Opinión

Así es como escribo mis artículos científicos

Imagen de un artículo de investigación científica
Los artículos científicos, o “papers”, son las publicaciones científicas donde investigadores de todo el mundo dan a conocer sus investigaciones tras una revisión por pares. Los artículos científicos, o “papers”, son las publicaciones científicas donde investigadores de todo el mundo dan a conocer sus investigaciones tras una revisión por pares. (La Crónica de Hoy)

Los resultados de los trabajos científicos se comunican en forma definitiva como artículos originales de investigación. Cada artículo cuenta la historia del origen de la idea, cómo fue abordada y qué resultados se obtuvieron. Un tema recurrente para seminarios en los posgrados de investigación es “cómo escribir un artículo científico”. Como casi todo lo que hacemos en investigación, yo creo que se aprende mucho más haciendo las cosas, que tomando clases de cómo hacerlas. Como he escrito muchos artículos y creo que tengo facilidad para hacerlo, comento en este editorial, para quienes les pueda ser útil, cuál es el orden en que lo hago.

Para escribir un artículo original, evidentemente lo primero que se necesita es tener resultados de investigación que juntos ayuden a contar una historia. Por este motivo, cuando yo creo que los datos producidos en un proyecto por alguno de mis estudiantes quizá ya sean suficientes para contar la historia, lo primero que hago es sentarme junto con ellos para analizar los datos, asegurarnos de que dicen lo que creemos que dicen, generar las figuras y tablas necesarias y ponerlas en el orden en que parecería lógico. Generalmente, aquí es en donde se atora la escritura del artículo, porque es cuando nos damos cuenta de lo que nos hace falta. Ahí es en donde ves que te falta un blot que muestre tal o cual cosa, o que la fotografía que tenías de inmunofluorescencia en realidad no muestra tan claramente lo que tú creías, o bien, te falta un grupo control para una observación en particular, o el número de sujetos en un experimento o cohorte no son suficientes. Entonces, la escritura del artículo en ese momento se detiene.

Cuando ya tienes lo que te faltaba y estás a gusto con las figuras y tablas que has hecho, entonces puedes empezar a escribir el artículo. El orden es importante para facilitar el avance lo más rápido posible. Pero antes, es mejor tener una idea de la revista a la que lo quieres enviar, porque el número de palabras, figuras y tablas cambia de una a otra.

Yo empiezo por escribir la sección de métodos. Es la más sencilla y probablemente muchas de las cosas que hiciste ya las tienes escritas por otros artículos y solo es modificarlas para adecuarlas al que ahora vas a hacer. Lo laborioso de esta sección, para lo cual necesitas a tu estudiante, son todos los detalles como las marcas de reactivos, las concentraciones utilizadas, si es el caso, las secuencias de los oligos utilizados, qué anticuerpos utilizaste y de donde vino su validación. Resuelta esta parte, me sigo con los resultados, los cuales se hacen alrededor de las figuras y tablas que previamente hiciste y los pusiste en orden.

Ya completa la metodología y resultados, puedes seguir con la introducción en donde debes ir de lo general a lo particular, para llevar al lector a entender que es lo que no se sabía del tema y por qué decidiste abordarlo. Lo ideal es que sea corta y concisa. Al final viene la discusión. Es la más difícil. No repitas lo que ya dijiste en introducción y resultados. La discusión es en donde vas a incluir, lo que mi profesor Steve denominaba el “so what factor”. ¿Qué descubriste? ¿Cómo sustentas que lo descubriste y que no hay sesgos? Y lo más crítico ¿Por qué es importante lo que encontraste?

Lo último que escribes es el resumen, porque tiene que hacer sentido con todo lo que ya está en el escrito. En mi experiencia este orden permite la escritura más fluida y es muy útil cuando vas a enseñar a un estudiante. Que escriba cada parte y la revisas con él o ella, una por una.

Dr. Gerardo Gamba

Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán e

Instituto de Investigaciones Biomédicas, UNAM

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