Opinión

La epístola duro y a la cabeza

Dante Delgado lleva dos años carteándose con el presidente López Obrador. En rigor el dirigente de Movimiento Ciudadano es el que manda las cartas y hasta ahora no ha tenido respuesta.

Dante Delgado durante su participación en una reunión de la Jucopo.

Dante Delgado durante su participación en una reunión de la Jucopo.

Cuartoscuro

Le escribe de manera coloquial, lo tutea, en recuerdo de tiempos en que eran cuates, pero ya no.

Las cartas de Dante son lo que le sigue de ásperas. La séptima de la serie ya está circulando y en ella sostiene que el afán por militarizar la seguridad es un intento por ocultar el fracaso de la estrategia que esta vez lo llevó de querer, por decreto, violar la Constitución.

“Te afanaste en ser popular y no el líder que necesita el país, solo espero seas consciente de que esa popularidad está costando demasiado y que quien está pagando son las y los mexicanos”

La carta, que gira en torno al tema de la seguridad, concluye con una dura observación: Andrés Manuel, traicionaste tu promesa de no militarizar la seguridad, traicionaste tu juramento de defender la Constitución.

Brazo de la delincuencia

El tema de los grupos de autodefensa en Michoacán detonó en el marco de la lucha del Estado contra los Caballeros Templarios.

Los Templarios, incluido su jefe, Servando González, “La Tuta”, en efecto declinaron, pero a costa del crecimiento de grupos rivales de la delincuencia organizada, comenzando por el Cartel Jalisco Nueva Generación que experimentó una expansión acelerada en la entidad.

El actual gobernador, Alfredo Ramírez, dijo que no hay grupos de autodefensa en el estado. Todos son, dijo, brazo, dedo o mano de algún grupo delincuencial antagónico al que dicen combatir. Pocas veces dicho con tal claridad.

Desbaratado el mito, procede dar paso al Estado de Derecho. Desarmarlos y en los casos en lo que haya pruebas fincarles responsabilidades.

La existencia de grupos de civiles armados en Michoacán, y otros estados, prueba la extrema fragilidad de las instituciones y fortalece a la delincuencia sin proteger a los ciudadanos.

Rompe quinielas

Nadie lo vio venir. El nombre de la maestra Leticia Ramírez tomó por sorpresa a todos, comenzando por los asistentes a la mañanera de Palacio que la vieron como casi siempre por ahí, como una presencia cotidiana por su chamba en Atención Ciudadana.

Cuando el presidente López Obrador la llamó al presídium, los reporteros asistentes se voltearon a ver unos a otros reconociendo que, ahora sí, ninguno le atinó.

En las redacciones comenzó la búsqueda de antecedentes. Se detectó, hace varias décadas, un trabajo docente frente a grupo y en la organización sindical.

La maestra Ramírez es una antigua colaboradora de AMLO desde los tiempos de la jefatura de Gobierno de la CDMX.

Lealtad y eficacia en las encomiendas que recibió. Le aguarda un reto colosal: atender una dependencia gigante, con una negociación cotidiana con liderazgos sindicales y grupos de “padres de familia” con colmillos retorcidos.

Habrá que desearle suerte, la necesitará.

Abonos chiquitos

El proceso de reorganización interna de Morena avanza con lo que hay. No se puede detener porque se trata de una renovación general de sus dirigencias estatales.

Se van a realizar en tres fines de semana consecutivos. No quiere decir que se terminaron los jaloneos, quiere decir que hay una negociación que está en sus últimas etapas de manera que haya una rebanada para todos los grupos.

El último grupo de estados, tendrán sus reuniones hasta septiembre y es ahí donde todavía no hay señales de paz, sino ganas de seguir con la pelea.

Se trata de Baja California, Chiapas, Durango, Guanajuato, Jalisco y Tamaulipas. Se dice que incluso podría haber cancelaciones definitivas para evitar que la sangre llegue al río.

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