Opinión

¿Por qué López Obrador ataca a la UNAM?

Frente a los ataques que recientemente Andrés Manuel López Obrador a lanzado contra la UNAM, muchos se preguntan cuál es el motivo de esas falsas acusaciones. Está claro que las razones de su encono pueden ser variadas: algunos analistas han señalado que, debido a su carácter rencorosos y vengativo, en vez de guardarle agradecimiento a su Alma Mater siente un profundo desprecio por la máxima casa de estudios. Así es la mente de ciertas personas. Y es que tardó catorce años en recibirse; no fue un alumno brillante. Eso lo dejó en claro Octavio Rodríguez Araujo, a quien Reforma entrevistó, en 2006, para preguntar sobre López Obrador como estudiante. El fundador de la cátedra de Partidos Políticos en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, respondió: “fue un alumno dos-tres”, o sea, mediocre. El tabasqueño nunca se la perdonó: al poco tiempo de haber llegado al poder AMLO puso en marcha a sus guaruras verbales para atacar despiadadamente a Octavio. Después de ejercer el periodismo durante cincuenta años, Rodríguez Araujo decidió dejar de escribir.

Gracias Octavio por decir la verdad y no amedrentarte; lo que dijiste hace quince años hoy es de gran utilidad para saber con qué tipo de sujeto estamos lidiando.

Es absolutamente falso que la Universidad Nacional se haya derechizado; fomente el pensamiento neoliberal, y sea refugio de conservadores. Ya la propia UNAM se encargó de desmentir esos infundios.

Para defender a la UNAM nada mejor que saber lo que es esa institución, su historia y las aportaciones que ha realizado en bien de la sociedad mexicana. Estoy seguro que, si bien López Obrador, se sentó en algunas ocasiones en los salones de clases de la FCPyS de la UNAM, nunca entendió cabalmente en qué lugar estaba.

Recuerdo que en mi primera clase (1972) de la materia “Sociedad y Política del México Actual”, el Maestro Fernando Solana Morales (quien se desempeñó como Secretario General de la UNAM, siendo Rector Javier Barros Sierra), al inicio de la sesión nos dio, a cada uno, la Ley Orgánica de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Históricamente la UNAM ha desempeñado un papel fundamental en el desarrollo del país: en el paso del militarismo al civilismo estuvo presente cuando el General Manuel Ávila Camacho le entregó la banda presidencial en 1946 al Licenciado Miguel Alemán Valdés, egresado de la Facultad de Derecho de la UNAM. De allí en adelante todos los presidentes de México (excepto Adolfo Ruiz Cortines) fueron personas con título que lleva el águila bicéfala y el lema “Por mi raza hablará el espíritu”: Adolfo López Mateos (1958-1964), Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970), Luis Echeverría (1970-1976), José López Portillo (1976-1982), Miguel de la Madrid (1982-1988) y Carlos Salinas de Gortari (1988-1994).

Excluyendo a este último mandatario, la UNAM ejerció una especie de hegemonía cultural y política en México. Entre otras cosas, los universitarios implantaron el modelo de desarrollo económico conocido como Estado de bienestar (Welfare State), es decir, la ampliación de las instituciones públicas para satisfacer las necesidades sociales. Aparte del crecimiento de las secretarías de Estado aumentaron también los organismos descentralizados y las empresas de participación estatal. Entre ellas: el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), Petróleos Mexicanos (Pemex), Comisión Federal de Electricidad (CFE), Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit), Nacional Financiera (Nafin), Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos (Banobras) y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).

Los egresados de la UNAM eran contratados tanto en el sector central como en el sector descentralizado. Obtener un título universitario era un factor importante para ascender socialmente; de allí nacieron, en buena medida, las clases medias urbanas.

Esa predominancia de la UNAM, junto con el modelo implantado por el Régimen de la Revolución, fueron relevados por las universidades privadas (especialmente el ITAM) y la imposición del modelo neoliberal; es decir, el adelgazamiento del Estado, la privatización de las empresas públicas como Teléfonos de México (que hoy es Telmex), Canal Trece (que hoy es Televisión Azteca), las carreteras y los ingenios.

Los egresados de las universidades privadas fueron preferidos en las contrataciones que hicieron las instituciones públicas por encima de los egresados de las instituciones de educación pública. Así sucedió con Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo (1994-2000) egresado del Instituto Politécnico Nacional, Vicente Fox (2000-2006) egresado de la Universidad Iberoamericana, Felipe Calderón (2006-2012) egresado de la Escuela Libre de Derecho y Enrique Peña Nieto (2012-2018) egresado de la Universidad Panamericana.

Se ve a leguas que López Obrador no está familiarizado con el trabajo que se hace en la UNAM: desde los años ochenta, en el área de humanidades se analizó, discutió y cuestionó al modelo neoliberal. Allí están los innumerables libros y ensayos en revistas especializadas para comprobarlo.

Uno hubiera pensado que al ascender a la presidencia de la república un egresado de la UNAM, traería consigo un programa de largo aliento para sustituir al neoliberalismo; pero oh decepción, López Obrador no trae nada en las alforjas; es pura demagogia. Incluso diría más: hay una contradicción entre lo que dice y lo que hace: en realidad AMLO sigue aplicando el modelo neoliberal. Y ahora viene a buscar camorra con la UNAM.

No es la primera vez que le hace daño a alguien que le fue cercano.

Mail: jfsantillan@tec.mx

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