Opinión

Dinero, el nuevo GOAT en la NFL

El mercado de apuestas deportivas, las estrategias de marketing y las ganancias parecen estar superando al tema deportivo dentro de la NFL.
Dinero en la NFL El mercado de apuestas deportivas, las estrategias de marketing y las ganancias parecen estar superando al tema deportivo dentro de la NFL.

¿Recuerdan a un tal Billy Cole, un corredor super estrella, que fue amenazado telefónicamente en el vestidor al medio tiempo del encuentro para que comenzara a jugar mejor y anotara rápido, pues había mucho dinero de por medio, y que ya en campo abierto con balón en mano sacó una pistola debajo del jersey para disparar a los defensivos rivales, anotar y después suicidarse en la zona de anotación?

Quizá no tienen ni idea, pero se trata de la escena inicial de una película llamada “El Último Boy scout” protagonizada por Bruce Willis, y en donde se abordaba el tema de las apuestas en el deporte.

¿Y a qué viene todo esto?, pues bien, que, sin llegar a acércanos a esas ficciones de pantalla, estamos cada vez más inmersos en esos terrenos donde quizá lo más importante es el dinero que se genera a través del espectáculo que es hoy el deporte, específicamente me refiero al futbol americano profesional.

La semana anterior me llamó poderosamente la atención algunas notas sobre la importancia que se le da actualmente a la relación dinero-deporte. Y no me refiero a los siempre escandalosos y jugosos contratos con las cadenas de televisión (que son el sustento de la NFL), sino al dinero que se mueve con las casas de apuestas legales, las reguladas, esas que son totalmente transparentes y que intercambian información para validar su regularización.

MERCADO EN ASCENSO

De acuerdo con datos oficiales de la Asociación Americana de Juego (AGA), en 2025 la suma de dinero en apuestas ascenderá a 30 mil mdd, un aumento del 8.5 por ciento respecto al año anterior que fue de 27.5 mil mdd.

La preferencia por apostar en NFL antes que de otras Ligas deportivas es mayor, a pesar de que el número de juegos en mucho menor, según lo informado por la casa de juego Draft Kings.

Este mercado de apuestas creció de manera importante a partir del 2018 y lo hizo de manera exponencial a raíz de la pandemia de Covid 19 en 2020; y aunque se ha estabilizado en su desmedido incremento se dice en algunas fuentes que la NFL ya investiga problemas como las amenazas a jugadores, entrenadores o árbitros, toda vez que son los responsables de influir en resultados.

Esto lleva a preguntarnos, ¿hasta dónde el interés por el dinero esta superando el interés por el aspecto deportivo?, que en vez de disfrutar el desarrollo de un juego, de una temporada o de la carrera deportiva de un atleta, ahora es más importante una sola acción o un resultado en específico de algún juego para ganar dinero, sin importar lo que ocurra alrededor de toda una Liga.

No es una exageración, es algo que vemos cerca de cada uno de nosotros, con amigos, conocidos, que están más al pendiente de un mero marcador que de seguir a su equipo favorito. Es cierto que a todos nos llama la atención y es una tentación de llenar quinielas por las sumas que se manejan en bolsas acumuladas, pero de ahí a vivir pegados al mercado de apuestas muy específicas es muy diferente.

RIESGO LATENTE

Es cierto que la NFL se puede vanagloriar de la enorme cantidad de dinero que mueve a través del mercado de apuestas oficiales, después de todo es una señal inequívoca de su aceptación y penetración entre la afición deportiva, sin embargo, ¿hasta donde le preocupará realmente que ese desmedido interés por el dinero pueda infiltrarse hasta las entrañas de la organización? No olvidemos que en otras ligas deportivas a nivel mundial se han dado casos de manipulación de resultados por parte de gente relacionada directamente con el organismo en turno, principalmente en el futbol soccer y a todos los niveles.

Sabrina Perel, vicepresidenta y directora de cumplimiento de la NFL, ha sido clara y estricta en la regla de que ninguna persona relacionada con la Liga (jugadores, coaches, ejecutivos, o cualquier otro tipo de personal de los equipos) puede jugar en casa de apuestas o en plataformas (que carecen de regulaciones), en lo que se refiere a la misma NFL.

Sin más, existe razón en eso, pues que riesgo y peligro que los mismos protagonistas del espectáculo apuesten sobre resultados o acciones; no obstante, y aunque lo ignoramos, ¿quién podría darse cuenta si alguien relacionado a la Liga usa un prestanombres para apostar? La realidad es que nadie.

No por nada, y a pesar de que la NFL esta conforme con el mercado de apuestas legales, existen algunas en específico que no quiere, y esas son las que implican una cierta acción aislada como “un gol de campo fallado, o el primer pase de un quarterback si será completo o incompleto”. Son tan simples que nadie podría saber jamás si fue manipulada o no en una apuesta.

Y aunque estoy seguro de que la NFL esta más que consciente de eso, las apuestas es un mercado tan prolífico, en crecimiento y atractivo que resulta imposible prohibirlo, así de sencillo.

