
Trabajar en el Banco de México puede considerarse una verdadera fortuna. El Instituto Central es uno de esos lugares para trabajar con el que sueñan economistas de todas las universidades. Para los abogados también es una aspiración. Alguna vez escuché la historia de un estudiante de leyes que durante muchos años soñó con integrarse a las filas del banco central. Hoy forma parte del Banco de México. Lo logró. Seguro de gastos médicos, créditos para vivienda, salarios muy decentes, financiamiento de estudios de posgrado, bonos y, por supuesto, las pensiones, han transformado al Banco de México en un verdadero sueño en materia laboral que no todos pueden alcanzar.
Les cuento que los integrantes de la Junta de Gobierno del Banco de México no se consideran empleados del Instituto Central, lo cual abona a su autonomía. Así que, las y los economistas que dejan las filas del máximo órgano de decisiones del Banco de México, lo hacen sin contar con las maravillosas pensiones para personajes como el ex presidente Ernesto Zedillo Ponce de León y el ex secretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz, ambos con domicilios fuera del país y que forman parte del Top Ten de las pensiones más altas que garantiza el Banco de México. Año con año, por cierto, estas pensiones se actualizan y aumentan. Ellos sí fueron empleados del Banco de México.
Anote usted: A sus 92 años, el ex gobernador del Banco de México – el primer gobernador del Instituto Central autónomo – recibe una pensión equivalente a 397 mil 605 pesos; la pensión de José Francisco Gil Díaz, avecinado en Madrid, suma los 346 mil 414 mil pesos, le sigue Jesús Marcos Yacamán con 258 mil 441 pesos. Por sólo mencionar algunos de los integrantes del Top Ten de las pensiones del Banco de México. En este grupo se encuentra el ex presidente Zedillo con más de 144 mil pesos al mes que es sólo la mitad del monto que recibe Gil Díaz, según información pública del Banco de México.
Zedillo, con todo y sus estudios de maestría y doctorado en universidades estadounidenses, así como su trabajo en otras dependencias del gobierno federal, incluyendo su cargo como primer mandatario, logró esta pensión con el Banco de México porque obtuvo permisos y licencias contempladas en las normas del Instituto Central. Así, Zedillo, entre sus labores políticas y en la administración pública, aprovechó los beneficios con los que se concibió el Instituto Central para garantizar que sus funcionarios apuntalaran en cada acción la autonomía del Banco de México. Zedillo se convirtió en presidente, ya no regresó al Banco de México y quizás, sólo quizás, sería oportuno revisar si los intereses políticos no distorsionan el espíritu con el que se pensó el sistema de jubilación y beneficios del banco central.
¿En dónde está el Director de Comunicación de la SHCP?
La comunicación en una dependencia tan estratégica como la Secretaría de Hacienda y Crédito Pública resulta absolutamente indispensable para difundir el avance de acciones e indicadores claves. Aún más, resulta imprescindible en un momento crucial para la consolidación fiscal – en la contención de la deuda respecto del Producto Interno Bruto (PIB) – contar con un equipo profesional, pero, sobre todo, libre de cualquier interés ajeno a la función del servidor público. Además, en un gobierno con enfoque social y en donde se ha defendido la encomienda y enfoque en las políticas públicas de “primero los pobres”, las acciones de comunicación no pueden postergarse. Les comento esto porque en la dependencia que ahora encabeza Édgar Amador hemos registrado desde hace varios años inconsistencia en las acciones de comunicación que no deberían sostenerse. ¿Qué tipo de inconsistencias? Y ¿Por qué resulta importante este tema? Por ejemplo, ante la salida de Rogelio Ramírez de la O se dejaron correr como pólvora las versiones de que el ahora asesor en temas de finanzas internacionales de la presidenta Sheinbaum dejaría su puesto. Fue la presidenta Sheinbaum quien tuvo que poner un alto a esas versiones diciendo que ella se acababa de reunir con el ex secretario Ramírez de la O y que no tenía información de su próxima renuncia. Desde la Dirección de Comunicación de la SHCP a cargo, todavía, de Wilhem Hagelsieb, no se tuvo una acción mínima de comunicación mientras las versiones corrían como el polvo. En la época del PRI y el PAN, Hagelsieb ocupó cargos en direcciones de Comunicación Social en Pemex, en Banobras y uno de sus activos – se decía – era su abultada red de contactos entre columnistas y editores, con quienes – además – cultivó relaciones de amistad. Jugar al golf con representantes de medios de comunicación o con sus áreas comerciales era una actividad útil para ensanchar esa red de contactos. La pregunta es, entonces, porque el ex secretario de Hacienda, Ramírez de la O, no se vio beneficiado de las herramientas, acciones que pudo haber desarrollado el titular de la Dirección de Comunicación Social de la SHCP. En la SHCP se necesitan acciones de comunicación que, además, difundan en qué consiste el modelo de finanzas públicas vinculado con el fortalecimiento del mercado interno. Seguiremos con el tema.