
¿Puede un sicario ejecutar, a plena luz del día, a dos altos funcionarios de la CDMX en calzada de Tlalpan, una de las avenidas más concurridas de la capital del país y salirse con la suya? La respuesta es no, no puede.
Los pistoleros que participaron, aunque en el video conocido se aprecia un solo tirador, serán detenidos en cuestión de horas, lo que no quiere decir, desde luego, que el caso se esclarezca. En un hecho inusitado, la presidenta de la República, Claudia Sheinbaum, fue informada del doble asesinato mientras estaba en su conferencia mañanera. Su reacción fue transmitida en directo y también su compromiso de que el Gabinete de Seguridad, cuyos titulares estaban sentados a unos metros de ella, ayudarán a la policía y la fiscalía capitalinas.
En la zona donde ocurrieron los hechos, todavía parte de la alcaldía Benito Juárez, están en operación docenas de cámaras de videovigilancia, de modo que será posible seguir el recorrido de los sicarios hasta su guarida y rutas de escape, casi siempre hacia el Edomex. Nada puede decirse del móvil todavía, y es irresponsable adelantar hipótesis de contentillo. Lo que se sabe es que fue un ataque directo con dos víctimas y que, como se dieron las cosas, ni el gobierno capitalino ni el federal, lo dejarán pasar. La impunidad es casi la regla, pero en este caso no tiene permiso dado el peso político que adquirieron los acontecimientos en cuestión de minutos.
La impunidad es el enemigo a vencer del sistema de procuración e impartición de justicia en el país. Es el mejor aliciente para los asesinos. Si disparan y no pasa nada volverán a disparar. La única forma de inhibirlos es que los que la hagan la paguen, no solo los autores materiales sino los intelectuales, los que dieron la orden y ponen el dinero. Todas las líneas de investigación están abiertas, puede ser un ataque derivado de su calidad de servidores públicos de alto nivel o puede ser algo personal. Lo importante es que haya justicia de manera expedita porque hay un compromiso explícito de la jefa de Gobierno y de la presidenta de la República.
Para la jefa de Gobierno es un golpe personal muy fuerte. En su primer mensaje Clara Brugada dijo: me siento muy triste por la pérdida de Ximena, de Pepe, con quienes por muchos años compartimos anhelos y luchas, por transformar primero Iztapalapa y ahora la Ciudad de México. Ximena, una mujer maravillosa, incansable, buena, muy buena. Y a Pepe lo conozco casi de niño, es una de las personas más inteligentes que he conocido y sumamente responsable. En el Gabinete de la ciudad nos encontramos profundamente consternados y de luto por perder a dos compañeros entrañables. Como jefa de Gobierno, me dirijo a las y los capitalinos, para garantizarles que este Gobierno continuará con su lucha implacable contra la inseguridad, y con el compromiso de todo el Gobierno, de seguir trabajando intensamente para continuar con la transformación de esta gran ciudad.
La CDMX mantiene niveles aceptables de seguridad, sobre todo si se le compara con otras ciudades del país donde el crimen impone condiciones, pero está muy lejos de ser una ciudad segura, entre otras razones porque cada vez hay más armas en el mercado negro. Una vuelta por Tepito los sacará de dudas. Japón es un país con un historial violento, con casi la misma población que México y sin embargo hay muy pocos asesinatos con armas de fuego, digamos uno al día en todo el país, porque casi no hay armas de fuego en poder de los civiles. Es muy difícil conseguir pistolas y balas. En cambio, en la CDMX es cada vez más fácil.