Mi alma siempre está aprendiendo y poniéndome a prueba; contiene una rebeldía innata, se rebela ante todo, pero esa misma lucha me hace evidente su grandeza. Está conectada a los intangibles pero sobre todo a los divinos, de donde no acepta rebajarse. Mi espíritu pareciera un ser separado de mí, pero está indisolublemente unido a mí. Racionalmente soy una, espiritualmente soy otra y al mismo tiempo las dos soy yo.

Llevo dentro de mí un universo lleno de misterios, donde hay muchas cosas ocultas y donde todo está sucediendo simultáneamente. Las grandes emociones, los pesares, la nostalgia, la alegría, el amor, los sueños, los recuerdos, las aspiraciones, etc.

Mi alma es fuerte e indomable, sólo se ha dejado vencer por el amor. Con él se ha suavizado, se ha vuelto dócil y dulce. Mi amor tiene nombre: se llama Ignacio. Mi alma agreste está serena, parece dormida, pero no hay que confiarse, si ella se siente herida o agredida despertará de su sueño de paz para defender su grandeza.

Mi alma siempre está en ebullición, yo la siento gritar dentro de mí, mi raciocinio trata de intervenir, pero poco logra. El espíritu es más fuerte. Todos somos poseedores de un espíritu, pero cada quién tiene que aplicar su voluntad para descubrirlo. Yo ya he descubierto el mío.

La forma o la apariencia impiden ver el contenido del alma de las personas que es lo más importante. Los demás no pueden ver tu alma ni tu verdadera esencia, tus satisfacciones, tus virtudes o tus vicios son sólo cosa tuya. Por ello somos tan desconfiados, pues no sabemos lo que el otro trae cargando y el otro tampoco alcanza a descifrarnos. Muchos creen que la forma y el contenido son iguales, pero si pudieran reconocer la diferencia, se asombrarían.

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La vida cotidiana nos envuelve en un caos de actividades exteriores que hacen que nuestra mente olvide nuestra interioridad, que ignoremos e incluso no creamos que somos poseedores de un espíritu maravilloso, impidiéndonos descubrirlo y sentirlo. Jamás debemos perder ese gran aliado con el que contamos. El es el que puede ayudarnos a subsanar nuestros problemas, y es quien a menudo nos pregunta ¿a dónde vas tan rápido? ¿porque no simplemente aprendes a hacer pausas y a disfrutar del gran regalo que tienes? TU VIDA.

Nada está estático en el universo, ni en nuestras vidas, todo se mueve, todo cambia en nuestro interior y en derredor nuestro, por ello cada día somos diferentes, es más, cada instante podemos cambiar y afirmar “sólo soy en este instante lo que soy, en el siguiente seré diferente.” Puedo cambiar de un momento a otro y mi vida también puede cambiar, accidental o intencionadamente, y así es todo en la vida.

Pero nuestro espíritu no cambia, si le prestamos la atención que merece se reforzará y surgirá la fuerza y confianza en nosotros mismos que tanto necesitamos. Cuidemos nuestro espíritu porque es nuestra verdadera riqueza, la esencia de nuestro ser. No permitamos que nadie lo dañe.

Mail: luzdelalma@yahoo.com.mx