Opinión

¡Jijos! Bendito Dios nací en un México diferente

Animalidades

No, pos sí… ahora resulta que los civilizadísimos daneses van por los animales de compañía (cuyos, conejos, pollitos y hasta caballos) para que la ciudadanía a la que supuestamente sirve el Aalborg Zoo alimente a su población carnívora con esas especies domesticadas. Lo anterior, según, en un afán (inútil, sanitariamente riesgoso y bárbaro) de imitar lo que sucede en la naturaleza, más sin tomar en cuenta que se tratará de individuos que no cuentan ya con la habilidad de huida y defensa al haber estado por generaciones bajo cuidado humano. De verdad que no tienen madre estas determinaciones, pero mucho menos quienes para deshacerse de sus “mascotitas” vayan a optar por esa posibilidad. Y no crean que soy la única persona reaccionando negativamente… así le está yendo a la institución zoológica en sus redes sociales, a grado de haber tenido que cerrar los comentarios por estar recibiendo masivos mensajes de odio provenientes de todo el Planeta.

Y tampoco crean que estas ideas sólo ocurren en lares como Dinamarca, Noruega, Suecia, etc. Les cuento que tan pronto asumir la Dirección del Zoológico de Chapultepec (13 de enero de 1983), el equipo veterinario (casi todos sin título) manipulado por un payaso sinvergüenza… ese sí hasta con Cédula Profesional y del que no citaré sus generales para no ensuciar el texto… pretendió calarme haciendo lo mismo dizque para fomentar el instinto cazador de los grandes felinos, razón por la cual de repente y para estrenarme metieron un conejo (de los que usaban para alimentar a las serpientes) al recinto de tres Tigres de Bengala que… recuerdo perfecto… sólo optaron por mirar con curiosidad al tembloroso animalito que se mantuvo pegado a la barda interna del exhibidor, no sin obviar tremenda angustia advertida en su rapidísima respiración. El corazón prácticamente se le salía del cuerpo, peeeero, más tardaron esos desgraciados en introducirlo que yo en ordenar que lo sacaran, aunque… seguramente ese chiquito terminó (indebidamente tras tanto estrés) siendo la dieta de alguno de los habitantes del serpentario. El hecho fue que de entonces y hasta que terminó mi administración (11 de diciembre de 1997) jamás de los jamases se intentó nuevamente esa pendeja práctica, a excepción, claro, de las pobres criaturas (conejos, ratas y ratoncitos) alimento de los reptiles y que según instruí su entrega fuera previo “sacrificio humanitario”, a menos de que los “especialistas” me vinieran con el cuento de que algunas víboras requerían ración viva para ser estimuladas, especialmente las recién llegadas por rescate, aseguramiento o donación y las que estuvieran en recuperación. Así las cosas, de todas maneras entender la medida danesa en lo personal me resulta complejo e improcedente, pero por lo visto no para los gestores del zoo danés que detallaron asimismo que su lince europeo sólo comía piezas enteras que le proporcionaban, eso sí, previa “cuidadosa” eutanasia, lo que permitiría, sí o sí, acostumbrarlo a otra rutina partiendo de que el hambre es canija y tendría que terminar comiendo como fuera y si no, ¡caramba!, al menos no las aportaciones de los animales de casa que, entiéndase, son familia aquí y hasta en la China, más al respecto, adujeron también en extensión justificante que de todas maneras los donantes tarde o temprano desecharían a sus “mascotitas” y que vía la propuesta no se desperdiciarían esos cuerpos (a saber su condición), imitando con ello la cadena alimentaria natural de los animales y “tanto por motivos de bienestar animal (hágaseme el canijo favor) como por integridad profesional” (¡!), añadiendo a su campaña, para más desvergüenza y estupidez, el símbolo internacional del reciclado, y…

Respecto a los caballos, exigen que sean entregados muertos y hasta descuartizados, y que aunque no les pagarán nada por su aprovechamiento tendrán oportunidad de desgravar fiscalmente su costo, mismo que dependerá de la talla del equino. Eso sí, muy fufurufos pusieron horario estricto para recibir las aportaciones siempre y cuando en una sola contribución no sean más de cuatro ejemplares, asegurando que este tipo de ejercicio es ampliamente aceptado en su país (que probablemente terminará desechando a los humanos viejos bajo método parecido) y que particularmente los visitantes al zoológico lo entienden como algo muy natural y sostenible para la conservación de la fauna cautiva. Sin embargo, evoco la indignación mundial (incluso en la misma Dinamarca) que en 2014 y con motivo de evitar endogamia causó la matanza de la jirafita MARUIS en el zoológico de Copenhague, peor todavía por cuanto la criatura fue rota en pedazos para darla de comer a los grandes felinos incluso delante de los niños y a pesar de que desde muchas partes del mundo habían solicitado su resguardo. Días después cínicamente mataron a cuatro leones. Una pareja de edad mayor y dos cachorros, al igual, por sobre representación genética. ¡Dios nos libre de estas decisiones científicas!

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