México no necesita crecer más, necesita crecer mejor y con todos. Durante años, el crecimiento económico ha sido desigual, concentrado en unos cuantos sectores y regiones, mientras amplias zonas del país permanecen marginadas del desarrollo. Esa concentración ha perpetuado brechas sociales, territoriales y productivas.
Frente a un mundo que se reconfigura y una economía global que exige integración regional, México responde con visión: el Plan México, una estrategia impulsada por la Secretaría de Economía que busca reorganizar el desarrollo económico del país a partir de una lógica territorial, justa y productiva.
Una estrategia que parte del territorio
El Plan México no propone soluciones genéricas. Parte del reconocimiento de que cada región tiene vocaciones distintas, niveles de infraestructura desiguales y capacidades productivas específicas. Por eso, el plan apuesta por un enfoque regionalizado, donde la política industrial se adapte a las realidades de cada zona.
El Estado, desde esta visión, deja de ser un simple espectador para convertirse en facilitador estratégico del desarrollo: conecta actores, impulsa inversiones, cierra brechas logísticas y genera condiciones para que el crecimiento sea sostenido y compartido.
Corredores Económicos del Bienestar: infraestructura con propósito
Una pieza clave de esta estrategia son los Corredores Económicos del Bienestar, ejes de desarrollo regional que articulan infraestructura, industria, logística, formación de talento y cadenas de valor locales. No se trata solo de instalar fábricas o construir caminos, sino de diseñar ecosistemas económicos integrados, que generen empleo, detonen inversión y eleven la calidad de vida.
Cada corredor responde a características propias: algunos con potencial agroindustrial, otros logísticos, otros tecnológicos. Pero todos comparten un objetivo: convertir el desarrollo territorial en motor de bienestar.
Esta visión supera el modelo de enclave. En lugar de crear zonas aisladas de producción, los corredores buscan vincular a los municipios con el aparato productivo nacional, garantizando que el crecimiento genere beneficios locales y duraderos.
Hecho en México: identidad y valor agregado
Complementando esta estrategia, la marca Hecho en México se fortalece como símbolo de contenido nacional, competitividad e identidad productiva. No es un simple sello de origen: es una herramienta de política industrial que vincula la producción regional con estándares de calidad, innovación y valor agregado.
La integración de los Corredores Económicos del Bienestar con la marca nacional permite posicionar productos mexicanos dentro y fuera del país con una narrativa clara: México produce con talento, calidad e identidad. Esto abre oportunidades para las pymes, fortalece la proveeduría local y construye soberanía económica desde el territorio.
Hacia un nuevo modelo de desarrollo
El Plan México representa una nueva visión del desarrollo económico nacional. No se enfoca únicamente en atraer inversión, sino en reorganizar las condiciones para que esa inversión se traduzca en oportunidades reales para las regiones.
Bajo la conducción de la Secretaría de Economía, esta estrategia promueve la coordinación entre niveles de gobierno, la alianza con el sector privado y la creación de infraestructura económica con sentido social. En lugar de esperar que el crecimiento se “derrame”, el Plan México lo construye desde abajo.
Los Corredores Económicos del Bienestar son ejemplo de que es posible crecer con orden, con visión territorial y con justicia productiva. Son, al mismo tiempo, infraestructura y política pública; planeación y acción; inversión y bienestar.
México no puede seguir repitiendo modelos que profundizan la desigualdad. El Plan México es una apuesta clara por un país más equilibrado, más competitivo y más justo. Y lo mejor es que ya está en marcha.