Opinión

Se optó por la violencia, y luego nos extrañamos

Animalidades

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Y así como para tal determinación se omitió por completo el tema del maltrato animal, máxime para una ciudad como la capital mexicana cuya flamante Constitución ampara a toda criatura de no ser violentada en su integridad con fundamento en su sintiencia, hay también senadores que lejos de dar pasos firmes y contundentes en esta materia, para la ocasión que referiré están yéndose tramposamente en contrario al intentar meter una alevosa y timadora medida que, además, va totalmente en contra del principio de progresividad que en toda ley o reforma de ley debe prevalecer. Me refiero, sí, al buen camino que llevaba la iniciativa de reformas y adiciones al artículo 60 Bis de la Ley General de Vida Silvestre, por cuanto se prohibirían dos puntos básicos. El primero, la prohibición para llevar a cabo espectáculos fijos (ya están prohibidos los itinerantes) con mamíferos marinos, terminando de esa forma con el triste y decadente circo delfinero y, el segundo, con la prohibición de “realizar la reproducción de ejemplares de mamíferos marinos bajo manejo intensivo cuya finalidad no sea la reintroducción, la repoblación o la traslocación”, aunque en lo personal percibo un poco de ambigüedad en el texto y asimismo dejaría fuera eso de la “traslocación”, pero, resulta que antes de lo anterior y con una aparentemente mínima derivación de enorme riesgo se dispondría un significativo y doloroso paso hacia atrás; desde luego de pasar con la venia de la mayoría del Pleno este disimulado intento por reabrir la captura de tan maravillosos y sensibles animales, prohibida tajantemente desde el año 2002. Es simuladamente mínima la disposición, insisto, pero tremendamente riesgosa en su real significado; de ahí que se considere de muy alta preocupación su aprobación a la ligera, partiendo más que nada de que posiblemente a su lectura no la noten en su exacta dimensión los senadores, ocupados como andan actualmente en sus muy particulares intereses personales para repetir el cargo o ir hacia otro hueso, pero fíjenseme bien los queridos lectores, lectoras, lo que implicaría sustancialmente su aprobación. Actualmente el artículo en comento determina que “Ningún ejemplar de mamífero marino, cualquiera que sea la especie podrá́ ser sujeto de aprovechamiento extractivo, ya sea de subsistencia o comercial, con excepción de la captura que tenga por objeto la investigación científica y la educación superior de instituciones acreditadas”, más de pasar el proyecto como se intenta, quedaría de la siguiente forma: “Ningún ejemplar de mamífero marino, cualquiera que sea la especie podrá́ ser sujeto de aprovechamiento extractivo, ya sea de subsistencia o comercial, con excepción de la captura que tenga por objeto la investigación científica o con propósitos de enseñanza, para su conservación y preservación”, lo que, obvio, daría lugar a capturas abiertas a cualquier nivel de enseñanza y sabemos bien a lo que se prestaría. Este señalamiento, sépase, ha sido expresado en una carta dirigida al Senado por poco más de una veintena de organizaciones de la sociedad civil -locales y del extranjero- buscando que los legisladores entiendan en tiempo y forma lo grave de tan retrógrada disposición. Ojala haya reacción inmediata. Y ya para no dejar fuera…

Téngase bien presente por parte de las autoridades competentes (alcaldía correspondiente, AgAtAn, Paot y Brigada de Vigilancia Animal-SSC), que ya están llegando los peregrinos que anualmente abarrotan la Basílica de Guadalupe, a la que muchos llegan acompañados de sus fieles perros que los vienen siguiendo desde sus diversos lugares de origen, quedando olvidados cuando lo que sentían como su familia humana parte de CDMX en autobuses y sin ellos. Se trata de uno de los abandonos más numerosos y crueles que hay, sin duda, y momento que se ha venido recargando casi solamente en la sociedad civil.

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