Opinión

Pasión y cordura

Después de la elección presidencial, en la que parece estar bien encarrilado, la prioridad del Movimiento de Regeneración Nacional es conservar el poder en la CDMX, bastión histórico de la izquierda desde hace un cuarto de siglo.

La elección del 2021 dejó en claro, sin embargo, que nadie tiene los triunfos escriturados y por eso la dirigencia de Morena en la capital tiene que trabajar horas extra. Su primer objetivo es que los aspirantes y sus equipos no se salten las trancas y la intensidad de la contienda no genere rupturas.

A Sebastián Ramírez, dirigente de Morena-CDMX, se le juntó la chamba. Todos los días encara nuevos desafíos. Sebastián se mueve para mantener la unidad y evitar que las pasiones se desborden, porque la unidad es fundamental y suele hacer la diferencia. Hay que equilibrar pasión y cordura. Lo está logrando.

Sebastián Ramírez Mendoza, presidente CEE Morena

Sebastián Ramírez Mendoza, presidente CEE Morena

Cuartoscuro

Ramírez trabajó con buenos resultados en el Palacio del Ayuntamiento como vocero del gobierno capitalino y de ahí saltó a la dirigencia del partido en la ciudad capital.

Transición estable

El secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, emitió una importante declaración política: prometió una transición ordenada y estable en el 2024, para recibir a la nueva administración federal.

El próximo gobierno encontrará finanzas públicas sanas, aseguró el titular de Hacienda que así augura un aterrizaje sin turbulencias del próximo gobierno.

La declaración es doblemente importante porque sale al paso de la controversia suscitada por el incremento en el déficit fiscal. El secretario previó un crecimiento de 3 por ciento por lo que puede afirmarse que el siguiente gobierno recibirá una economía en crecimiento.

Tener estabilidad macroeconómica es la demanda básica de la comunidad empresarial para emprender proyectos de inversión que generan empleos formales y abaten la pobreza y la desigualdad social que es una meta compartida.

Ramírez Marín es Verde

Desde que el senador Ramírez Marín posó al lado de los senadores de la 4T en una foto con motivo de la visita de Claudia Sheinbaum a la Cámara Alta, quedó enviado el mensaje de que pronto cambiaría de camiseta.

Finalmente lo hizo, pero no se fue a Morena, sino al Verde, que forma parte de la alianza gubernamental.

La dirigencia nacional del PRI lo dejó pasar, no buscó un acercamiento, porque en realidad la suerte de lo que queda del tricolor en el Senado les tiene sin cuidado. Los priistas en el Senado son pocos, pero sectarios.

Ramírez Marín es un político experimentado que domina como pocos el oficio. Se dice que a través del Verde buscará la candidatura para ser gobernador del estado de Yucatán todavía panista. Si aparece en la boleta será muy complicado vencerle.

¿Quién tiene la última palabra?

Persiste la intención de resolver el caso Ayotzinapa imponiendo una determinada narrativa. Que los expertos en contar historias tomen el lugar de los agentes de investigación.

El gobierno ya presentó su narrativa a los familiares de los normalistas desaparecidos, quienes la encontraron muy parecida a la Verdad Histórica del sexenio pasado y, claro, la rechazaron.

Esta mañana se presenta esa narrativa a los medios, para ver si tiene mejor suerte y es aceptada por los ciudadanos.

El núcleo del diferendo es la información que falta y quién la tiene. El gobierno sostiene que el Ejército ya dio toda la información en su poder. Los padres de los normalistas dicen que hay más información y que está en los archivos del instituto armado.

El caso es un nudo gordiano. Solo puede desatarse si hay información nueva, que tal vez exista en Chicago, con los chats de los jefes de los Guerreros Unidos, por lo que el Tío Sam podría tener la última palabra.

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