Opinión

La oposición frentista sigue sin entender

No se trata de si es un fenómeno que vino a devolver la esperanza a quienes no congenian con el gobierno y su partido. Tampoco es cuestión de señalar que su irrupción en la escena golpeó a López Obrador y su partido en el centro de su estrategia, obligándolos a ajustarla. La política electoral, particularmente la que se hace desde la oposición, es mucho más compleja que la simple asignación de adjetivos. Quizá desde la pasión de quienes creyeron que la candidatura de Xóchitl era la mejor opción para derrotar a Morena, el efecto de espejismo que hace ver cosas donde no las hay, es natural. Sin embargo, si queremos hacer un análisis más profundo – e incluso si quienes simpatizan con la postulación de Gálvez pretenden aumentar sus posibilidades de triunfo – es necesario partir de la fría objetividad y no de la subjetividad apasionada.

Hace poco más de cuatro meses, una vez concluidos los procesos electorales en Coahuila y el Estado de México, el PAN, el PRI y el PRD anunciaron la conformación del Frente Amplio por México como el espacio para la construcción de las candidaturas que habrán de competir en 2024. Más como respuesta a lo orquestado desde Palacio Nacional que como una iniciativa original, el Frente adelantó la definición de su candidatura presidencial sin contar con una estrategia electoral clara y sin haber iniciado la elaboración de un proyecto alternativo de gobierno. En aquel momento, incluso, el Frente no tenía la menor claridad sobre quién podría convertirse en quien lo abanderara y representara en el proceso electoral. Fue entonces que, tras tocar la puerta de Palacio Nacional y no recibir respuesta, así como después de haber deshojado una flor en alguno de los cerros de Tepatepec, surgió Xóchitl como la encarnación del milagro opositor.

En ese momento, con el proceso interno del Frente por iniciar, Xóchitl no tuvo mayor problema en remontar en las preferencias a sus principales competidores: Beatriz Paredes, Santiago Creel, Lilly Téllez y Enrique de la Madrid. Uno a uno, fue superando a cada uno de sus adversarios y poco a poco se colocó como la candidata favorita de la oposición frentista. La narrativa de movilidad social, de sencillez en el hablar, de irreverencia frente al poder, de superación personal, se colocó como el centro de una oferta electoral que parecía revolucionar el ambiente político electoral. Al final, sin siquiera llegar a una consulta que se había señalado como ciudadana, Xóchitl fue encumbrada como la candidata de esa parte de la oposición. El domingo 3 de septiembre asumió su responsabilidad frente a algunos miles de sus simpatizantes en pleno Paseo de la Reforma. Hoy, a casi dos meses de aquel acto, Xóchitl y el Frente siguen en el mismo lugar en el que iniciaron este periplo que, hasta el momento, pareciera tener más contras que pros.

La senadora Xóchitl Gálvez acudió al registro a la candidatura a la presidencia por el Frente Amplio por México

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Cuartoscuro

Estamos a prácticamente siete meses de la elección y el Frente Amplio por México y su candidata están estancados en el mismo sitio que hace cuatro meses. Un PAN que perdió su identidad por tratar de mimetizarse de forma artificial. Un PRI que competirá sin candidato propio pero que arrastrará su desprestigio. Un PRD que busca sobrevivir a como dé lugar, incluso desde la ignominia de la intrascendencia. Una Xóchitl que no termina de saber si es la historia de una niña que vendía gelatinas para mantenerse, de una emprendedora que supo transformarse en empresaria o de una política claridosa sin pelos en la lengua.

Las últimas encuestas de Buendía & Márquez y del Financiero muestran que, si las elecciones fueran hoy, Sheinbaum y Morena arrasarían al Frente y a Xóchitl. Ante esto, los partidos frentistas, su candidata, sus estrategias y hasta sus simpatizantes, parecen no inmutarse y han decidido hacer lo más sencillo: descalificar los números que les son adversos, sin entender que carecen de una propuesta de país, no emocionan al grueso del electorado y no comprenden las causas por las que la mayoría de la ciudadanía los rechaza. No han entendido que la elección se gana con votos y no con una sonrisa frente a la adversidad y mucho menos con una indiferencia petulante. Es momento de que hagan un alto en el camino y reflexionen. El destino del país está en juego.

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Profesor de la UNAM y consultor político

Twitter: @JoaquinNarro

Correo electrónico: joaquin.narro@gmail.com