Opinión

Homero, Hesíodo y el populismo moderno

“Mitos clásicos y sueños públicos” por Cal y Arena, 2025-
“Mitos clásicos y sueños públicos” por Cal y Arena, 2025 Crédito: Especial

“Mitos clásicos y sueños públicos” —para fortuna de todos publicado por Cal y Arena, 2025— es un libro escrito por un ilustre sinaloense, que ha sido vecino de estas páginas, columnista de La Crónica de Hoy, que vale la pena leer, que vale la pena conversar, poseer y tener a la mano para muchas ocasiones y por muchas razones.

Primero, para adquirir un conocimiento mínimo de la mitología grecolatina; para asimilar el origen y significado de varios de sus mitos fundamentales; porque esos mitos de hace 23 siglos, todavía nos traen lecciones políticas a nuestro presente; porque en el contraste entre lo antiguo y lo moderno, se sacuden y zarandean nuestro cerebro y nuestra imaginación; porque debate directamente con la realidad política que nos abruma en México y —quizás lo más importante— porque es un libro ameno, fácil, a ratos, gozoso de leer.

Una de las cosas que debo subrayar con más vehemencia es que este volumen hace lo que ya casi nadie: rescatar a la mitología griega, frecuentemente olvidada o ninguneada. Para mí, ese es uno de los más graves errores de nuestro tiempo, una de las ausencias o renuncias que nos tienen en un vacío cultural, intelectual —diríamos espiritual— y también moral.

La breve y hábil recuperación y rescate de Martínez Leyva, hacen especialmente relevante al libro. Lo digo tal y como lo aprendí de manera muy temprana y apasionada: la mitología helénica no es un sistema más —entre muchos— de las creencias fantásticas en la antigüedad, por el contrario, la mitología helénica es una de las creaciones más geniales que la humanidad ha producido jamás.

Los griegos (y las griegas) con su imaginación, poblaron el cielo y la tierra, los mares y el mundo subterráneo, de divinidades primordiales y secundarias. Amantes del orden, instauraron una categoría intermedia para los semidioses y para los héroes.

Todos en el mundo tenían un papel arquetípico en un drama cósmico. De esa suerte, a partir de esos valores ordenados, el mundo se hacía intelectual y moralmente comprensible.

Los autores griegos, influenciados por sus filósofos y sus científicos, crearon nuevos nombres para los fenómenos de la realidad natural y también, para la tosca realidad humana. Y algo (que evoca y recuerda Martínez Leyva casi en cada página), es que a pesar del tiempo se conserva todavía fresca, con todas sus tragedias y sus dramas, pero también con toda su serenidad razonable, con su equilibrio y alegría.

Por eso, pródigamente, sigue alimentando la literatura y todas las artes a través de los siglos.

Creo, en consonancia, que la cultura occidental, es decir, nuestra cultura, le debe mucho de su espíritu y de su sentido, lo que es más, la cultura occidental le debe a esa mitología, el solo hecho de existir.

¿Exagero? La verdad no lo creo. Pero para salir de dudas así sea provisionalmente, está el libro de Martínez Leyva, cuyo trabajo periodístico y de genuina divulgación cultural, nos muestra la exploración fantástica que los griegos hicieron en su mitología, ya no del orden natural, sino del conflicto social, de la disputa por el poder y más allá, de la condición humana.

Es un libro para adultos, sí, para interesados en la política, sí, para los que se asoman a la cultura más clásica, pero también para los jóvenes, en tanto proporciona, de forma muy potable y digerible, un puente entre aquel mundo fantástico y la crudeza del presente.

El hábil rescate de Martínez Leyva nos propone volver a los mitos más clásicos, pero de manera diferente, ligera, a ratos divertida, asequible. No lo hace, por supuesto, a la manera del gran maestro Alfonso Reyes y sus versiones culteranas, estrictas, pétreas, alejadas del lenguaje de los simples. Acá se trata de tomar la mano del lector y explicar este o el otro mito, esta o el otro personaje y proponer una moraleja reflexiva para comprender al presente.

Y este es el último de los valores que proporciona este volumen, el último valor que es necesario señalar en esta presentación: el trabajo propiamente periodístico, de divulgación cultural que ha hecho Martínez Leyva con su esfuerzo semanal en La Crónica del hoy, es único.

Urguen ustedes en la prensa sinaloense, en la de Sonora, en la Veracruzana, en la chilanga o en la llamada prensa nacional: en los últimos tiempos no hay, no ha habido un editorialista, una columna, un espacio en nuestra prensa que se parezca a lo que ha ejercido —y yo espero que siga ejerciendo— Juan Eduardo Martínez Leyva.

Quiero decir, sus columnas semanales y su compilación en este volumen tienen el raro valor de lo que nadie más hace… o sea, de lo original.

Dicho lo cual: esperamos el segundo tomo.

Tendencias