Opinión

Marcelo y Monreal, dos cabos sueltos

La novedad en el juego de las corcholatas 2024 es que Adán Augusto López rebasó a Marcelo Ebrard y se acerca a Claudia Sheinbaum.

La jefa de Gobierno de la CDMX tiene ventaja, es cierto, pero todavía faltan doce meses para declararse ganadora. En las encuestas el canciller sigue en segundo lugar muy cerca de Claudia, pero en la encuesta que se hace en Palacio Nacional está claro que Marcelo está lejos del fogón. El presidente casi no lo busca y entonces el canciller se ha auto recetado misiones internacionales extravagantes, por decirles de alguna manera, para seguir haciendo algo de ruido y no perder su lugar en los medios.

En los pasillos de Palacio se asegura que Marcelo se entera en la prensa de muchas de decisiones del gobierno mexicano en materia de política exterior, como nombramiento de cónsules y embajadores, invitados internacionales a los eventos y otras también importantes dentro de la relación bilateral con Estados Unidos.

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En contraste, Adán Augusto y el presidente hablan todos los días, deciden estrategias y formas de instrumentarlas. A cada rato el secretario de Gobernación se reporta con su jefe y muchas veces le lleva buenas noticias lo que es algo inusual tratándose de secretarios de Estado. Es un integrante del gabinete que le ayuda al presidente, no uno que necesita que el presidente lo ayude. Se tratan, por cierto, ¡de “hermanos!, lo que no puede dejarse pasar. AMLO ha mostrado abiertamente su preferencia por Claudia, que es más una hija política que su hermana, pero sabe que si algo pasa ahí está Adán Augusto y el Grupo Tabasco, integrado por lobos priistas que hoy tienen una piel de oveja que no logra ocultar que son gente de cuidado.

Claudia es fuerte porque la mayoría de los gobernadores de Morena, en particular las mujeres gobernadoras, están formadas en su ventanilla, y además es la única corcholata con fuerza real dentro del partido a partir de su asociación política con Bertha Luján, la mamá de Luisa María Alcalde, y por haber logrado algo de lo que se habla poco, que Mario Delgado tome distancia de Ebrard para acercarse a ella. Delgado sabe por dónde soplan los vientos y por eso prefiere estar cerca de Claudia para entrar, llegado el m omento, en la terna para gobernador a la CDMX que es su meta intermedia para después tirarle más alto.

De acuerdo a este escenario le quedan a Morena para el futuro dos cabos sueltos. Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal. Dos políticos de ligas mayores que saben que el destape de Claudia o llegado el caso de Adán Augusto supondrá el final de sus carreras. ¿Van a entregar la plaza sin pelear? Ya no volverán a tener otra oportunidad de competir por la Presidencia. Para ellos es ahora o nunca, y precisamente por eso serán dos obstáculos colosales para el gobierno para los siguientes meses. Ambos pueden ser candidatos de partidos diferentes a Morena o conformar una peculiar alianza para poder derrotar a Claudia o a los tabasqueños. Suena una misión imposible, y lo es, pero ninguno de ellos tiene nada qué perder.

Sus carreras llegaron a un punto en el que el siguiente paso es luchar por la presidencia o morir (políticamente) en el intento. Ebrard tendría un retiro internacional y Monreal en la vida académica pero ya muy lejos del epicentro de la toma de decisiones. De manera que para el presidente y su grupo compacto hay dos tareas: destapar a la corcholata preferida, y amarrar los cabos sueltos.

Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal

Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal

Cuartoscuro