
Algunos afirman categóricamente que es cuestión de tiempo, y quizá no falte mucho, para que seamos testigos de como la inteligencia artificial se vuelva más capaz que los seres humanos, intelectualmente hablando. A lo largo de la historia de la humanidad unos cuantos científicos se han esforzado por desarrollar esta disciplina que tiene la capacidad de crear programas informáticos, que puede llevar a cabo operaciones comparables a las que realiza la mente humana. El aprendizaje o el razonamiento lógico será totalmente independiente a nosotros y podría tomar sus propias decisiones. Nuestra creación podría jugar a ser Dios con nosotros, ya que de acuerdo con diversos expertos se convertirá en el ente más inteligente en el planeta Tierra. ¿Cuáles serán las decisiones que tomaría la IA respecto a nosotros?, ¿nos daría el mismo trato que los hombres les hemos dado a los animales y demás seres sintientes?
La semana pasada en un diario de circulación nacional fue publicada una nota que mencionaba que en China un grupo de científicos descubrió que la IA cruzaba un “límite peligroso”, al aprender a replicarse sin ayuda humana. En 2017, Facebook tuvo que desconectar a dos robots bautizados como Bob y Alice, tras descubrir que habían creado un lenguaje propio, incomprensible para los seres humanos. De acuerdo con Elon Musk: «Es cada vez más probable que la IA supere la inteligencia de cualquier ser humano para fines de 2025». Además, pronostica que para 2027 o 2028, la inteligencia artificial podría haber superado a toda la humanidad en conjunto.
Mientras que otros especialistas que consideran que todavía falta bastante tiempo para que la IA supere en capacidad intelectual a la humanidad. Hay quienes creen que podría desarrollarse en este siglo. Sin embargo, su llegada y sus implicaciones siguen siendo inciertas. La inteligencia artificial presenta tanto riesgos como oportunidades, actualmente es real la pérdida de empleos debido a la automatización, la creación de sistemas sesgados o discriminatorios y la amenaza de ciberataques avanzados. Por otro lado, las oportunidades incluyen mejoras significativas en la salud, la educación, la eficiencia energética y la resolución de problemas complejos. Si se gestiona adecuadamente, la IA puede ser un motor de progreso y bienestar global.
¿La IA cometerá faltas a su ética tal como lo hacemos los seres humanos? La ética de la IA es el conjunto de valores y principios que guían el desarrollo y su uso. Su objetivo es que la IA sea justa, transparente, segura y responsable. Algunos de los principios son: responsabilidad algorítmica, transparencia, privacidad, justicia social, equidad y seguridad. Pese a que ha habido múltiples intentos por crear comités internacionales de supervisión de la IA o generar un estándar de reglas y protocolos de actuación y programación, no se ha podido llegar a un consenso. Si queremos ser nosotros los que regulemos el actuar de la IA y que no sea la IA la que defina sus límites, es necesario que se lleguen a estos acuerdos lo más pronto posible.
El escritor español Jorge Carrión, en su novela «Membrana» planteó que en el 2100 la humanidad estará prácticamente extinta y será la propia IA la que inaugurará el Museo del Siglo XXI. En un pequeño lugar, arrumbado, se encuentra atrapado el último ser humano. Mientras los lectores recorren el sitio y se encuentran con objetos que fueron importantes para los humanos como la imprenta de Gutenberg o la primera computadora, es que comprenden que como especie fracasamos en hacer del mundo un mejor lugar y que por ende nuestras creaciones incluida la IA están condenadas a la autodestrucción. ¿Ese será el final que nos espera?