Opinión

Alianza de Calakmul: tres naciones, un mismo futuro

Se firmó la Declaración de Calakmul: Corredor Biocultural Gran Selva Maya.
Se firmó la Declaración de Calakmul: Corredor Biocultural Gran Selva Maya. (Michael Balam Chan)

Presidenta Claudia Sheinbaum

En lo profundo de la Selva Maya —la segunda más extensa del continente—, donde los árboles milenarios aún susurran leyendas de antiguos pueblos y la luz apenas atraviesa la espesura, tomó forma un importante acuerdo político y diplomático.

En Calakmul, “ciudad de Dos Montículos Adyacentes”, un lugar donde la naturaleza y la memoria de los pueblos originarios se abrazan con fuerza, México convocó a Guatemala y Belice a una mesa común para firmar la Declaración del Corredor Biocultural de la Gran Selva Maya. Fue la presidenta, Dra. Claudia Sheinbaum, quien impulsó la iniciativa, mostrando que la política exterior también puede traducirse en acciones concretas nacidas del respeto a la memoria y al territorio.

Ante la devastación indiscriminada de la selva —que arrasa hectáreas enteras— y el daño acelerado provocado por el cambio climático, los presidentes de las tres naciones decidieron reconocerse como guardianes temporales de esta tierra fecunda frente a la tala ilegal, la contaminación y los incendios forestales que la amenazan.

Con este pacto se busca proteger 5.7 millones de hectáreas de tierra viva, hogar de monos aulladores, quetzales, jaguares, cocodrilos, temazates, venados y aves, además de innumerables especies arbóreas y florales también en riesgo. En total, más de 7 mil especies amenazadas. Al mismo tiempo, se resguarda el patrimonio de los pueblos mayas, que aún preservan su lengua, su medicina y su cosmovisión. Calakmul, Tikal y El Caracol han sido testigos de una civilización que dialogaba con la naturaleza en vez de dominarla. Ahora, los gobiernos intentan recuperar ese equilibrio perdido.

Como parte de una estrategia con visión ecológica y de desarrollo, el recién denominado Corredor Biocultural de la Gran Selva Maya pondrá en marcha el programa Sembrando Vida en las tres naciones. La apuesta es clara: agricultura sostenible, seguridad alimentaria y una economía que no devore su propio entorno. El proyecto busca ofrecer oportunidades a los jóvenes que desean permanecer en su tierra sin tener que elegir entre pobreza o migración, mediante empleos vinculados a la reforestación, la agricultura sustentable y el turismo regenerativo. Además, fortalecerá el acceso a servicios básicos, la seguridad comunitaria y, sobre todo, el reconocimiento al papel esencial de los pueblos mayas en el cuidado del territorio.

Lo firmado en Calakmul es también un gesto de dignidad histórica. La región, que un día vio florecer una de las civilizaciones más avanzadas del mundo, ha padecido saqueos, abandono y olvido. Hoy, con este pacto, recibe la promesa de que la memoria no habitará solo en el pasado, sino que seguirá viva para guiar el porvenir. La declaración es una semilla, y como toda semilla, su valor no radica únicamente en sembrarla, sino en cuidarla hasta verla florecer. Las palabras rubricadas deberán traducirse en patrullajes conjuntos, en leyes que se cumplan, en turismo responsable y en educación que enseñe a mirar la naturaleza como parte de uno mismo.

El acuerdo es inédito: por primera vez, tres países con historias entrelazadas dejan atrás divisiones formales para abrazar un bien común: proteger uno de los últimos pulmones del planeta y la herencia viva de los pueblos mayas.

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