino y que tuvo una vida útil durante cuatro siglos, se ubican al interior de la Residencia Oficial de Los Pinos. De acuerdo con documentos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) entregados a Crónica, dentro de la casa presidencial existen diez arcos que tras el anuncio del virtual presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, de convertir Los Pinos en espacio cultural, esta arquería podría ser apreciada por cualquier persona.

En la ficha 25564 del Catálogo Nacional de Monumento Histórico Inmueble, el INAH explica que en la primera sección del Bosque de Chapultepec, en la esquina de las calles Molino del Rey s/n y Calzada del Río, Ciudad de México, “sede actual de la Residencia presidencial de los Pinos, se conserva una sección del acueducto histórico de Santa Fe que data del siglo XVI”.

Este conjunto arquitectónico que dejó de funcionar en 1870, añade, tiene un actual uso de ornato, “aproximadamente en los años ochenta se le retiraron los aplanados, lo que permite observar la mampostería de piedra braza de los muros de vara y media de espesor (1.20 mts) y los arcos de medio punto realizados con sillares de cantera, en un tramo de 65 metros aproximadamente”.

La historiadora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Raquel Pineda Mendoza, explica en entrevista que el Acueducto de Santa Fe fue construido en total por 139 personas, cuya nómina comenzó en las fechas de 1454-1466 con el rey Texcoco, Nezahualcóyotl y terminó en 1870 cuando el ingeniero Miguel Bustamante fue comisionado para reconocer las obras de derrumbe de las arquerías.

“Tuvimos dos acueductos, el de Santa Fe y el de Chapultepec. En un principio el agua salió de Chapultepec pero la demanda del líquido aumentó y se propuso sacar agua de los manantiales de Santa Fe, fue así que se construyó un acueducto que pasaba por Chapultepec hasta llegar al Palacio de Bellas Artes. Por eso mucha gente confunde el Acueducto de Santa Fe con el de Chapultepec”, precisa.

En el libro Origen, vida y muerte del Acueducto de Santa Fe, escrito por Pineda Mendoza, la historiadora señala que uno de los sitios donde mejor se conserva un fragmento de arquería es la Residencia Oficial de Los Pinos, ya que ahí los arcos son parte de la barda de la casa del Presidente.

La experta detalla que en el siglo XVII, el arquitecto Cristóbal Medina registró 1060 arcos entre Chapultepec y la entrada a la Ciudad, en cambio, el cronista San Diego, contabilizó 900. En ese tenor, el cronista Fray Baltasar Medina escribió que la arquería era de “arcos de ocho varas de ancho, seis de alto, una vara y tres de cuartas de grueso”.

Eso, interpreta Pineda Mendoza, equivale a 6.704 metros, es decir, el primer tramo de arquería de Santa Fe medía cerca de 1.073 km de largo.

“El Acueducto de Santa Fe tuvo una vida útil de más o menos cuatro siglos. De éstos, la arquería propiamente dicha funcionó íntegra, es decir, sin mutilaciones, casi doscientos años, durante los cuales fue objeto de reconocimientos por peritos, de reparaciones y reconstrucciones parciales”, indica.

La historiadora señala que el primer canal de mampostería del acueducto fue construido bajo la dirección de Nezahualcóyotl, después, en el XVI el virrey Luis de Velasco y el Ayuntamiento de la Ciudad de México iniciaron negociaciones para comprar el bosque y los caudales de agua del pueblo de Santa Fe, hecho que se concretó en 1563.

En esa época, Santa Fe no pertenecía a la Ciudad de México, detalla Pineda Mendoza, ya que el fundador de ese pueblo fue Vasco de Quiroga, obispo de Michoacán, pero tras su muerte, el Ayuntamiento local pidió que esas tierras —hoy pertenecientes a las alcaldías Álvaro Obregón y Cuajimalpa— quedaran bajo la jurisdicción de la ciudad, incluidos sus manantiales.

Después de varias negativas, en 1572 el virrey Martín Enríquez de Almanza aprobó la construcción de un acueducto sobre arquería para hacer llegar el agua de Santa Fe hasta la falda norte del Cerro de Chapultepec, trabajos que se prolongaron hasta 1620.

“En 1620, la caja repartidora del recién concluido Acueducto de Santa Fe comenzó a distribuir agua a la parte norte y centro de la Ciudad de México, mientras que la parte sur siguió recibiendo la de Chapultepec. Casi un siglo después, en 1710, el arca distribuidora abastecía a dos terceras partes del total de vecinos capitalinos. Hacia 1750 el acueducto proveía a siete fuentes públicas y a ciento ochenta particulares”, indica la experta.

Pero las necesidades urbanas del líquido incrementaron por lo que en 1786 se incorporaron las aguas de Santa Fe a las de los Leones y el Desierto. “Se entiende que en 1908 el agua de Santa Fe y sus agregados dejó de utilizarse en la capital, para consumo se trajo la de Xochimilco”.

Dichas labores comprendieron: limpieza superficial para eliminar suciedad, retiro y fumigación de vegetación, consolidación estructural de grietas, rejunteo parcial de elementos de cantera, reintegración de piezas faltantes de tapa de cantera y aplicación de hidrofugante sobre los arcos de cantera.

*Av. De las Carreteras 180, Colinas del Sur. Muro que hoy se usa como puente peatonal.

*Acueducto No. 83, Lomas de Santa Fe. Hay 13 arcos que se usan como barda.

*Constituyentes s/n, Santa Fe, Campo Militar 1F. Hay un arco con una placa de cantera que data de 1773.

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