Opinión

¿Qué dijo Javier Milei en Davos?

Argentina vive una profunda crisis política, económica, social y moral, cuyas causas y profundidad sólo la pueden conocer en su verdadera dimensión sus ciudadanos, que decidieron votar mayoritariamente por un proyecto político distinto al que prevaleció desde el inicio de siglo vinculado con el Kirchnerismo (heredero del peronismo) y con esto llevaron al poder a Javier Milei, quien se define a sí mismo como el presidente liberal-libertario.

Javier Milei, presidente de Argentina

Javier Milei, presidente de Argentina

EFE

Esta semana, en el Foro Económico Mundial, en la reunión anual en Davos, Suiza, Klaus Schwab su presidente presentó a Javier Milei, antes de que éste pronunciara su discurso, como una persona extraordinaria, quizá menos radical a la imagen que proyecta, con la intención de poner a Argentina en el camino del Estado de derecho.

Las palabras del mandatario argentino tuvieron eco en México por su altísimo contenido liberal y su anti-colectivismo. Transcribo las palabras iniciales:

“Occidente está en peligro, está en peligro porque aquellos que supuestamente deben defender los valores de Occidente, se encuentran cooptados por una visión del mundo que –inexorablemente– conduce al socialismo, en consecuencia a la pobreza. Lamentablemente en las últimas décadas, motivados por algunos deseos bien pensantes de querer ayudar al prójimo y otros por el deseo de querer pertenecer a una casta privilegiada, los principales líderes del mundo occidental han abandonado el modelo de la libertad por distintas versiones de lo que llamamos colectivismo.”

Este prolegómeno me recordó el pensamiento del Oswald Spengler contenido en su celebre obra esotérica, con profundas reflexiones sobre matemáticas, estética e historia, “La Decadencia de Occidente” que presagió la continuación del gran conflicto europeo, que condujo a la Segunda Guerra Mundial y al genocidio más horrendo de la humanidad. Esta decadencia Spengler la explicó como producto de un vaciamiento de valores en una explicación cíclica de la historia y un rescate de la cultura de las manos del liberalismo del siglo XIX. El libro fue un éxito editorial en la Alemania derrotada y humillada.

El mesianismo de Milei, que no es exclusivo en América del presidente argentino, es un estereotipo político actual, demasiado actual, que se fortalece nuestro continente en un momento de profunda intranquilidad y desesperanza social. Esta idea se refuerza con lo que sucede en Estados Unidos en donde un personaje con casi una centena de juicios penales en su contra, incluido uno por rebelión, acumula simpatías y avanza en Iowa, con una enorme ventaja, en el proceso de nominación como candidato republicano a la presidencia.

¿Qué dijo Milei en Davos? Algo que se murmura en los pasillos de los poderosos y que la corrección política asordina: el Estado Benefactor no superó su crisis y el capitalismo está herido profundamente por el colectivismo. El capitalismo que pretendió conservarse con el intervencionismo estatal, debe buscar otra manera de reproducirse, ya que la desigualdad social acumulada, lo hunde en una profunda crisis que pone en riesgo su existencia.

Esto ya sucedió hace una centuria. Spengler diagnóstico a occidente sufriendo una decadencia cíclica y convocando a un renacimiento después del ocaso. Hoy, Milei hace lo mismo desde una ideología de fines del siglo XX, que es tosca, maniática, imprecisa y periclitada, y presagia el fin de lo que ha sido el modelo de desarrollo político y económico de occidente de la posguerra.

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Milei tiene razón cuando señala que la ruta colectivista del castrismo, el chavismo y el Kirchnerismo han empobrecido, ocasionado más desigualdad social y élites políticas cerradas y autoritarias, pero soslaya las injusticias del capitalismo liberal y sin frenos. El discurso de Milei atrae y, simultáneamente, es repudiable. Muchos comparten sus críticas a las falsas promesas del socialismo, a la idea de que el dinero público es infinito y alcanza para remediar todos los males y a la hipocresía de los defensores de los pobres enriquecidos en los cargos gubernamentales.

El discurso de Milei es pobre y se reduce a una crítica que destruye, peligrosa en quien es el titular del poder público, pero no propone un camino claro. Paulatinamente, el discurso se convierte en una perorata confusa en la que se mezcla al socialismo, al mercado y a los economistas neoclásicos sin ningún sentido que indique el rumbo de su gobierno. Sus palabras conducen a callejones sin salida, que presagian la persistencia en la decadencia.

Al final ¿Qué dijo Javier Milei? Nada. Sólo ejemplificó la profunda crisis en la que está sumida Argentina y mostró el triste futuro de otros pueblos de América si no decidimos afrontar los problemas con seriedad y conciencia de su gravedad. El ocultamiento de la inseguridad, la pobreza, la insuficiencia del gasto privado y público en salud y educación, así como la creencia de que el recurso presupuestal alcanza para todo sólo nos conducirá a mayor desigualdad, polarización política y conflicto social. La arenga política gana votos, pero no sirve para gobernar.

Investigador del Instituto Mexicano de Estudios

Estratégicos de Seguridad y Defensa Nacionales

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