Opinión

Aclaraciones mínimas

El Gobierno de México anunció el incremento oficial que tendrá el Salario Mínimo en todo el país a partir del 1 de enero de 2026.
Salario Mínimo 2026 El Gobierno de México anunció el incremento oficial que tendrá el Salario Mínimo en todo el país a partir del 1 de enero de 2026.

Importan y cuanto más se acerquen al objetivo constitucional, importarán más. Los salarios mínimos -sus incrementos significativos y hasta su propia existencia- obligan a definirse, a tomar partido, siguen provocando un debate acalorado envuelto tanto en intereses como en ideologías. Desde hace más de diez años para acá, se han convertido en un punto crítico de la economía política y no sólo en México… en Estados Unidos, Alemania, Inglaterra, Brasil, Uruguay y un largo etcétera.

Como en todas partes, abundan las confusiones y los malos entendidos (incluso entre las autoridades encargadas) que impiden dimensionar su importancia y su centralidad. A raíz del último decreto que ordena un incremento de 36 pesos (13 por ciento) en México, creo, es necesario volver a lo básico, con un puñado de aclaraciones.

Uno. Estamos ante una de las pocas (quizás la única) política acertada de los gobiernos emanados de Morena. Una política de ascenso, prudente, gradual pero sostenido en todo el país (salvo en la frontera norte). Empiezo con eso, no solo porque es una píldora dura de tragar para neoliberales nativos sino porque también encarna una muy cruel paradoja: un impulso necesario y acertado en medio de una política económica rematadamente mala (el pejenomics) que ha metido a la economía en el pasaje más mediocre que se recuerde en un siglo: 0.8 por ciento en los últimos siete años y cayendo, con un endeudamiento irresponsable y con la inversión pública por los suelos. Parece contradictorio, es difícil comprenderlo, pero ambas cosas son ciertas: un acierto salarial en medio de una calamidad macroeconómica.

Dos. ¿Por qué ha sido posible un aumento de 154 por ciento real sin crecer? Porque el nivel del mínimo en 2018 era artificial y extremadamente bajo; porque a duras penas alcanzaba para que una persona comiera. Los patrones podían pagar mas que 88 pesos diarios y por eso se decía “ya casi nadie gana el mínimo”. Cuando empieza a crecer, va alcanzando una y otra escala, y es por eso que ahora más y más trabajadores ganan el salario mínimo.

Tres. La enorme importancia de la política salarial en México se comprende con una sola cifra. Cuando terminó el 2024 había 40 millones 310 mil personas ocupadas, trabajadoras, cuyo ingreso ascendía a uno o dos salarios mínimos. Este hecho significa que el 67 por ciento de quienes trabajan devengan los más bajos sueldos. Si: el 67 por ciento del personal ocupado. Cuando el mínimo sube, impacta, toca irremediablemente a ese enorme universo y es lo que explica que casi 15 millones hayan dejado la pobreza por ingreso.

Cuatro. Por definición, el salario mínimo no es un precio de mercado, es un precio negociado y acordado, por eso es un decreto y por eso tiene que ver poco con la “productividad”. El mínimo es el piso que ningún patrón debe transgredir a la hora de contratar a sus trabajadores, es un precio de contratación que defiende a los más débiles (pero muy necesarios) en el mercado laboral.

Cinco. En el mismo sentido, la productividad no depende solo del trabajador, ella es el resultado del conjunto de los factores que constituyen la empresa: inversión de capital, organización, tamaño del mercado, etcétera. Esta es una de las cuestiones más importantes por venir: no hacer depender los salarios de la “productividad” y más bien, que las ganancias dependan de ella. La responsabilidad y el éxito de ser más productivos compensará completamente al empresario, mientras los salarios siguen subiendo prudente pero sostenidamente. Las empresas no trabajarán sobre la base de la pobreza laboral.

Seis. El precio salario mínimo impacta tanto al sector formal como al informal porque están profundamente imbricados. La ENOE (que capta ambas esferas) muestra que el ingreso laboral per cápita durante 2018-2024 se incrementó un 31 por ciento. Y es que, por una parte, una buen número de trabajadores migran de una esfera a la otra y además, la formalidad se ha hecho adicta de la informalidad (outsourcing, contrataciones fuera de la ley, bienes y servicios más baratos). Formalidad e informalidad pertenecen al mismo entramado económico y social y por eso, el mínimo empuja a ambas.

Siete. Quienes siguen afirmando que la inflación devora el aumento de los salarios mínimos ignoran olímpicamente este dato: en el año 2019 (el año del primer aumento notable) dos canastas alimentarias no podían ser adquiridas por un salario. En el año 2025 ya alcanzaba para dos canastas y sobraban 121 pesos diarios. La mejora es ostensible, se vive realmente y es la primera vez que ocurre en casi 40 años.

Ocho. Según el último censo económico del INEGI (2024) , en México los costos laborales (lo que las empresas típicas destinan para sueldos de sus trabajadores) representan el 12 por ciento del total de su operación. En Estados Unidos es cuatro veces mayor, en Europa 4.2 y en Israel 4.6 veces mayor. O sea: incrementar el salario significa cosas muy distintas, en distintos lugares. La repercusión de un alza del 10 por ciento representa una cosa en Tel Aviv (6 dólares diarios por trabajador), y otra cosa muy distinta en la Ciudad de México (poco más de medio dólar). O para ver las cosas de otro modo: los sueldos base mexicanos con todo y el aumento, siguen representando el 13.9 por ciento del salario mínimo en California, Arizona y Texas. Una diferencia descomunal con solo cruzar la frontera. Todo esto quiere decir que los “modelos” utilizados para calcular los efectos del salario mínimo no pueden ser universales, dependen de circunstancias muy específicas. Y como puede verse, en México existe un gran espacio para que el trabajo represente una porción mayor en la estructura de la distribución del ingreso.

Hay que aclararlo una y otra vez: esto es y para eso sirve, el salario mínimo.

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