Opinión

¿Qué hacer con la pudrición?

CIUDAD DE MÉXICO, 09ABRIL2017.- Andrés Manuel López Obrador, presidente nacional de Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), ofreció un mitin en las inmediaciones del Monumento a la Revolución para firmar el “Acuerdo Político de Unidad por la Prosperidad del Pueblo y el Renacimiento de México”. Frente a miles de asistentes AMLO declaró que la ex primera dama, Margarita Zavala acudió a Estados Unidos para solicitar su “intervención” e impedir el triunfo de MORENA en las próximas elecciones. Asimismo señaló que ya tiene realizado el cálculo de inversión necesaria para que todos los jóvenes tengas acceso a la educación media superior. FOTO: GALO CAÑAS /CUARTOSCURO.COM

La política de “abrazos, no balazos”, instrumentada durante su administración por López Obrador convirtió a México en un paraíso de delincuentes. ¿Alguna vez el expresidente rendirá cuentas por eso? Seguramente no. No ha rendido cuentas por su manejo criminal de la pandemia, no hay expectativas reales de que pague por empoderar a las bandas criminales. A menos, claro, que la administración Trump resuelva otra cosa, pero si eso no ocurre aquí estará blindado.

De hecho, la gran pregunta para iniciar la semana de los festejos patrios es cuál será la decisión del gobierno del Segundo Piso con respecto a la pudrición que emerge por todos lados. ¿Vamos hacia una cruzada de saneamiento de la vida nacional o rumbo a un vasto operativo de encubrimiento para que las cabezas de la 4T queden impunes? Por años, por ejemplo, los Chapitos se dejaron ver en Culiacán quitados de la pena. Por años el Mayo Zambada operaba su imperio criminal sin que ninguna autoridad le quitara el sueño. Incluso daba celebradas entrevistas en las que periodistas encumbrados no ocultaban su simpatía por el diablo. Por años mandos de las fuerzas armadas acumularon fortunas protegiendo o promoviendo a los huachicoleros y sus socios en la comunidad empresarial. Por años el comandante H y su Barredora se ensañaron con los tabasqueños a pesar de las alertas emitidas por el Ejército.

Los delincuentes no solo se empoderaron, sino que se volvieron cínicos en extremo. Algunas veces en su conferencia mañanera López Obrador tuvo la osadía incluso de sacar un pañuelito blanco para decir que México se había librado de la corrupción. Ni la burla perdonó. La insufrible superioridad ética de mandos morenistas que hoy chapotean en el estiércol es sal en herida. Ya están las cartas sobre la mesa. El huachicol fiscal está al descubierto y el exsecretario de Seguridad de Tabasco está detenido en Sudamérica. El entramado mafioso a la vista de todos. ¿Qué sigue?

Vamos a escuchar hasta el cansancio al senador López Hernándezdecir que él está dispuesto a declarar, que él no sabía nada, que pasó por el gobierno de Tabasco y, ojo, por la Secretaría de Gobernación de noche, sin enterarse de nada y cómo es un hombre cándido nunca piensa mal de sus amigos. Si avanzan en serio las investigaciones del huachicol fiscal aumentarán las muertes inexplicables como suicidios oportunos o accidentes para acallar testigos. ¿Se llegará más lejos o lo que sigue es tapar las vergüenzas?

