Opinión

¿Protesta o vandalismo?

Gentrificación Encapuchados causan vandalismo durante el trayecto de la protesta (Michel Nava Castañeda/Michel Nava Castañeda)

El pasado viernes fuimos testigos de un episodio vergonzoso para la Ciudad de México. Bajo el pretexto de protestar contra la gentrificación, un grupo de vándalos —porque eso fueron, no manifestantes— salió a sembrar miedo: rompieron vidrios, atacaron negocios, agredieron turistas y gritaron “¡fuera gringos!”. ¿Así queremos recibir al mundo en el Mundial 2026?

Nada justifica esa violencia. La gentrificación es un fenómeno complejo que debe atenderse con inteligencia y políticas públicas, no con piedras. Gracias al proceso de renovación urbana, muchas colonias han mejorado, se han rescatado espacios públicos y se han generado empleos. El problema no es el progreso, sino la ausencia de regulación que impida el desplazamiento forzado de familias y preserve el tejido comunitario.

Frente a este caos, hay que reconocer la postura firme de la alcaldesa de Cuauhtémoc, Alessandra Rojo de la Vega, quien condenó los hechos como lo que fueron: cobardía disfrazada de protesta. Asimismo, tendríamos que destacar que el secretario de Gobierno, César Cravioto, ya se reunió con vecinos para generar tranquilidad. “No se va a repetir otro hecho como el que se vivió el viernes, eso que les quede absolutamente claro”, advirtió. Que haya salido a dar la cara es importante.

Desde febrero lo escribimos: la jefa de Gobierno prometió atender el fenómeno de la gentrificación. Hoy, los resultados no se ven. Lo que sí vemos es violencia, desorden y un discurso simplista de quienes no entienden los matices del problema. Muchos de estos supuestos activistas ni siquiera comprenden qué es la gentrificación ni cómo se combate. Aprovechan el caos para robar, destruir y atemorizar. ¿Quién los manda? ¿Quién los protege?

Si realmente se tratara de una protesta legítima, veríamos argumentos, propuestas, mesas de diálogo… y no saqueos, vidrios rotos y negocios devastados. La Ciudad de México merece una discusión seria y soluciones de fondo. No hordas violentas que disfrazan su rencor de activismo.

Por cierto:

1. HISTÓRICO. El pasado 3 de julio se cumplieron 70 años del primer voto femenino en una elección federal, un hecho que transformó la historia democrática del país. Para conmemorarlo, la jefa de Gobierno, Clara Brugada, la secretaria de las Mujeres, Citlalli Hernández, y la alcaldesa de Tlalpan, Gaby Osorio, destacaron el legado de las mexicanas que abrieron camino a la igualdad, en el marco del inicio del primer gobierno encabezado por una presidenta: Claudia Sheinbaum. Entre las alcaldías, solo Osorio hizo referencia directa al aniversario. Otros titulares, como López Casarín, Luis Mendoza y Janecarlo Lozano, publicaron mensajes sobre derechos de las mujeres, mientras que figuras como Orvañanos, Tabe o Berenice Hernández no aludieron a la efeméride, pese a promover programas a favor de las mujeres. Vale la pena mantener viva esta fecha tan simbólica.

2.POLITIQUERÍA. Llamó la atención que este fin de semana el Congreso de la Ciudad de México, a través de su oficina de Comunicación Social, diera difusión a un exhorto promovido por la diputada Nora Arias, del PRD, contra el alcalde de Coyoacán, Giovani Gutiérrez, pidiéndole que “desempeñe las funciones que marca la ley” y respete la vida interna del PRD. Más que un llamado institucional, el mensaje pareció tener un claro matiz político. Ni la propia legisladora difundió con tanto énfasis el punto como lo hizo la estructura oficial del Legislativo. En la jerga de los medios, esto bien podría calificarse como un “refrito”: una nota revivida para darle aire a lo que no lo tuvo en su momento, o porque simplemente nadie le prestó atención. Porque, vale recordar, el PRD apenas cuenta con dos diputados en esta legislatura, y es atípico que Comunicación Social priorice sus posicionamientos frente a los de fracciones mucho más representativas. Lo preocupante no es el refrito en sí, sino la manera en que se usan los órganos, unidades y coordinaciones del Congreso para hacer trabajo político. Antes, ese aparato tenía un carácter institucional; hoy parece prestarse -sea verdad o no lo que se difunde- a intereses particulares. ¿Qué hay detrás de esa difusión tan entusiasta? ¿Por qué la Coordinación de Comunicación le hizo ese “flaco favor” a Nora Arias? Al final, cuando se pervierte el trabajo institucional no se beneficia un partido o un personaje: se daña a la democracia.

Vivo la noticia, para contarle la historia

@juanmapregunta

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