
La presidenta Claudia Sheinbaum ha demostrado, una vez más, que gobernar con estrategia, decisión y coordinación da resultados. Esta semana, el Gobierno de México presentó el plan “Cero Robos”, una política integral para recuperar la seguridad en las carreteras del país, proteger al autotransporte de carga y garantizar condiciones de paz a millones de ciudadanos que transitan por las vías federales.
No se trata de una acción aislada, sino de una intervención estructurada y basada en evidencia. Los corredores carreteros México–Querétaro, México–Puebla y Mazatlán–Culiacán han sido identificados como prioritarios por su alto flujo de mercancías y por la incidencia delictiva registrada en años anteriores. Frente a esta realidad, el gobierno federal no se quedó de brazos cruzados. Actuó con firmeza y con un enfoque preventivo y territorial.
A través de un despliegue coordinado entre la Guardia Nacional, el Ejército, policías estatales, el Centro Nacional de Inteligencia y la SICT, el programa busca cerrar el paso a quienes han hecho del robo en carretera una fuente de violencia y desestabilización. El uso de tecnología, como cámaras, monitoreo satelital y patrullaje inteligente, permitirá detectar a tiempo cualquier amenaza y actuar con eficacia.
Este plan no solo protege la vida y el patrimonio de los transportistas, también blinda la economía nacional. Cada tráiler que llega a su destino sin ser robado significa alimentos que llegan a la mesa, medicinas que abastecen hospitales, insumos que no se encarecen y empleos que se mantienen. “Cero Robos” es una estrategia que impacta de manera directa en la tranquilidad de las familias mexicanas.
Con este anuncio, el gobierno de la presidenta Sheinbaum vuelve a demostrar que la seguridad es una prioridad, pero también una responsabilidad compartida. Ya no se tolera la corrupción ni la complicidad que durante años dejaron a las carreteras en manos del crimen. Ahora se gobierna con autoridad, transparencia y visión de Estado.
Aún hay retos por delante, sin duda. Pero con liderazgo, voluntad política y una visión clara, México avanza en la ruta correcta: una en la que la ley se respeta, los delitos se combaten y el bienestar de la población está por encima de cualquier interés criminal.