Glifos

Por el ruido provocado por todos los escándalos recientes, pasó de largo una noticia relevante: El Departamento de Justicia de Estados Unidos resolvió no solicitar la pena de muerte para los hermanos Treviño Morales, Z-40, y Z-42 jefes de esa banda diabólica llamada Los Zetas, cuyo núcleo inicial fue un grupo de desertores del Ejército mexicano, en uno de los episodios más oscuros de la historia del instituto armado en el país. Los hermanos Treviño no solo están acusados de tráfico de estupefacientes, también son responsable de masacres inenarrables, como la de Allende, en el 2011, en la que masacraron al menos a 50 migrantes, aunque hay versiones de que pudieron ser muchos más. La explicación que dieron los propios Zetas fue que ajustaron cuentas con unos posibles traidores, como no pudieron identificarlos entre los detenidos pues mataron a todos. Así como lo oye. Ahora los Zetas alcanzaron un inicio de acuerdo con las autoridades de EU que no quieren hacer justicia, buscan hacer acopio de elementos que les permita endurecer la presión política sobre el gobierno de México. Lo dicho, la pudrición. La política de “abrazos, no balazos”, instrumentada durante su administración por López Obrador convirtió a México en un paraíso de delincuentes. ¿Alguna vez el expresidente rendirá cuentas por eso? Seguramente no. No ha rendido cuentas por su manejo criminal de la pandemia, no hay expectativas reales de que pague por empoderar a las bandas criminales. A menos, claro, que la administración Trump resuelva otra cosa, pero si eso no ocurre aquí estará blindado.

De hecho, la gran pregunta para iniciar la semana de los festejos patrios es cuál será la decisión del gobierno del Segundo Piso con respecto a la pudrición que emerge por todos lados. ¿Vamos hacia una cruzada de saneamiento de la vida nacional o rumbo a un vasto operativo de encubrimiento para que las cabezas de la 4T queden impunes? Por años, por ejemplo, los Chapitos se dejaron ver en Culiacán quitados de la pena. Por años el Mayo Zambada operaba su imperio criminal sin que ninguna autoridad le quitara el sueño. Incluso daba celebradas entrevistas en las que periodistas encumbrados no ocultaban su simpatía por el diablo. Por años mandos de las fuerzas armadas acumularon fortunas protegiendo o promoviendo a los huachicoleros y sus socios en la comunidad empresarial. Por años el comandante H y su Barredora se ensañaron con los tabasqueños a pesar de las alertas emitidas por el Ejército.

Los delincuentes no solo se empoderaron, sino que se volvieron cínicos en extremo. Algunas veces en su conferencia mañanera López Obrador tuvo la osadía incluso de sacar un pañuelito blanco para decir que México se había librado de la corrupción. Ni la burla perdonó. La insufrible superioridad ética de mandos morenistas que hoy chapotean en el estiércol es sal en herida. Ya están las cartas sobre la mesa. El huachicol fiscal está al descubierto y el exsecretario de Seguridad de Tabasco está detenido en Sudamérica. El entramado mafioso a la vista de todos. ¿Qué sigue?

Vamos a escuchar hasta el cansancio al senador López Hernándezdecir que él está dispuesto a declarar, que él no sabía nada, que pasó por el gobierno de Tabasco y, ojo, por la Secretaría de Gobernación de noche, sin enterarse de nada y cómo es un hombre cándido nunca piensa mal de sus amigos. Si avanzan en serio las investigaciones del huachicol fiscal aumentarán las muertes inexplicables como suicidios oportunos o accidentes para acallar testigos. ¿Se llegará más lejos o lo que sigue es tapar las vergüenzas?

Glifos

Por el ruido provocado por todos los escándalos recientes, pasó de largo una noticia relevante: El Departamento de Justicia de Estados Unidos resolvió no solicitar la pena de muerte para los hermanos Treviño Morales, Z-40, y Z-42 jefes de esa banda diabólica llamada Los Zetas, cuyo núcleo inicial fue un grupo de desertores del Ejército mexicano, en uno de los episodios más oscuros de la historia del instituto armado en el país. Los hermanos Treviño no solo están acusados de tráfico de estupefacientes, también son responsable de masacres inenarrables, como la de Allende, en el 2011, en la que masacraron al menos a 50 migrantes, aunque hay versiones de que pudieron ser muchos más. La explicación que dieron los propios Zetas fue que ajustaron cuentas con unos posibles traidores, como no pudieron identificarlos entre los detenidos pues mataron a todos. Así como lo oye. Ahora los Zetas alcanzaron un inicio de acuerdo con las autoridades de EU que no quieren hacer justicia, buscan hacer acopio de elementos que les permita endurecer la presión política sobre el gobierno de México. Lo dicho, la pudrición. La política de “abrazos, no balazos”, instrumentada durante su administración por López Obrador convirtió a México en un paraíso de delincuentes. ¿Alguna vez el expresidente rendirá cuentas por eso? Seguramente no. No ha rendido cuentas por su manejo criminal de la pandemia, no hay expectativas reales de que pague por empoderar a las bandas criminales. A menos, claro, que la administración Trump resuelva otra cosa, pero si eso no ocurre aquí estará blindado.

