
La extorsión es un delito en expansión. Es de las pocas fechorías que en lugar se contraerse, crece. En algunos estados afecta prácticamente a todas las actividades económicas. Son víctimas de la extorsión importantes concesionarios de autos de alta gama, pero también taxistas de pequeñas localidades, antros para la élite y taquerías populares. Nadie está a salvo.
Con la extorsión se afectan patrimonios personales, pero también se inhibe la generación de nuevos empleos. De modo que se recibe con beneplácito que esté listo un nuevo marco legal para combatir con efectividad este flagelo. Ya se declaró la constitucionalidad de los cambios y solo se está a la espera de su publicación en el Darío Oficial de la Federación.
En el combate a la extorsión será clave la participación de la gente ya que tiene que consolidarse la cultura de la denuncia. Para tener éxito la clave es que los extorsionadores no se salgan con la suya, sino que se atengan a las consecuencias de sus actos, son enemigos de la sociedad.
El otro frente de la seguridad En la conferencia matutina de Palacio Nacional, la secretaria Rosa Icela Rodríguez no solo presentó cifras, también envió una señal fina. Habló de cómo los tres niveles de gobierno se articulan para sumar a la estrategia nacional de seguridad desde lo social y con presencia territorial. Ya hay resultados tangibles en estados como Guerrero, Oaxaca, Chiapas y Guanajuato. La lectura clave: la Atención a las Causas que generan la violencia se mete como protagonista para reforzar la disminución de los índices delictivos y homicidios. Todo en una estrategia integral. Así, la Secretaría de Gobernación coordina a dependencias de la administración para que el combate al crimen tenga un eje articulador en territorio, el rostro civil de la seguridad y la pieza que equilibra las acciones entre la federación, estados y comunidades.
Priscilla acomete BCS
La clave del éxito de la prevención es que la gente se involucre en su propia protección. Esto está por comprobarse hoy mismo en Baja California Sur ante el golpe del huracán Priscilla que golpeará la península.
Las autoridades suspendieron clases, habilitaron albergues, desplegaron elementos castrenses, liberaron el pago de peaje, suspendieron vuelos y le piden a la gente que se resguarde, que no salga al mar, que tenga a la mano documentos importantes, pilas, víveres, agua.
Los huracanes se han ensañado con poblaciones que no los toman en serio. Ya casi no se recuerda, pero pocos minutos antes de que Otis azotara Acapulco todavía se llevaban a cabo en el puerto actividades sociales en los hoteles, la gente circulaba como si nada por las calles, muchos se quedaron en sus barcos, los alberguesestaban semivacíos. La combinación de esas malas decisiones dio lugar a la tragedia. Es una lección dolorosa pero que debe servir para tomar las alertas en serio y resguardarse.
Para qué desestabilizar a la UNAM
La impunidad es el resorte de la repetición. Si se salen con la suya, los malandros regresarán una y otra vez a las andadas. Esto aplica en delitos de todos los tamaños, incluido el de intentar sembrar terror en planteles de la UNAM difundiendo amenazas de bomba para desestabilizar a la comunidad universitaria.
En el caso de la universidad ya hay identificados y convocados a declarar dos presuntos responsables, debe haber más, hay que ir por ellos para que ninguno quede impune. ¿Por qué quieren desestabilizar a esa institución educativa?
Las autoridades pidieron a alumnos y trabajadores no hacerle el juego a los que siembran terror, y no compartir mensajes que no hayan sido verificados. La identificación fue posible gracias a que la fiscalía capitalina y la policía cibernética dieron seguimientos a las denuncias presentadas. La colaboración entre la UNAM y las autoridades gubernamentales da resultados.