
En los últimos días ha quedado al descubierto una verdad angustiante. El gobierno de EU tiene todas las barajas en la mano. Las jugará en las próximas semanas según convenga a los intereses políticos de la Casa Blanca.
Llegó el momento de recalcular la estrategia con respecto al gobierno de Donald Trump. El desconcierto fue el rasgo distintivo de la semana. Dio la impresión de que el gobierno se enteraba de asuntos de máxima relevancia en los noticieros, lo que es francamente preocupante. Cada dependencia del Gabinete Seguridad tiene su propia área de inteligencia, con docenas de analistas, artilugios de última generación y presupuestos abultados, cómo es posible que jugadas importantes los tomen fuera de base.
El caso de la parentela de Ovidio es paradigmático. Que 17 familiares del Ratón se hayan apersonado en Tijuana para entregarse al FBI sin que las autoridades mexicanas estuvieran al tanto genera alarma. ¿Cuántas llamadas o mensajes se cruzaron para organizar el operativo? ¿Nadie le hacía marcaje personal a la familia de Ovidio? Es muy raro. Los trabajos de inteligencia acumulan información para prevenir, para detectar cambios en la conducta, en los hábitos. ¿17 personas con equipaje saliendo de Culiacán no es un foco de alerta? Como sea, lo hecho, hecho está. Procede corregir.
Se han acumulado indicios de las jugadas del gobierno gringo, hay que adelantarse. Trump lo expuso todo durante su campaña. Va por operaciones de marines en territorio mexicano. Lo dijo mil veces y lo sigue diciendo. El nombramiento del nuevo embajador, su perfil como ex Boina Verde y es agente de alto mando de la CIA, no deja lugar a dudas. Trump quiere presumir a sus electores que golpeó a los narcos, traficantes de fentanilo, en sus propias madrigueras, en Sinaloa, Jalisco o Michoacán. Una vez asumido eso hay que actuar en consecuencia.
El caso de Ovidio va hacia la misma dirección, pero en otro carril. Estados Unidos ya le cumplió acogiendo a su madre y otros parientes, ahora le toca al Ratón hacer su parte, que es darles información para consolidar su control sobre su vecino del sur, o sea México. Esa palabra, control, es central. Ese es el objetivo. Ovidio puede poner en charola de plata la cabeza de políticos conocidos, comenzando por gobernadores, pero no solo en ese nivel. Es verdad que también testificará contra el Mayo, pero Zambada está preso. Ya lo tienen dónde querían.
La carta del Tío Sam con el Mayo es la probable sentencia a pena de muerte, que es lo que tiene al capo fuera de sus casillas. Dicen que está enfermo y que cada día depende más de los cuidados médicos, pero la inyección letal, la silla eléctrica o el fusilamiento no es para él. Dirá lo que tenga que decir. Nada de eso depende del gobierno mexicano que solo tiene una carta para negociar, permitir la operación de los marines a cambio de limitar los daños políticos que podrían ser catastróficos, ya que llegarían hasta Palenque.
Pienso que no sería tan malo que el gobierno actual se librara de personajes que desprestigian al país y cuya protección política cada día sale más cara y pronto será impagable. Si ellos dieron protección a los narcos a cambio de recompensas millonarias para ellos o su partido, que asuman la consecuencia de sus actos, que el gobierno se los quite de encima será un alivio, podrá viajar más ligero de aquí al 2030.