Opinión

Relajo, mitote, jolgorio; control y provecho político

El baile de los diputados

Si la ideología dominante no es tal sino un farragoso conjunto de frases huecas o a medio llenar, compiladas todas en un recetario de cien puntos de conducta partidaria jamás atendido, la práctica interminable del gobierno se ayuda por todo y para todo con la más nacional de las vocaciones: el mitote, el jolgorio, los desfiles de zombis o calacas (ca-lacras), los alebrijes por el Paseo de la Reforma --convertido “brugadescamente” en el extendido “Tianguis del Bienestar”--; la gigantesca ofrenda de difuntos en el siempre ocupado Zócalo capitalino como ombligo, espejo y escenario favorito para concentraciones de todo tipo.

Así debemos entonces reconocer la provechosa utilidad política de la propensión al relajo nacional.

Nada amansa tanto a un pueblo históricamente pobre, sufrido y expoliado, como el subsidio a sus necesidades –las dádivas, los programas “sociales”— y la distracción de sus muchos tiempos de ocio.

Una de las características mexicanas, en muchos sentidos, es el relajo, como bien nos dijo Jorge Carrión en su célebre y añejo ensayo sobre su fenomenología:

“...La significación o sentido del relajo es suspender la seriedad. Es decir, suspender o aniquilar la adhesión del sujeto a un valor propuesto a su libertad. Y no simplemente provocar risa ni, simplemente, reír, por más que esa suspensión se presente a menudo, aunque no necesariamente, como estímulo de una risa.

“El relajo tiene cierta relación con lo cómico, pero no es lo cómico sin más: hay situaciones cómicas que no entrañan relajo. La comicidad es […] a lo más, algo concomitante y secundario...”

Quizá en algunos casos Portilla no tenga razón.

Pero como él no vio la evolución del relajo, la pachanga y el mitote a las alturas del embrutecimiento político, vale señalar este ejemplo donde lo risible se mezcla con lo vergonzoso:

Metales y timbales de la Sonora Santanera cuyo LXX Aniversario se festejó en la Cámara de Diputados por iniciativa del “stripper Moreno”, Sergio Mayer, apoyado –en esto y en cualquier otra cosa— por el vicepresidente de la mesa directiva, el muy culto señor Sergio Gutiérrez Luna. Frivolidad y desmesura; irrespeto al recinto, bailongo en la Casa de la Ley, relajo y payasada.

En este par de ignaros exhibicionistas se juntan el hambre y las ganas de comer. Ni a cual.

Como una pequeña digresión: el tonto Mayer (ayer en una desafortunada polémica con López Dóriga), quiso explicar el relajo coreográfico en la Cámara de Diputados y ni siquiera pudo decir correctamente el nombre de la gobernadora de Aguascalientes a quien aludió como ejemplo de otra actividad previa, esa si de carácter cívico: la fundación del Estado.

En medio de sus argumentaciones defensivas, mientras Joaquín lo hundía, el lerdo de siete suelas la llamó Teresa Esquivel. No. Se apellida Jiménez. Teresa Jiménez.

Pero antes vale un recuento sobre lo sucedido en la Cámara, casa del pueblo y de Terpsícore. Con ese suceso se comprueba una vez más, la vocación relajienta nacional.

Dijo González Luna (Infobae):

“Ni siquiera fue un evento político, fue un evento cultural. Y nosotros estamos atendiendo y poniendo nuestro granito de arena para ayudar a nuestros paisanos de Veracruz”.

Si desde el Palacio Nacional --casa de la última palabra y toda sabiduría--, el PAN fue censurado por la insensibilidad de hacer un acto partidario durante la emergencia pluvial en Veracruz y otros estados, ¿cómo se podría calificar a los diputados bailando “La boa”? A quien le guste, pues que se agarre bailando. (Y no es albur, nadie se emocione).

Pero por desgracia el pachangón relajiento colmó la prudencia y dignidad de todos. Hasta de Kenia López Rabadán, quien desde la presidencia dijo:

“--Me informa el diputado Sergio Mayer que se estará trasladando al auditorio Aurora Jiménez para hacer un pequeño concierto a propósito de este reconocimiento”, anunció López Rabadán presidenta (PAN) de la Mesa Directiva.

Y ahí van muchos en ruidosa bola, porque en la Habana quien ya no conoce a un magnífico bailarín…

“...Gutiérrez Luna enfatizó (en su atropellada argumentación), que nada tiene que ver un evento artístico con las catástrofes ocasionadas por las lluvias que han afectado gravemente al norte del estado. Sí hemos estado atendiendo ese tema (las inundaciones), y no por eso dejaríamos de tener actividades culturales en la Cámara…”

Pero no quedan ahí los relajos legislativos. Entre suspiros femeninos, fotografías al paso y miradas equívocas de integrantes de la comunidad LGBTetc., el secretario de Seguridad Ciudadana, Omar García Harfusch llega al Senado y arrolla con su paso y su peso de “rock star”. Ellas se le agolpan por su galanura; otros por su posibilidad futura.

--¡Ay! mana está bien chulo…

Parecía –dice el cronista Pancho Garfias--, como si fueran a recibir a Ricky Martin.

Días antes el edificio del Senado en Xicoténcatl había sido escenario de otro aprovechamiento no legislativo con disfraz de logia, a lo cual Laura Itzel Castillo, presidenta de la mesa explicó con pasmosa claridad:

“..Interrogada sobre el LXII Congreso Nacional Masónico de Grados Filosóficos, en el que ella misma participó, Laura Itzel Castillo aseguró que “el Senado (convertido en salón de fiestas y festejos particulares), no cobró, de ninguna manera eso. “Quiero aclarar”.

“... Y una de las cuestiones importantes es que el senador (Francisco) Chigüil (el delegado durante la masacre en el News Divine), es quien tendría que responder a estas cuestiones, porque yo lo que les señalaría es que, en el caso de todas las cosas que organizan diferentes instituciones, finalmente son ellos los que desarrollan sus trabajos, ven lo de sus viáticos y demás. Yo rechazo absolutamente esta definición (del salón de fiestas), no estoy de acuerdo.

“Yo, lo que les diría, es que el Senado de la República es la casa del pueblo, y que hicieron una solicitud para realizar un evento formal, que en este evento de ninguna manera hubo ningún cobro por el uso de las instalaciones…”

Ya olvidaron la mariachiza del pasado 15 de septiembre… El relajo, la ausencia de seriedad.

Pero esta proclividad a la ligereza no es privativa del gobierno.

Con motivo de la cercana carrera de Fórmula Uno, los patrocinadores de las escuderías participantes sacaron a la calle a miles de personas para aplaudir (sin conocer a quienes vitoreaban) a los divertidos pilotos y de paso traducir los nombres de los equipos y sus símbolos:

“®La Fórmula 1 “mexicanizó” el nombre de las escuderías de cara al Gran Premio de la CDMX y de pasó celebró por adelantado el Día de Muertos.

“A Ferrari lo nombró Caballo Rampante; a Red Bull, Los Toros Rojos y a Mercedes Las Flechas Plateadas, mientras que McLaren es Los Papayas Campeones.

“Willams pasó a Guillermos; Aston Martin a Aston Martín, Alpine a Los Alpinos y Haas a Jáas. Sauber ahora es Los Limpios (eso significa en alemán) y Racing Bulls es Los Toros de Carrera”.

El pueblo es feliz, feliz, feliz, como dijo su profeta.

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