Opinión

El discurso del senador Germán Martínez

El discurso del Senador Germán Martínez Cazares, pronunciado la semana pasada, en ocasión de la comparecencia de la Secretaria de Seguridad Pública, Rosa Isela Rodríguez—acompañada por el Secretario de la Defensa Luis Cresencio Sandoval, y del Secretario de Marina José Rafael Ojeda Durán—en el Senado de la república, es una pieza oratoria que quedará en los anales de la historia de la dignidad republicana de México. No exagero al hacer esta afirmación.

Senador Germán Martínez

Senador Germán Martínez

Cuartoscuro

El Senador Martínez comenzó su alocución de la siguiente manera: “Señor Sandoval mis palabras como Senador de la República en relación a las reformas que se sometieron a nuestra competencia sobre el mundo militar, ni fueron tendenciosas ni las movió interés o ambición personal ni buscaron apartar a la ciudadanía de sus fuerzas armadas, como usted afirmó en septiembre pasado. Quienes hemos hecho señalamientos a las tareas castrenses en ejercicio de nuestra labor legislativa no merecemos su reproche, no se lo acepto, no soy su tropa, ni debemos pensar igual. Respeto el uniforme que usted porta; pero eso no lo hace más ni mejor mexicano. Soy o intento ser leal a México y no soy servil a nadie. La dignidad no es un asunto de estrellas en el hombro, sino de mexicanos estrellados contra la ineptitud de sus gobiernos. Y si acaso usted valiera más que otros mexicanos por sus insignias, entonces México estaría cerca de un autoritarismo militar. Ninguna persona es más que otra en una república como lo soñó Benito Juárez…Juárez tenía clara la frontera entre civilización y militarización. Eso dije y lo sostengo. Mi argumento es, entonces, tendenciosamente juarista…El Ejército es constitucionalista, no presidencialista; no tiene dueño… Esta patria no es de un solo hombre.”

El Senador Martínez fue directo al grano: contra la arrogancia del General Sandoval, contra la militarización que está sufriendo el país y contra la concentración del poder que está llevando a cabo el presidente Andrés Manuel López Obrador. Frente a esta degradación autoritaria que le otorga cada vez más poder a los militares, Germán Martínez, oportunamente, citó a Juárez para argumentar que el “Benemérito de las Américas” no sólo separó al poder eclesiástico del poder civil, sino también marcó los linderos entre el poder militar y el poder civil.

En diversas ocasiones Martínez Cazares se refirió a la pluralidad de ideas, al respeto por quien piensa distinto, a la diversidad ideológica. Ese es el motor que da movimiento a la república. Lo que ahora está sucediendo con el gobierno de la 4T es, exactamente, lo opuesto: es un régimen anti juarista aunque retóricamente se reclame al legado del prócer oaxaqueño; es un sistema de dominación conservador, si bien llama a sus adversarios conservadores; es anti republicano aunque haya llegado al poder con base en las reglas establecidas por la república liberal democráticas; vale decir, López Obrador, Morena y la 4T están destripando a la democracia mexicana por dentro.

El Senador Germán Martínez recordó que el Presidente Lázaro Cárdenas (1934-1940) heredó un Reglamento de Deberes Militares (1937) en el que prohibió a los uniformados intervenir en asuntos civiles (artículo 29), también limitó la expresión de ideas en asuntos políticos y religiosos (artículos 31) y sobre todo “más que a ninguno de los miembros en servicio activo, a los generales corresponde abstenerse en forma más absoluta inmiscuirse en asuntos políticos del país directa o indirectamente” (artículo 92). “La milicia tiene límites y debe respetarlos.” En ese momento fue cuando Germán Martínez le echó en cara al General Luis Cresencio Sandoval el haber pisoteado el mandato del General Lázaro Cárdenas. Además, le preguntó ¿por qué se había inmiscuido en asuntos políticos, precisamente, en el Castillo de Chapultepec? Símbolo del heroísmo, el pundonor y la entrega de los más valioso que tienen el ser humano, la vida. El Senador Martínez le dijo al General Sandoval: “El fuero militar no le alcanzará a nivel internacional si se violan nuestra constitución y los derechos humanos.”

Además, lanzó la voz de alerta: “Del militarismo al fascismo solo hay un toque de clarín, y dar el paso.” Ese es el peligro que hoy corre México: primero, la concentración de poder, ya en acto que viola la ley, la institucionalidad, la división de poderes, la separación entre el Estado y la Iglesia así como entre el poder civil y el poder militar. López Obrador ha acrecentado su fuerza dándole peligrosas concesiones a los militares; simple y sencillamente los ha comprado mediante prebendas. Dicho de otro modo: López Obrador ha corrompido al Ejército mediante la concesión de obras y la atribución de muchas funciones que antes estaban en manos de civiles.

A eso también se refirió Germán Martínez cuando le dijo a Sandoval: “A los amigos a firmar contratazos, a los enemigos a tirar balazos.”

López Obrador, literalmente, está jugando con fuego: como dijo Talleyrand, “con las bayonetas se pueden hacer muchas cosas, menos sentarse en ellas.” En cualquier momento la jugarreta se le puede revertir. No siempre le saldrán bien las trapacerías que ha cometido a lo largo de su vida política y que han sido desenmascaradas por Elena Chávez en su libro “El rey del cash”.

Por último, Germán Martínez pronunció una frase lapidaria: “Los mexicanos que pensamos distinto a usted también amamos a México, aunque seamos simples mexicanos; luchamos en diferente trinchera, pero nos cobija la misma bandera. El grado de General sólo lo merecerá frente a la historia.”

Bien por el Senador Germán Martínez Cazarez. Muchos nos sentimos identificados con sus palabras.

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