Opinión

Mexicana: ¿final (in) feliz?

La propuesta que el gobierno federal le hiciera a los trabajadores de Mexicana de Aviación -quienes llevan más de 12 años esperando una solución a la puesta en tierra de la aerolínea- cayó como un purgante para quien tiene gastritis. No ayuda, complica y acaba con todo.

Avión de Mexicana de Aviación

Avión de Mexicana de Aviación

Cuartoscuro

Después de 4,512 días de espera angustiosa, de los 8,650 trabajadores de Mexicana, algunos ya no están en este mundo y quienes siguen adelante esperaban que este gobierno hiciera honor a su palabra de ayudar a que la aerolínea volviera a volar, y esto se supone que sucederá, pero no de la manera como estaba previsto. No sin ellos, no sin los trabajadores que fueron el alma de Mexicana.

La valuación de la marca y de los otros activos que se encuentran aún en la masa concursal y que mandó hacer este gobierno, es de 733.3 millones de pesos, equivalentes a 37.6 millones de dólares. Muy poco si se considera que los fideicomisos que fondearon los trabajadores con sus ahorros para el retiro tenían cuando menos 8 veces esa cantidad, ya no hablemos lo que llegó a significar la marca Mexicana de Aviación que todavía en 2015 valía 135 millones de dólares y en 2017 aun depreciada, alcanzaba 75 millones de dólares. Hoy, la marca sola ha sido valorada en 20.8 millones de dólares (407.4 millones de pesos), de acuerdo con los criterios del Instituto Nacional de Avalúos de Bienes Nacionales, que es la institución que le marca al gobierno el precio en el que debe cotizar los bienes que son o serán públicos.

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Si comparamos cuánto representa esto para quien ha esperado por resarcir sus fondos de jubilación, estaríamos hablando de menos de una décima parte. Pero, 12 años y 4 meses después, ya agotados y con cada día menos esperanzas, ya no digamos que la empresa vuele sino de que se logre recuperar algo de aquellos fondos, hay quienes consideran que “de lo perdido lo que aparezca”. Es entendible. Pero sin duda, es triste.

De prosperar este ofrecimiento, tendrían que allanarse muchos procedimientos del Concurso Mercantil, tomar estado la declaratoria de quiebra que se hizo hace ya varios años y proceder a la liquidación, lo que supone que Mexicana de Aviación, esa empresa que fue orgullo de sus trabajadores -los que no tenían puesta la camiseta sino la tienen aún tatuada en el alma-, no volverá a surcar los cielos mexicanos.

Tendremos, quizás, una empresa que se le parezca y a la que nadie sabe cómo se podrá decir que pertenece a la aviación civil con pilotos militares en servicio. ¿Con qué aeronaves, con qué rutas, con qué directivos, con qué códigos y alcances? Nadie lo sabe aún.

Queda pendiente también la anhelada justicia: ver castigados a quienes perpetraron un fraude maquinado y se quedaron con el dinero de los ahorros de toda la vida de quienes trabajaron para la Primera Línea Aérea de Latinoamérica. Mucho dolor, mucha rabia, mucha nostalgia se queda atrás. Ojalá que el sacrificio valga la pena.

Lo oí en 123.45: Y hoy más que nunca: se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables y resarcirle a los trabajadores su patrimonio. E-mail: raviles0829@gmail.com