De hecho, la gran pregunta para iniciar la semana de los festejos patrios es cuál será la decisión del gobierno del Segundo Piso con respecto a la pudrición que emerge por todos lados. ¿Vamos hacia una cruzada de saneamiento de la vida nacional o rumbo a un vasto operativo de encubrimiento para que las cabezas de la 4T queden impunes? Por años, por ejemplo, los Chapitos se dejaron ver en Culiacán quitados de la pena. Por años el Mayo Zambada operaba su imperio criminal sin que ninguna autoridad le quitara el sueño. Incluso daba celebradas entrevistas en las que periodistas encumbrados no ocultaban su simpatía por el diablo. Por años mandos de las fuerzas armadas acumularon fortunas protegiendo o promoviendo a los huachicoleros y sus socios en la comunidad empresarial. Por años el comandante H y su Barredora se ensañaron con los tabasqueños a pesar de las alertas emitidas por el Ejército.

Los delincuentes no solo se empoderaron, sino que se volvieron cínicos en extremo. Algunas veces en su conferencia mañanera López Obrador tuvo la osadía incluso de sacar un pañuelito blanco para decir que México se había librado de la corrupción. Ni la burla perdonó. La insufrible superioridad ética de mandos morenistas que hoy chapotean en el estiércol es sal en herida. Ya están las cartas sobre la mesa. El huachicol fiscal está al descubierto y el exsecretario de Seguridad de Tabasco está detenido en Sudamérica. El entramado mafioso a la vista de todos. ¿Qué sigue?

Vamos a escuchar hasta el cansancio al senador López Hernándezdecir que él está dispuesto a declarar, que él no sabía nada, que pasó por el gobierno de Tabasco y, ojo, por la Secretaría de Gobernación de noche, sin enterarse de nada y cómo es un hombre cándido nunca piensa mal de sus amigos. Si avanzan en serio las investigaciones del huachicol fiscal aumentarán las muertes inexplicables como suicidios oportunos o accidentes para acallar testigos. ¿Se llegará más lejos o lo que sigue es tapar las vergüenzas?

Glifos

Por el ruido provocado por todos los escándalos recientes, pasó de largo una noticia relevante: El Departamento de Justicia de Estados Unidos resolvió no solicitar la pena de muerte para los hermanos Treviño Morales, Z-40, y Z-42 jefes de esa banda diabólica llamada Los Zetas, cuyo núcleo inicial fue un grupo de desertores del Ejército mexicano, en uno de los episodios más oscuros de la historia del instituto armado en el país. Los hermanos Treviño no solo están acusados de tráfico de estupefacientes, también son responsable de masacres inenarrables, como la de Allende, en el 2011, en la que masacraron al menos a 50 migrantes, aunque hay versiones de que pudieron ser muchos más. La explicación que dieron los propios Zetas fue que ajustaron cuentas con unos posibles traidores, como no pudieron identificarlos entre los detenidos pues mataron a todos. Así como lo oye. Ahora los Zetas alcanzaron un inicio de acuerdo con las autoridades de EU que no quieren hacer justicia, buscan hacer acopio de elementos que les permita endurecer la presión política sobre el gobierno de México. Lo dicho, la pudrición.

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