Opinión

Educación primaria y secundaria en peligro

 Apartir de las discusiones, opiniones y críticas a los nuevos libros de texto, muchos se han puesto a pensar en los que utilizaron en la escuela a través de los años y en el curso de las generaciones. Cecilia Soto, mi amiga en Xuitter, feminista, ex diputada, ex diplomática y ex candidata a la presidencia de la república por el Partido del Trabajo para las elecciones de 1994, escribió un Xuitt en el comenta que ella, de niña, siempre buscaba las historias y los poemas en sus LTG. Yo le contesté que hacía exactamente lo mismo, pero que no recordaba nada. Ella me respondió que la memoria la llevaba a un poema de Rabindranath Tagore y otro de Wilde que la hacía llorar. El escritor Héctor de Mauleón publicó en El Universal su experiencia con esos libros y, sobre todo, se refirió a quienes concibieron los LTG. Torres Bodet, entonces secretario de Educación Pública, escribe De Mauleón “se rodeó de un grupo de gigantes, cuyas cartas credenciales se fincaban, no en relaciones de amistad o lealtad, sino en su propia trayectoria, en su propia obra: Martín Luis Guzmán, Agustín Yáñez, José Gorostiza, Arturo Arnáiz y Freg, entre otros”. Se buscó a prominentes pedagogos e incluso varios autores de libros de texto fueron contratados para elaborar en los LTG. Nada que ver con lo que ocurrió ahora, bajo la inspección de Marx Arriaga y del chavista que empleó, ex funcionario del régimen del Nicolás Maduro en Venezuela, Sandy Aturo Loaiza Escalona.

Presentación de los nuevos libros de la SEP en Palacio Nacional

Presentación de los nuevos libros de la SEP en Palacio Nacional

Cuartoscuro

Arriaga, defenderá sus LTG hasta la muerte, así lo declaró. En la conferencia que dio ayer en la SEP especificó que mil 998 “innovadores”, que no especialistas, habían sido incluidos para confeccionar el contenido de los libros de texto de la dizque “Nueva Escuela Mexicana”. También alardeó de los muchos miles que revisaron los contenidos en todos los estados del país, incluyendo Guanajuato, que, según entiendo, imprimirá sus propios libros de texto.

Todos los días se escribe al respecto de los libros que procesó Arriaga, de las pifias en ciencias, en historia, de la exclusión casi total de las matemáticas, porque, dice la secretaria de Educación, Leticia Ramírez Anaya, que se encuentran englobadas en todas las otras materias.

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La semana pasada escribí sobre los libros de texto, su embrollo en la organización de los planetas dentro de nuestro sistema solar, el entusiasmo por la guerrilla, la que surgió en nuestro país durante los años setenta, etcétera. En ellos la 4T sobresale por su logros. Me faltó incluir que se enseñan engaños, como el supuesto fraude electoral de 2006, o la idea peregrina de que los cuerpos de varios estudiantes asesinados en 1968 se arrojaron, vía aérea, en el Golfo de México y seguramente habrá más, pero, si he de ser sincera, no he seguido con la revisión de lo LTG. Esta semana comenzó el nuevo semestre en la UNAM y me aboqué a la preparación de las clases que imparto.

Sin embargo, como Cecilia Soto y Héctor de Mauleón, me propuse exprimir mi memoria de los años en que cursé la primaria.

Mis padres no eran en absoluto ricos. Sin embargo, mi papá trabajaba mucho y nos dio a mi hermana y a mi una educación privilegiada. Ambas, con largos trece años de diferencia en edad, asistimos en primaria al Colegio Garside. Luego continuamos la secundaria y la prepa en otras escuelas privadas.

Yo odiaba la escuela, en especial a las maestras normalistas, que me consideraban como pariente directa de Hernán Cortés, por ser hija de españoles exiliados. Sin embargo, las de inglés, nativas del idioma, me parecían muy agradables. Recuerdo con gusto todas las veces que nos llevaron a la biblioteca Benjamin Franklin, donde un mundo de libros se nos revelaba. En casa, tenía acceso a muchísimos más libros para mi edad, en sus diferentes momentos, y a enciclopedias de todo tipo. Aún conservo todos los tomos de El tesoro de la juventud, que era de mi hermana. En la historia de los tiempos se perdieron los míos de El libro de oro de los niños. No había Google, eso llegó centurias después. Ahora veo los tomos de la Enciclopedia Británica, de la Salvat y otras muchas y pienso en Wikipedia y en las imperiosa necesidad de que todos los niños del mundo, especialmente los niños y adolescentes mexicanos de todos los confines del país, tengan acceso al conocimiento por medio de las tecnologías digitales, como lo ha tenido mi hijo y ahora lo tienen mis nietos. Sería una gran cruzada educativa encontrar en un santiamén datos necesarios y prescindir de los diversos pasajes que resultan incomprensibles para los estudiantes y para los mismos maestros. Lean a Ciro Murayama en El Financiero del 9 de agosto, en el que recoge párrafos sobre economía en el libro de primero de secundaria, en los que no se explican los conceptos económicos. Pobres chavos y pobres maestros.

Mientras tanto, todas las tardes hay conferencias para explicarnos la propuesta de enseñanza de la SEP, que presenta la secretaria Leticia Ramírez, Lleva a varios expositores

¿Lograrán convencer a quienes siguen estas exposiciones? Por más que digan, los libros están ahí, expuestos al escrutinio público. El doctor Gilberto Guevara Niebla, ex subsecretario de Educación Básica de la SEP y actual director del Instituto de Investigación Educativa de la Universidad de Guadalajara, que es una eminencia en el tema de los LTG, apunta que la llamada Cuarta Transformación está causando un derrumbe de los aprendizajes de estudiantes de educación básica. “Los efectos serán peores que en la pandemia”. Y la verdad, le creo.