Opinión

Foros de parlamento abierto

Una de las dimensiones de la democracia es la deliberativa. Esta supone que la ciudadanía participa en construir una decisión política, pero no la toma de manera inmediata, tal como sucede en los ejercicios de la democracia participativa, tales como los referéndums, revocaciones de mandato o plebiscitos.

Pongamos un ejemplo: cuando se somete a referéndum de la ciudadanía una reforma constitucional o legal, es la decisión de la pluralidad de las y los votantes la que decide si dicha propuesta se aprueba o no.

En la democracia deliberativa, la ciudadanía acerca información y opiniones a la autoridad que va a tomar una decisión. Ahí está la diferencia con el otro tipo de democracia, pues no es lo mismo participar en la toma de decisión que decidir.

Una de las manifestaciones de la democracia deliberativa son los foros de parlamento abierto. Estas son mesas de trabajo en las que se discute una propuesta legislativa. Pero no cualquier mesa es un foro de parlamento abierto, me explico.

No son foros de este tipo aquellos en los que solo se convoca a aquellas personas que están totalmente de acuerdo con la propuesta, y que por tanto, sólo aplaudirán la propuesta, sin ninguna apreciación crítica ni afán de mejorar la iniciativa.

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Debe poder participar cualquier persona que tenga algo que decir acerca de la propuesta. Ciertamente es posible invitar a algunas personas en concreto, dado que se les considere expertas en el tema o que puedan aportar una opinión relevante; pero como principio deben fijarse mecanismos que faciliten la participación de la ciudadanía interesada en el objeto de la iniciativa; ya sea de forma escrita o compareciendo personalmente en los foros.

Es necesario realizar una convocatoria abierta e inclusiva. Esto es, que atendiendo al público al que vaya dirigida principalmente, deba ejecutarse su difusión; así, podría suceder que en un caso sea necesario recurrir a mensajes en medios masivos de comunicación; en otros se requerirá hacer uso del perifoneo y volantes. En todo caso, pensar que basta la difusión en redes sociales podría suponer que todas las personas tienen acceso a las mismas, lo que no es verdad y resultaría excluyente.

Además, resulta relevante poner a disposición de toda la ciudadanía interesada la información relevante que se analizara. La propia iniciativa o dictamen, si ya se cuenta con él, pero también los estudios, análisis, opiniones técnicas, estadísticas, etc., que la sustenten. Si no, ¿de qué se va a opinar? ¿qué se va a mejorar?

Por último, la apertura. Se escucharán voces que tal vez no agraden; sería posible también que grupos contrarios a la propuesta pretendan servirse de los foros para destruir la propuesta; en todo caso, creo que puede partirse del principio de que, por muy meditada que sea la iniciativa, cabe la posibilidad de que pueda mejorarse con las propuestas ciudadanas; e incluso que, al conocerse las resistencias y críticas que genera, se adviertan y reciban un tratamiento adecuado, por ejemplo, en la exposición de motivos o el dictamen respectivo.