Opinión

El viajero 3I/ATLAS

Ruta del objeto 3I/ATLAS, segun la NASA

> «En algún lugar, algo increíble está esperando ser descubierto.»

Carl Sagan

El 1 de julio de 2025, el telescopio de sondeo ATLAS, instalado en Río Hurtado, Chile, y financiado por la NASA, detectó algo fuera de lo común: un objeto que no pertenece a nuestro sistema solar.

El recién bautizado 3I/ATLAS se convirtió de inmediato en el tercer visitante interestelar conocido, después de ʻOumuamua (2017) y 2I/Borisov (2019). Viene desde un punto ignoto, más allá de nuestro sistema solar, con una trayectoria ilógica, una velocidad inusual y un conjunto de rasgos que cambian nuestra visión del cosmos.

El hallazgo fue confirmado al revisar imágenes previas del 14 de junio, captadas por otros telescopios ATLAS y por la Instalación de Fenómenos Transitorios Zwicky, en el observatorio Palomar (California). Su órbita hiperbólica —una curva de paso, no de retorno— reveló su naturaleza forastera: vino de fuera y pronto desaparecerá hacia la oscuridad interestelar.

Viaja a más de 221,000 kilómetros por hora y alcanzará su punto más cercano al Sol, el perihelio, entre el 29 y el 30 de octubre de 2025, a 1.4 unidades astronómicas (unos 203 millones de kilómetros).

Todo parece indicar que no representa peligro alguno: su distancia mínima a la Tierra será de 1.8 UA, o unos 270 millones de kilómetros.

Las observaciones más recientes indican que su núcleo mide cerca de cinco kilómetros y posee una masa aproximada de 33,000 millones de toneladas. Sorprende su composición: en lugar de agua, predomina el dióxido de carbono congelado, responsable del resplandor verde que emite al acercarse al Sol.

La NASA coordina una vigilancia internacional sin precedentes. Participan el Hubble, el James Webb, TESS, Swift, SPHEREx y los rovers Perseverance y Curiosity en Marte.

La agencia activó su protocolo de defensa planetaria, formalizado en el boletín MPEC del Minor Planet Center de Harvard, bajo la Unión Astronómica Internacional (UAI).

La medida incluye la Campaña de Astrometría de la IAWN, del 27 de noviembre de 2025 al 27 de enero de 2026, destinada a afinar su trayectoria y estudiar posibles aceleraciones no gravitatorias.

Un estudio publicado en arXiv sugiere que la sonda Europa Clipper podría atravesar una nube de partículas del cometa entre el 30 de octubre y el 6 de noviembre, lo que ofrecería una oportunidad única para analizar material proveniente de otro sistema estelar.

No podemos asegurar que 3I/ATLAS sea producto de un choque estelar, un asteroide que rompe con los patrones conocidos o un cometa extraño de otra galaxia.

Incluso el físico Avi Loeb, de la Universidad de Harvard, ha señalado ocho anomalías en su comportamiento, sugiriendo algo que haría sonreír a los guionistas de Hollywood: que podría ser una sonda extraterrestre enviada desde los confines del universo para estudiar —o quizá vigilar— la Tierra.

El físico teórico estadounidense Michio Kaku, conocido por su labor en la física teórica y la divulgación científica, también ha abordado públicamente la posibilidad de que 3I/ATLAS sea de origen inteligente.

La posibilidad de que albergue tecnología alienígena no puede descartarse del todo, aunque no existe evidencia concluyente.

Lo cierto es que su masa inesperadamente alta y sus emisiones dominadas por CO₂ desafían los modelos conocidos y obligan a la ciencia a perfeccionar sus capacidades de observación.

Lo más probable, admiten los expertos, es que 3I/ATLAS sea un cometa extraordinario, pero natural.

En los próximos meses, mientras el objeto se aproxime al Sol y luego se aleje, estará bajo el escrutinio de telescopios, satélites y sondas planetarias.

La comunidad astronómica recomienda seguir los comunicados de la NASA y la ESA, consultar las actualizaciones del Minor Planet Center y apoyar las iniciativas que impulsen nuevas misiones interplanetarias y telescopios más potentes.

Este visitante cósmico —sea cometa o artefacto— nos recuerda que el universo aún guarda secretos.

¿Es un caballo de Troya estelar o un simple viajero helado?

Puede que entre su polvo y su gas transporte algo más que materia: una pregunta enviada desde otro sol.

O tal vez 3I/ATLAS no vino a revelarnos otro mundo, sino a recordarnos lo poco que comprendemos el nuestro.

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