Opinión

México en el tablero geopolítico.

Ceremonia de izamiento de la monumental bandera de México, en el Campo Marte, en el marco de la conmemoración del Día de la Bandera
Bandera de México Ceremonia de izamiento de la monumental bandera de México, en el Campo Marte, en el marco de la conmemoración del Día de la Bandera

“Tan lejos de dios y tan cerca de los Estados Unidos” decía Porfirio Díaz. Hay que reconocer hoy, cuánta razón, para bien y para mal, contiene esa expresión.

México, desde su nacimiento como país independiente ha estado condenado por razones geográficas y la asimetría en el desarrollo a ser una pieza en el tablero de los intereses geopolíticos de los Estados Unidos. En la actualidad la frontera común es de 3 mil 185 km., compartida por cuatro estados estadounidenses (Texas, Arizona, Nuevo México y California) y por seis estados mexicanos (Baja California Norte, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas).

Las características particulares de esa relación han tenido diferentes contenidos según cada etapa histórica. Aunque esta relación ha estado marcada por las doctrinas Monroe y la del Destino Manifiesto.

El presidente James Monroe en un discurso al Congreso (2 de diciembre, 1823) definió la política exterior de Estados Unidos. Advirtió a las potencias imperialistas europeas contra la interferencia en los asuntos de los nuevos estados latinoamericanos independientes o los posibles territorios de los Estados Unidos y afirmó categóricamente “Los continentes americanos… no serán considerados, de ahora en adelante, como sujetos de futura colonización por ninguna potencia europea”.

En el fondo se encontraba el interés de los Estados Unidos de que América se convirtiera en su santuario comercial y reservorio de materias primas indispensables para su desarrollo económico. Para eso era necesario contener los ímpetus de expansionismo territorial y del mercantilismo europeos; en particular de Francia, España y Rusia, cuya presencia en Alaska encendió las alarmas en el gobierno estadounidense, que se apagaron con la compra de ese territorio en 1867.

La doctrina del Destino Manifiesto tiene un origen religioso, sustentado en el calvinismo y el puritanismo, de los colonos fundadores de los Estados

Unidos. Tres son los temas centrales en los que se sustenta dicha doctrina: 1. La virtud de las instituciones y sus ciudadanos; 2. la misión de extender por el mundo sus instituciones y; 3. la decisión de Dios de encomendar a esta nación cumplir con la misión.

La fusión de esas dos doctrinas se convirtió en el ariete ideológico para justificar la política exterior expansionista, con tinte imperialista, estadounidense. Primero, su crecimiento territorial continental hasta alcanzar a ser una nación con fronteras de dos grandes océanos. Segundo, convertir a América Latina en su zona de influencia. Tercero, convertirse en la gran potencia militar y económica durante la Guerra Fría y en la potencia hegemónica después de la desaparición de la Unión Soviética.

Esta apretada síntesis de la evolución de la política exterior estadounidense es una premisa importante para insertar en el análisis el lugar que ha ocupado México en el tablero geopolítico de los Estados Unidos.

México fue objeto del expansionismo territorial estadounidense. Primero fue la separación de Texas impulsada por ellos; segundo, la culminación del despojo con la pérdida total de 2 millones de kilómetros cuadrados al ser derrotados en la guerra de 1846-1848 y; tercero, la venta obligada de la Mesilla, en 1853.

Durante esta última negociación, Washington ofreció al gobierno santanista 50 millones de dólares por el territorio de Sonora, Chihuahua, Coahuila, parte de Nuevo León, Tamaulipas, Sinaloa, Durango y la Península de Baja California. Afortunadamente, el ofrecimiento fue rechazado.

Durante el porfiriato los Estados Unidos abandonan la expansión territorial, como estrategia, sobre México, pero la dirigieron al ámbito de económico. La inversión extranjera dominante fue la estadounidense en ferrocarriles y en la minería que eran los sectores económicos más dinámicos. Aunque la política gubernamental busco equilibrar el juego impulsando, sobre todo, la inversión británica.