A pesar de que la Liga sigue dando mucha importancia a los análisis estrictamente deportivos, resulta increíble el espacio y tiempo que le dedica a esos otros aspectos de apuestas, juegos de azar y hasta su famosa Fantasy Football, que se quiera o no, son meras especulaciones, pero que hoy día son parte integral de la NFL, y que para los románticos de otras épocas, aún soñamos con esos tiempos en que lo único importante era qué equipo llegaba mejor armado y preparado para la campaña, sus posibilidades de acceder a playoffs y hasta el Super Bowl; lo demás realmente no interesaba: que si las líneas en las apuestas, que si los expertos en el Fantasy, que si los torneos en el juego del NFL Madden.

Sin embargo, la evolución de la sociedad y de la afición va en esa dirección, hacia esos caminos donde importa más cuánto dinero puede dejar en los bolsillos que la satisfacción de ver ganar al equipo que uno ha seguido toda la vida.

ESAS TRAMPAS DE LA MERCADOTECNIA

Y si existe alguna duda de esas trampas de consumo, que ahora son tan recurrentes para las marcas comerciales (y en las que los aficionados caen de manera tan inocente, porque a veces no razonan en que son meras estrategias para que las personas compren sin la real necesidad de hacerlo), nos encontramos con la última movida de la firma Nike y su lanzamiento de jerseys de una línea de producción llamada “Rivalidades”, y que no es otra cosa que vender la misma playera de juego con ciertas modificaciones en color y diseño que, la verdad sea dicha, no superan a los originales, pero que son “multi promocionados” como el último grito de la moda para aquellos aficionados de hueso colorado que deseen apoyar a sus equipos en esos juegos de enorme rivalidad divisional.

La primera producción estuvo enfocada en los equipos de las divisiones Este de la Americana (Buffalo, Miami, NY Jets y Nueva Inglaterra) y Oeste de la Nacional (San Francisco, Arizona, LA Carneros y Seattle), y sinceramente, ninguno de los “supuestamente nuevos, imaginativos y atrevidos” diseños lucen mejor que los originales, no obstante, la gente lo cree y cae en la trampa; porque siendo sinceros, ¿ustedes creen que a jugadores o coaches les importa esas nimiedades? Por supuesto que no. Los usarán por convenios que existen entre la Liga y las firmas comerciales, pero no por convicción, eso denlo por seguro.

Sin embargo, raya en lo absurdo las declaraciones de la gente al frente de estas estrategias. De acuerdo con Tarryn Hutt, vicepresidente de mercadotecnia de clubes de la NFL, acciones como esta representan un “momento histórico” para la Liga por mostrar la nueva visión de lo que significa una rivalidad de clubes.

Por favor, ¿quién se cree esa palabrería? Lo que si podemos creer como estrategia bien planeada es que dichos nuevos uniformes tendrán un rotación de tres años, con lo que ese cambio constante de piel en equipos promoverá un gasto para los que que piensan que ser aficionado de verdad es comprar cada cosa que se le ocurra a los dueños de las marcas.

Un dato que nos muestra esas políticas de la Liga para forzar cambios fue aquella que se impuso hace algunos años en los juegos de Jueves por la Noche con la modalidad monocromática en los equipos, donde sus uniformes eran de un mismo color en funda y jersey, y algunos eran molestos a la vista como el verde fosforescente de Seattle o el naranja de Denver.

No obstante, existe un cambio que pocos recordarán, y ese fue la imposición de la Liga a los coaches para vestir en todo momento ropa de la firma deportiva contratada por la Liga.

Lo anterior acabó con algunos coaches, ya los menos, que gustaban de usar un atiendo formal, como Dan Reeves de traje, o el insoportable Mike Nolan de San Francisco, que gustaba de vestir formal con saco y corbata, y le pidió a Reebok (en su momento) la confección de un coordinado con los logos de la marca para no ir en contra de la Liga.

La realidad es que esa manera particular y propia de vestir de cada entrenador era un sello muy personal que se fue perdiendo con el paso del tiempo. Sin más, Tom Landry, y su pulcro traje con sombrero, no tendría cabida en esta NFL actual que impone la marca patrocinadora (Nike) para todos.

Sin más, todo lo anteriormente comentado nos deja ver que la NFL, como todo el deporte organizado a nivel mundial, se ha transformado en una máquina no sólo para crear héroes sino mucho dinero, que al final, y aunque nos cueste aceptarlo, terminará por imponerse.

P.D.

LO QUE IMPORTA ES EL DINERO

Y si alguien aún duda de la monetización de la NFL, baste el reciente intercambio del ala defensivo Micah Parsons de Dallas a Green Bay, un chico que, por su berrinche de tener un sueldo de quarterback, poco le importó hacer cosas vergonzosas en el campo de juego como dormirse en la banda lateral mientras su equipo jugaba en la pretemporada.

Parsons siempre dijo que adoraba estar en los Vaqueros, pero cuando llegó la extensión de contrato el amor por la franquicia se desvaneció y prefirió irse con el mejor postor que tratar de negociar con los nada fáciles Jones (Jerry o Stephen) en Dallas.

Al final cambió un mercado más atractivo como Texas por las heladas tierras de Wisconsin, en Green Bay. Pero bueno, un contrato que lo hace el jugador mejor pagado, no quarterback, bien lo mereció, al menos para él. Una estampa más de la nueva NFL.

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