Opinión

Problemas del dinero fácil

Inversión en México Los datos reflejan el comportamiento de la economía mexicana, que creció un 1.5 % anual en 2024 (thelogisticsworld.com)

Hay una frase que popularizaron los colombianos a finales de los años 80, cuando casi toda América Latina lidiaba con la crisis de la deuda externa, pero ellos no: “la economía va bien, pero el país va mal”. Es algo que sucede cuando las cifras macroeconómicas muestran indicadores positivos, pero es por la abundancia de dinero que no está bajo control alguno -como sucedía en la época de auge del narcotraficante Pablo Escobar Gaviria-, lo que posteriormente deriva en otro tipo de problemas, no sólo de violencia e inseguridad, sino también de la economía, donde se crean distorsiones importantes y desigualdades de todo tipo.

El asunto viene al caso mexicano por varias vías. Empezaremos por la más obvia, que es la intervención gerencial de parte de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores a tres instituciones financieras, a partir de las denuncias del Departamento del Tesoro de Estados Unidos sobre su papel en el lavado de dinero del crimen organizado.

Sabemos que el problema es en serio porque la Secretaría de Hacienda y Crédito Público inició ya un proceso para escindir el negocio fiduciario de CIBanco e Intercam a entidades de la banca de desarrollo. Según Hacienda, el propósito es garantizar la continuidad operativa de los fideicomisos que actualmente administran, para beneficio de sus clientes. En tanto, Visa decidió desconectar su plataforma para todas las transacciones internacionales de tarjetas emitidas por CIBanco. Por su parte, las inversiones de los clientes de la casa de bolsa Vector han pasado a ser custodiadas en el Instituto para el Depósito de Valores (Indeval).

Debido a la imbricada red con las que trabaja todo sistema financiero moderno, puede asegurarse que -a pesar de que los bancos y la casa de bolsa involucrados no representan ni el 2 por ciento de los activos del sistema- el lavado de dinero permeó, en mayor o menor medida, a todas las instituciones del país.

El dinero mal habido se multiplica en el sistema a través de dos métodos: las actividades lícitas de clientes de las instituciones financieras involucradas (préstamos para proyectos productivos) y las actividades aparentemente lícitas de los propios lavadores de dinero (negocios con grandes pérdidas que son maquillados con números negros al introducirse de manera tramposa en la contabilidad el dinero producto de las actividades ilícitas: hay muchos ejemplos, pero se me ocurre pensar en una pelea de box que atrae pocos espectadores y publicidad, pero que anuncia haber pagado millones de dólares a los contendientes).

Resultado de esto es la abundancia de dinero fácil que se gasta con rapidez para ir escondiendo bajo nuevas capas su origen ilícito. Casi por definición, este dinero se gasta en las capas superiores de consumo e inversión y su efecto es crear una distorsión en los precios relativos de los bienes y servicios. Como las cantidades de dinero no guardan una proporción con el esfuerzo requerido para obtenerlas, quienes detentan ese dinero son capaces de pagar precios exorbitantes por casi cualquier cosa, y ello deviene en una burbuja inflacionaria en algunos sectores, como se ve, por ejemplo, en el de bienes raíces, que ha llegado a niveles alucinantes en diversas ciudades de la república.

Si hay empresas de capitalismo salvaje, esas son las de la delincuencia organizada. Y si hay una manera posible de atacarla y debilitarla sin entrar en una espiral de violencia, es a través de sus finanzas. Por desgracia, en México, la Unidad de Inteligencia Financiera de la SHCP está más ocupada en tareas de persecución política que en esa, que debería ser su misión principal.

Pero el crimen organizado y el lavado no son la única fuente de dinero fácil. Pensemos en dos tipos diferentes de fraude financiero: el tradicional, a través de variaciones de esquemas Ponzi, y el moderno, por la vía de las criptomonedas no garantizadas por divisas. En ambos casos, nos encontraremos con un resultado similar al anterior: distorsiones en el sistema financiero y en la estructura de precios relativos. Nos encontraremos conque se hace más patente la división entre quienes tienen que hacer un esfuerzo para conseguir ingresos, que son la mayoría, quienes lo reciben haciendo un esfuerzo mínimo, que gastan ansiosamente, y quienes pierden ingresos en la esperanza de pasar a formar parte del segundo grupo (aquí no pienso sólo en las víctimas de fraudes o en los criptomineros fallidos: también en quienes han caído en el vicio de las apuestas deportivas).

Una versión más a pie de calle de los problemas de dinero fácil, que puede ser fuente de todo tipo de demagogias xenofóbicas, es la que causa la convivencia de largo plazo, en un mismo espacio, de personas que obtienen ingresos en divisas con muy distinto poder de compra, como es el caso de los nómadas digitales estadunidenses en México. Ahí el problema es la diferente fortaleza de las divisas nacionales, que no puede ser resuelto directamente: el salario nominal por un mismo trabajo es muy diferente, y se traduce en inequidades cuando se comparten mercados como compradores. Para el nómada digital en México todo es barato: el dinero que gana es “fácil”, en comparación de su contraparte mexicana. En la medida en que estos nómadas se asientan colectivamente en alguna zona, con su poder de compra encarecen todo a su alrededor y hacen difícil la vida de quienes obtienen sus ingresos en moneda local. No es, ni con mucho, un problema exclusivo de México, pero aquí amenaza con hacer crisis.

Ninguno de estos temas tiene solución inmediata. Pero todos y cada uno encontrarían en la regulación caminos para resolverse. Hay tres grandes enemigos para una regulación exitosa: el primero es la corrupción, que permite darle la vuelta; el segundo es la insuficiencia presupuestal, que hace que los gobiernos se hagan de la vista gorda si uno de estos fenómenos contribuye a las finanzas públicas; el tercero es político: para qué hacer el esfuerzo, si lo que importa no son las distorsiones o las desigualdades, sino mantener al grupo en el poder y por ahora no hay peligro de perderlo.

fbaez@cronica.com.mx

Twitter: @franciscobaez

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