El estallido de la revolución (1910) y, en particular, la expedición de la Constitución (1917) fueron un intento de buscar salir de la esfera de influencia extranjera, no sólo estadounidense, recuperando los recursos naturales a

favor de la Nación. Lo cual tuvo su momento culminante con la expropiación petrolera (1938).

El régimen autoritario posrevolucionario impulso un modelo de desarrollo económico propio y construyó cierto tipo de Estado de Bienestar. La gran depresión, el ascenso al poder de los demócratas con las presidencias de Franklin Delano Roosevelt, la Segunda Guerra Mundial, la necesidad de tener asegurada su frontera sur y la participación de México al lado de los aliados lograron disminuir las tensiones con los Estados Unidos.

Durante la Guerra Fría la actuación de los gobiernos mexicanos fue ambivalente. Por un lado, mantuvieron iniciativas por construir un modelo de desarrollo propio, que tenía que remar en contra de la dependencia económica estadounidense.

Paralelamente la política exterior se distanciaba de los dictados de Washington. Baste recordar el voto en contra de la expulsión de Cuba de la OEA y el asilo a los socialistas y comunistas durante el auge de las dictaduras militares promovidas por el gobierno estadounidense.

Por otra parte, están la sistemática represión a toda disidencia social o política al interior de México y a la colaboración con los servicios de espionaje estadounidenses en el acecho a los países socialista, incluyendo a la propia Cuba.

Al grado de que está documentada la colaboración como informantes de la CIA de: Adolfo López Mateos, Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría Álvarez y José López Portillo, antes de ser electos presidentes. Al final de cuentas se actuaba en función de los intereses geopolíticos anticomunistas estadounidenses, que en esencia tenía el fin de neutralizar cualquier política progresista que pudiera afectar sus intereses económicos.

La consolidación del modelo económico globalizador a partir de la década de los años ochenta del siglo XX y la desaparición de la Unión Soviética reconfiguró el papel de México en el tablero geopolítico de la potencia hegemónica. Para ello jugó un papel importante el Tratado de Libre Comercio.

México paso de ser una maquiladora modesta para convertirse en una gran maquiladora. Al pasar a formar parte relevante de la cadena productiva de una

de la industria automotriz que es uno de los puntales del proceso económico mundial.

La integración económica de México, construida a lo largo del periodo neoliberal, está en crisis por la política nacionalista del presidente Donald Trump. Pero la economía no es único aspecto afectado. La democracia estadounidense tiene retrocesos, que ya impactan en México.

Loa Estados Unidos no aceptan dejar de continuar en un mundo unipolar donde ellos sean la gran potencia que dicta las reglas de la economía global. La realidad mundial es otra. No sólo es la presencia de China como potencia económica o Rusia como potencia nuclear, sino de polos regionales como el BRICS.

El gobierno de López Obrador decidió apostar a profundizar la integración económica con Estados Unidos intentando mantener a salvo los energéticos. Claudia Sheinbaum con su propuesta del Plan México está intentando buscar ampliar las posibilidades económicas del país. Ante el nacionalismo y el proteccionismo económico de la gran potencia ese Plan es insuficiente.

Nuestro país corre otros riesgos geopolíticos, pues el gobierno estadounidense está utilizando a México como muro de contención a la migración, como responsable del consumo de drogas masivo, la articulación de mafias estadounidenses con la delincuencia organizada de México ( el caso del huachicol fiscal), el tráfico de armas, el agua cada ya ocasionó tensiones, el litio, los yacimientos petrolíferos marítimos, la utilización del cuidado del medio ambiente para imponer condiciones a las relaciones económicas y la dependencia en las tecnologías de la información..

Estos componentes propician un contexto adverso, que demandan previsión y planeación con una perspectiva de largo plazo. No se trata de mitigar los efectos negativos de estar en el tablero geopolítico de los Estados Unidos, se trata de encontrar caminos alternativos. Las élites económica y política del país olvidaron la lección histórica de que los Estados Unidos no tiene amigos, sólo intereses.

*Profesor UAM-I,

@jsc_santiago

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