Opinión

Remembranza

Participantes del homenaje al Dr. Barry Brenner reunidos en el edificio principal de la Escuela de Medicina de Harvard.
El legado humano y científico de Barry Brenner Harvard y Brigham and Women’s Hospital fueron sede del homenaje póstumo al Dr. Barry Brenner, impulsor global de la nefrología.

Hace algunos días acudí a un evento muy particular, emotivo, bonito y lleno de nostalgia. Se trató del simposio de remembranza en honor del Dr. Barry Brenner que falleció el año pasado. Se llamó Festschrift, término alemán que en realidad significa un “festejo escrito”, un conjunto de ensayos que hacen colegas y alumnos en honor a un maestro en una ocasión especial, como cuando se retira o en algún cumpleaños. En este caso, en realidad el Festschrift, fue un festejo oral. En un solo día escuchamos a 45 personas que fueron colegas, amigos o alumnos de Brenner durante su vida, contar anécdotas, su trayectoria, su personalidad, su inteligencia y su bonhomía.

Barry Brenner fue un personaje fuera de serie. Cambió a la nefrología en todos los aspectos. En fisiología renal, en la década de los 70s, describió los determinantes de la filtración glomerular que yo aprendí en la escuela de medicina y que desde hace más de treinta años enseño a mis alumnos. En investigación experimental, en la década de los 80s generó la hipótesis de que, en la nefropatía diabética, la hiperfiltración, resultado del aumento en la presión intracapilar del glomérulo, es causante del daño y que esto se podía prevenir bloqueando al sistema renina angiotensina. En la investigación clínica/traslacional, en la década de los 90s él mismo convenció a la industria farmacéutica de la importancia de este mecanismo y fue el director y coordinador de los ensayos clínicos que nos llevaron por primera vez a tener un tratamiento para la enfermedad renal crónica y que abrió esta posibilidad para otros medicamentos que llegaron después.

En la biología del desarrollo, en los 90s generó la hipótesis y datos que mostraron que el número de nefronas con los que se nace tiene implicaciones importantes sobre la aparición de enfermedades renales a lo largo de la vida y que los bebés que nacen prematuros o de madres con problemas en el embarazo son los que tienen menos nefronas, lo que resultó en políticas públicas para cuidar la salud renal del producto desde antes del nacimiento. En salud pública, generó y dirigió por 20 años la Comisión para el Avance Global de la Nefrología (COMGAN) que impulsó el desarrollo de nuestra especialidad a nivel mundial, en especial en países de bajos y medianos recursos en los que, cuando se inició COMGAN, no había ni un solo nefrólogo.

En el mundo editorial, fue el editor del libro de texto en el que muchas generaciones de especialistas aprendimos nefrología. La primera edición vio la luz en 1976 y cincuenta años después, en 2026 saldrá la número 12 (una edición cada 4.1 años). En enseñanza, fue maestro de muchos de los nefrólogos e investigadores que hoy son los líderes mundiales de la especialidad.

Brenner logró todo esto porque además de ser muy inteligente y con gran capacidad de trabajo, era un académico en todos los sentidos, convencido de que solo lo que se sustenta con datos puede generar beneficio para la humanidad. Era una persona muy exigente. Era directo y para algunos, por esa razón, agresivo, pero en el fondo era muy compasivo y generoso.

El evento fue hermoso. Nos tomamos la clásica foto en las escaleras del edificio principal de la escuela de medicina de Harvard y culminó con una cena de etiqueta en el elegante Club de Harvard en la avenida Commonwealth de Boston. Que nostalgia fue volver a una institución académica que me dio tanto. Si a pesar de que doy clases cada año en la facultad de medicina de la UNAM, con frecuencia siento nostalgia cuando camino por sus pasillos en dirección al salón de clase, el lector se podrá imaginar la que sentí ahora después de tantos años de no haber vuelto a entrar al Brigham and Women’s Hospital.

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