Opinión

Adeptos, aunque sean ineptos

Aunque me haya resultado autocomplaciente, no creo que el aforismo con el que inicio el presente texto se vaya a cumplir en el caso de la dignísima pero muy lamentable renuncia del Dr. José Aristeo Sarukhán Kermez a la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad. El solo nombre del eminente científico es suficiente referencia para enorgullecer a cualquiera, menos por lo visto a la 4T, y no sólo en los planos académicos nacional e internacional sino a todo nivel, al reconocérsele ampliamente como un invaluable conocedor del Capital Natural de México, nada más y nada menos que el quinto país megadiverso del mundo, pero todavía más allá, entratándose de quien por dos periodos consecutivos condujo las riendas de la UNAM.

Persona entonces de naturaleza educada, gentil y sencillo, permite el acercamiento de cualquier interesado en su materia, incluso si le quieren preguntar lo que pudieran parecer obviedades o tonterías, razón quizás por la que ha buscado, particularmente durante los últimos 30 años de sus 82 de vida, conjuntar información precisa y confiable de nuestro patrimonio natural hasta construir la base de datos más grande del mundo, desarrollada para un país con casi 25 millones de especímenes, en mayoría georreferenciados, y para la que contó con la participación de miles de investigadores con el objetivo de impulsar, a partir del conocimiento, iniciativas a favor de la Naturaleza, siendo como es, un convencido de que lo que no se conoce no se ama y por lo tanto no se cuida. De esa forma, sin limitaciones de rango o grados universitarios logró la participación orgánica de tres áreas básicas: gobierno, academia y sociedad, como no lo había hecho ninguna otra Institución; tanto así, que el mismísimo presidente Obama hizo un llamado, durante uno de sus informes anuales, para que la CONABIO se replicara en su país. Por ello, haber provocado su separación, pero sobre todo la forma en que se hizo resulta i-nad-mi-si-ble. Primero, cuando fue ahorcada financieramente su niña de oro… ¡nuestra niña de oro!… desde que el presidente López Obrador puso el ojo y las manos en el fideicomiso que la sostenía, y ya luego reventándolo definitivamente tras de que la florero que ocupa la titularidad de la SeMARNat (Ma. Luisa Albores) no respetara la norma y terminara imponiendo (seguramente por órdenes presidenciales) como Secretario Ejecutivo a un tal Daniel Quezada, que no cubre ni de lejos el perfil para el puesto pero que a cambio se publicita como un “obradorista de corazón”. Con ello México pierde y este cuate también. Más le valiera renunciar a tiempo y regresarse a Hidalgo, donde seguramente el próximo gobernador le encontrará acomodo. Y…

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Ya que estoy sobre el tema de la ineptitud, realmente no sé qué se está esperando para correr una auditoria formal (mediante empresa sin conflicto de interés) sobre los zoológicos a cargo de la CDMX, dizque con directivos y especialistas muy mortificados por la condición en que fueron encontrados los felinos de BJWT del PRÓFUGO Eduardo Serio, pero que con los animales a su cargo tienen harto pendiente. Esta vez, además de informarse hace unos días y a modo conveniente que los trabajadores del zoo San Juan de Aragón habían “encontrado” desangrándose a una joven cebra que terminó muriéndoseles al intentar sacarla del shock en el que entró tras ser corneada por un antílope Eland, la AC Abriendo Jaulas & Abriendo Mentes-Diana Valencia -con marcaje especial sobre ese lugar- dio cuenta de la in-mun-di-cia en la que tienen viviendo a los hipopótamos, describiendo sus pozas esenciales como “fosas sépticas” debido a la putrefacta calidad de una agua asquerosamente espesa (más allá de los orines y defecaciones de los animales dados sus hábitos), afirmando además que durante los últimos 6 años en que viene documentando el área es la peor ocasión en que las ha visto y olido, ya que la pestilencia llegaba hasta la zona pública de la parte vieja de un zoo con el que nunca cumplió Cuauhtémoc Cárdenas, cuando siendo Jefe de gobierno se comprometió pública y privadamente a remodelarlo “en menor tiempo y a más bajo costo del que requirió Chapultepec”, sin haber honrado su palabra. ¿Y saben?... ni quien le pida cuentas aun ahora que anda de criticón.

Hipopótamo

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