
En el cierre de 2025, la Presidenta Claudia Sheinbaum convirtió tres escenas de riesgo y asedio en jugadas de reivindicación de gobernabilidad, promoción económica y rearticulación de un poder enteramente propio desplegado con el apoyo de la población y de los liderazgos reales y adheridos al cambio de régimen iniciado en 2018.
Con más de 600 mil personas en el corazón y en las inmediaciones de la plaza política central del país, la Presidenta celebró los siete años de la 4T, lanzó dardos negando probabilidad de éxito a la alianza de una oposición capaz solo de destacar el ciertamente preocupante estallamiento de un coche bomba en Michoacán con la consiguiente muerte de al menos cinco personas mientras ella se dirigía a la nación.
Reivindicó avances salariales, en salud, en la disposición atenta de una audiencia emocionada por su voz incluso en calles aledañas y a través de una pantalla porque no encontraron ya espacio en el Zócalo e invitó a reconocer a los beneficiarios y generadores del apoyo mayoritario en la víspera del segundo año de más poder de cualquier cabeza de las fuerzas armadas: “que nadie se equivoque, los jóvenes en su mayoría están con la transformación de la vida pública de México”.
Además de la agradecible puntualidad para iniciar la interlocución, advertido quedó el notorio equilibrio entre celebración y autocrítica. Sheinbaum reconoció pendientes, tensiones, prioridades a reordenar. Enumeró estabilidad inflacionaria, creación de empleos formales y fortaleza del peso para contrastar con el caudal de insuficiencias y tragedias económicas previas.
El segundo escenario de interés general en la semana se cocinó en Washington, durante el sorteo de grupos del Mundial de 2026, cuando la Mandataria compartió escenario con el Presidente Donald Trump y el Primer Ministro de Canadá, Mark Carney. Ambiente diseñado para el espectáculo deportivo convertido en una jugada diplomática. Sheinbaum pronunció una frase que operó como puente entre pasado y presente: “México es un país extraordinario y tenemos algo especial, disfrutamos del juego de pelota desde tiempos ancestrales”. En un entorno donde el estadounidense buscaba marcar terreno, la mandataria introdujo firmeza sin estridencias, cercanía sin complacencia, soberanía sin tensión innecesaria. Nice and cool.
La presencia de Clara Brugada, Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, reforzó el mensaje. Legitimidad nacional y capitalina alineadas en los escenarios globales. La foto con Trump terminó siendo menos conflictiva de lo que muchos esperaban, seguida de una aclaración relevante: “Ambas economías nos necesitamos para poder competir con otras regiones del mundo”. Reforma lo sintetizo precisamente: sorteando ante contrincantes futboleros y respecto del mandatario estadounidense. Nicely done again.
El tercero tuvo un trazo más largo, de esos trayectos musculares e inteligentes comenzado en medio campo, avanzado entre varias líneas y terminado en la red. Fue la reorganización económica y salarial anunciada tras el acuerdo entre el Gobierno y el Consejo Mexicano de Negocios: aumento del 13 por ciento al salario mínimo y la confirmación de 38 proyectos de inversión por más de 40 mil millones de dólares para 2026. Cifra con dimensión política adquirida en el mensaje del Zócalo. “Así como en 1857 se separó a la Iglesia del Estado, en 2019 la separación debía ser la del poder económico del poder político. Y así ha sido y así debe seguir siendo por el bien de la República”. Ciertamente preocupa la inversión y crecimiento este año. Desde 2018, recordó la Presidenta, el salario mínimo registró un incremento acumulado del 154 por ciento.
En el cierre de 2025, la Presidenta Claudia Sheinbaum convirtió tres escenas de riesgo y asedio en jugadas de reivindicación de gobernabilidad, promoción económica y rearticulación de un poder enteramente propio desplegado con el apoyo de la población y de los liderazgos reales y adheridos al cambio de régimen iniciado en 2018.
Con más de 600 mil personas en el corazón y en las inmediaciones de la plaza política central del país, la Presidenta celebró los siete años de la 4T, lanzó dardos negando probabilidad de éxito a la alianza de una oposición capaz solo de destacar el ciertamente preocupante estallamiento de un coche bomba en Michoacán con la consiguiente muerte de al menos cinco personas mientras ella se dirigía a la nación.
Reivindicó avances salariales, en salud, en la disposición atenta de una audiencia emocionada por su voz incluso en calles aledañas y a través de una pantalla porque no encontraron ya espacio en el Zócalo e invitó a reconocer a los beneficiarios y generadores del apoyo mayoritario en la víspera del segundo año de más poder de cualquier cabeza de las fuerzas armadas: “que nadie se equivoque, los jóvenes en su mayoría están con la transformación de la vida pública de México”.
Además de la agradecible puntualidad para iniciar la interlocución, advertido quedó el notorio equilibrio entre celebración y autocrítica. Sheinbaum reconoció pendientes, tensiones, prioridades a reordenar. Enumeró estabilidad inflacionaria, creación de empleos formales y fortaleza del peso para contrastar con el caudal de insuficiencias y tragedias económicas previas.
El segundo escenario de interés general en la semana se cocinó en Washington, durante el sorteo de grupos del Mundial de 2026, cuando la Mandataria compartió escenario con el Presidente Donald Trump y el Primer Ministro de Canadá, Mark Carney. Ambiente diseñado para el espectáculo deportivo convertido en una jugada diplomática. Sheinbaum pronunció una frase que operó como puente entre pasado y presente: “México es un país extraordinario y tenemos algo especial, disfrutamos del juego de pelota desde tiempos ancestrales”. En un entorno donde el estadounidense buscaba marcar terreno, la mandataria introdujo firmeza sin estridencias, cercanía sin complacencia, soberanía sin tensión innecesaria. Nice and cool.
La presencia de Clara Brugada, Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, reforzó el mensaje. Legitimidad nacional y capitalina alineadas en los escenarios globales. La foto con Trump terminó siendo menos conflictiva de lo que muchos esperaban, seguida de una aclaración relevante: “Ambas economías nos necesitamos para poder competir con otras regiones del mundo”. Reforma lo sintetizo precisamente: sorteando ante contrincantes futboleros y respecto del mandatario estadounidense. Nicely done again.
El tercero tuvo un trazo más largo, de esos trayectos musculares e inteligentes comenzado en medio campo, avanzado entre varias líneas y terminado en la red. Fue la reorganización económica y salarial anunciada tras el acuerdo entre el Gobierno y el Consejo Mexicano de Negocios: aumento del 13 por ciento al salario mínimo y la confirmación de 38 proyectos de inversión por más de 40 mil millones de dólares para 2026. Cifra con dimensión política adquirida en el mensaje del Zócalo. “Así como en 1857 se separó a la Iglesia del Estado, en 2019 la separación debía ser la del poder económico del poder político. Y así ha sido y así debe seguir siendo por el bien de la República”. Ciertamente preocupa la inversión y crecimiento este año. Desde 2018, recordó la Presidenta, el salario mínimo registró un incremento acumulado del 154 por ciento.
Sheinbaum tres, oposición cero. Tres momentos, distintos en tono y escenario, con un marcador inexplicado por la debilidad opositora, más bien, está fundamentado en asertiva disposición de gobierno. Prudencia y ofensiva controlada. El balón sigue en juego con la pelota plenamente en la cancha de la Presidenta.