
Hace tiempo circulaba un chiste medio bobo.
Un tipo recibía una llamada telefónica. Quien hablaba le dijo:
--Te tengo dos noticias, una buena y una mala. Sobresaltado el hombre preguntó por lo negativo:
--Tu casa se incendió.
--¿Y la buena? Inquirió con el alma en un hilo.
--Mañana acaba la huelga de los bomberos.
Las recientes elecciones legislativas en Argentina recuerdan ese cuento. ¿La buena?, perdieron los kirchneristas en el parlamento y principalmente en la representación provincial de Buenos Aires.
La mala, ganó Milei.
Fue como saltar de la sartén al fuego o de Guatemala a Guatepeor. Ni para dónde hacerse.
Reseñó “El clarín”:
“...Con resultados aún mayores a los que esperaba en las estimaciones previas, y, sobre todo, con un sorprendente, inesperado triunfo en la provincia de Buenos Aires, el gobierno de Javier Milei tuvo un respaldo contundente en las urnas en las elecciones legislativas de este domingo.
“Aunque en los papeles se renovaba la mitad de la Cámara de Diputados (127 diputados) y un tercio del Senado (24), la elección se presentó como un plebiscito a la gestión de Milei, y los votos le dieron ese firme espaldarazo político. En su momento quizás de mayor fragilidad, cuando debió ser auxiliado en las últimas dos semanas con ayuda financiera directa del gobierno norteamericano, “La Libertad Avanza no sólo derrotó al kirchnerismo en provincia de Buenos Aires, que concentra casi el 40% del padrón nacional”.
Cuando hablaba con un corresponsal de allá, le preguntaba cómo es posible entender el fenómeno Milei. Ya no digamos haber tolerado a la delincuente señora Kirchner, cleptócrata y populista (casi son sinónimos).
--Es que somos argentinos, me respondió. Es como les sucede a ustedes, cómo se podría entender la amplitud y previsible eternidad política de Morena sin ser mexicano”. Quedé desarmado.
Pero por encima de las opiniones personales o los augurios casi siempre equivocados de comentócratas y demóscopos de alquiler, hay un elector mayúsculo e insobornable: el dinero.
--¿Y qué pasó?
--Pues esto:
“(Clarín). - Los bonos argentinos experimentan subidas muy pronunciadas este lunes tras la victoria amplia de La Libertad Avanza en las elecciones legislativas. Los títulos avanzan más de 20% en Wall Street y, como consecuencia, el riesgo país se desploma por debajo de los 700 puntos.
“La euforia del mercado tras el triunfo oficialista este domingo se reflejó en el precio de las acciones de compañías argentinas que cotizan en Nueva York, con alzas de hasta casi 50% para el caso del Banco Supervielle. También los bonos treparon desde temprano antes del inicio de horario de negociaciones en el mercado internacional.
" Los títulos en dólares más cortos (2029 y 2030) registraban mejoras de hasta 15% y los más largos, de hasta 23%. Como consecuencia de esa escalada, el indicador de JP Morgan que mide el diferencial de tasa de interés que paga la Argentina como eventual emisor de deuda en el exterior tiene un fuerte desplome”.
Esas cifras superan la felicidad de los números en los asientos del Congreso. Ahí es donde en verdad se mide el triunfo, quien sabe por cuánto tiempo se extienda la dicha. Pero en los primeros días... la gloria.
Bien se sabe: miles de personas pueden estar simultáneamente equivocadas. Los especuladores mundiales, los mercaderes del dinero, los equilibristas bursátiles y todos quienes mueven la mano invisible de la vida (el mercado), casi nunca juegan en contra de sus intereses, porque a diferencia de la política donde 2 y 2 pueden ser cinco; en la economía 2 y 2 siempre son cuatro.
No importa quién tire los dados.
PETRO
Y en Colombia, Gustavo Petro arrastra al país por su pleito contra Donald Trump. No importa quien tenga razón. Lo importante es confirmar quién va a perder. Y no será Trump quien ha puesto al ex guerrillero en la previsible lista de los narcotraficantes de ese país.
¿A poco no?