Opinión

Colmna invitada del consejero electoral CDMX

Rumbo a 2027: los retos de una elección judicial

En 2027 la Ciudad de México enfrentará una jornada electoral desafiante: además de elegir a las 16 alcaldías y a los integrantes del Congreso de la ciudad, celebraremos la segunda elección judicial local, con la que se completará la integración del Poder Judicial capitalino por personas electas por voto popular. Será una elección compleja no sólo por el número de cargos a elegir, sino porque exige un modelo de votación distinto al que la ciudadanía está acostumbrada. Para entender qué nos espera, conviene mirar hacia atrás: a la primera elección judicial realizada en 2025 y a los aprendizajes que nos dejó.

El 1 de junio de este año, por primera vez en la historia de la ciudad, las personas votantes eligieron de manera directa a quienes ocuparon 137 cargos jurisdiccionales. Organizar en tan solo seis meses una elección de esta magnitud fue un reto operativo sin precedentes. Desde el Instituto Electoral de la Ciudad de México (IECM) tuvimos que diseñar procesos, documentación y criterios que no existían en el marco de las elecciones tradicionales.

Uno de los cambios más visibles fue el diseño de las boletas. Para hacer posible una elección con tantas candidaturas y decisiones simultáneas, apostamos por un modelo innovador: cada boleta contenía varios votos y, en lugar de marcar emblemas, las personas debían escribir los números de las candidaturas de su preferencia. Este esquema permitió una elección viable, pero también modificó por completo la manera en que la ciudadanía expresa su voto.

Al tratarse de un modelo nuevo, surgió un tema que generó discusión pública: los votos nulos. La cifra, mayor que la habitual en elecciones ejecutivas y legislativas, fue interpretada por algunos como señal de confusión. Pero cuando se analiza desde la lógica del diseño, aparece una explicación más precisa: a mayor número de decisiones en una boleta, mayores las opciones de votos nulos. Por ejemplo, en la elección de juzgados —la más numerosa y con más recuadros/votos disponibles— se registró el porcentaje más alto de votos nulos. En contraste, en magistraturas, con solo tres decisiones por boleta, el porcentaje fue menor.

Un elemento clave fueron las reglas para la interpretación de los votos válidos y nulos. En el IECM adoptamos criterios innovadores y en contra de los criterios restrictivos mantenidos por el Tribunal Electoral desde 2006. Típicamente los tribunales e institutos electorales han interpretado que los insultos, tachaduras o expresiones de rechazo implican la nulidad del voto, aunque exista una marca claramente definida a favor de una candidatura o partido.  

Desde la Comisión Provisional encargada del proceso adoptamos el criterio de proteger los votos claramente emitidos por la ciudadanía independientemente de los elementos adicionales contenidos en las boletas. Si los números escritos en los recuadros para votar eran legibles y válidos, cualquier anotación adicional se entendió como ejercicio de libertad de expresión, no como causal de nulidad.

Los datos comparados confirman que este modelo funcionó. Frente a elecciones judiciales federales organizadas por el INE (tanto a nivel nacional como en la propia Ciudad de México), el IECM registró porcentajes menores de votos nulos (entre 3% y 10% menos de votos nulos) en dos de los tres tipos de cargos comparables. A primera vista, estos resultados sugieren que el diseño de las boletas y los criterios de interpretación del IECM favorecieron una expresión más clara de la voluntad ciudadana.

Con miras a 2027, el IECM realizará un estudio para distinguir entre votos nulos accidentales y votos nulos emitidos de manera intencional. Los hallazgos permitirán mejorar los diseños de boletas, afinar mensajes de comunicación y fortalecer las estrategias de educación cívica. La innovación electoral exige claridad, pedagogía y nuevos criterios enfocados en los derechos de la ciudadanía. En 2027 no partiremos de cero: partiremos de la experiencia.

Ernesto Ramos Mega

Tendencias