Opinión

El Festival Mahler 2025

Festival Mahler 2025
Festival Mahler 2025 Crédito: Especial

En esta ocasión no voy a hablar de ciencia, ni de medicina, sino de una experiencia en la que estamos inmersos mientras escribo estas palabras. Estamos en Ámsterdam, Holanda, en el festival Mahler 2025. Único en su tipo, ocurrió por primera vez en 1920, a nueve años de la muerte de Gustav Mahler. Por segunda ocasión en 1995. La tercera vez, originalmente para el 2020, a los 100 años de la primera, tuvo que ser cancelada por el COVID y se reagendó para el 2025.

Diez días con las diez sinfonías de Mahler, una cada día, acompañadas en algunos conciertos con los ciclos de canciones del cuerno mágico, de las canciones para los niños muertos y en el último concierto, el único movimiento que hizo Mahler de la décima sinfonía, junto con la canción de la tierra. Cinco orquestas diferentes. Previo a la sinfonía todos los días, una plática sobre el programa de ese día con Morten Solvik, un musicólogo experto en la vida y música de Gustav Mahler, reconocido mundialmente como educador en el tema, que nos ha impartido unas conferencias profundas y didácticas a la vez sobre el origen y filosofía de cada una de las sinfonías. Una especie de TED Talk de cada una. La invitada de honor, Marina Mahler, nieta del compositor.

Gustav Mahler vivió de 1860 a 1911. Murió por una enfermedad hoy curable que es la endocarditis bacteriana. De niño habría tenido fiebre reumática que le dejó como secuela cicatrices en las válvulas del corazón que las hace susceptibles a la implantación de bacterias. Sin tratamiento apropiado se genera una sepsis generalizada y la muerte. Desafortunadamente, esta enfermedad ocurrió en Mahler muchos años antes del descubrimiento de los antibióticos. Falleció de 51 años, pero dejó un legado musical que, con el pasar del tiempo, fue ganando terreno en el gusto del público amante de la música clásica, para convertirlo ahora en una superestrella. No deja uno de pensar lo que hubiera podido componer de haber vivido otros 30 a 40 años.

La música de Mahler es bella y profunda a la vez. No es fácil, pero una vez que la entiendes te quedas con ella para siempre. Es tan elocuente que parece que predijo todo el siglo XX. Inició su obra componiendo canciones, de las cuales después, utilizó algunas como parte de sus sinfonías, que fue a las que les dedicó todo su esfuerzo en los veranos en que podía componer, ya que, su trabajo como director de la ópera de Viena y después de la orquesta sinfónica de Nueva York, no le dejaban tiempo entre septiembre y mayo para dedicarlo a la composición.

El festival ha sido una maravilla. Escribo esto después de escuchar siete sinfonías y todavía nos faltan tres. Las orquestas y los directores han hecho un trabajo espléndido. Adentrarse a la música de Mahler de esta forma ha sido revelador, a pesar de que, después de 45 años de escucharla, puedo decir que conozco bien su música. De la primera a la cuarta sinfonías contienen literalmente música celestial. Mahler intentó poner en notas musicales conceptos tan elevados que no existen palabras para describirlos. De la quinta a la séptima sinfonías son de un Mahler terrenal que plasmó en sus notas los retos y frustraciones a las que debió enfrentarse en su tiempo, incluyendo la muerte de su hija mayor a los 5 años. Nos espera aún de la octava a la décima en que regresaremos de nuevo a conceptos etéreos y celestiales, como el amor en su máxima expresión en la novena sinfonía. Sin duda, el festival Mahler ha sido una experiencia inolvidable.

Dr. Gerardo Gamba

Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán e

Instituto de Investigaciones Biomédicas, UNAM

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